sábado, 15 de febrero de 2020

Ocurrió


ESTAMPA CAUDETANA.
OCURRIÓ.

No tengo ilustración que comentar o que ilumine el escrito.
OCURRIÓ así:
Por la tarde de ayer recibimos en casa una visita. Un grupo de señoras se había enterado de que el Párroco, el P. Luis Torres Pérez, estaba de cumpleaños. La cuadrícula del mes había reventado en albricias y, con tal motivo, se acercaron hasta el convento de San José (El Carmen) para Felicitarle y de paso traerle unos presentes. Unos presentes que no solo iban a Causar la alegría del homenajeado, sino también de aquellos con quienes condivide en su existencia, el resto de los frailes de la comunidad.
La visita se prolongó en alegre charla de modo que vino a ocupar el lugar, el tiempo, que dedico a mi paseo previo a la celebración de la liturgia eucarística en Santa Catalina. Y, como no pude hacerlo antes, decidí hacerlo después.
Y pensado y hecho. Bajé por el Callejón de las Campanas para llegarme hasta la Glorieta de la Cruz y desde allí volver al centro, a casa, por la Avda. del Atleta Antonio Amorós.
Al llegar al banco situado frente al Chalet de Rafael y de Elisa, tuvo lugar, OCURRIÓ:
Seis muchachotes formaban grupo en torno al banco, tres sentados en el respaldo y los otros tres de pie. Según me iba acercando se hacía más perceptibles su animada conversación. Otros tantos, uno de ellos, una muchacha, departían animadamente junto a la pared de lo que en tiempos pasados cerrara uno de los jardines más bonitos, con su pérgola y todo, de la Real Villa de Caudete,  («siempre estaba lleno de rosas y flores», me dirá Josefina, la hija de El Rojo (RIP), hoy disfrutando de  la octava década de su vida en Orihuela, en el convento donde se conservan las reliquias de la venerable Madre Elisea, aquella novicia que profesó aquí en Caudete, en la iglesia de El Carmen del convento de San José, el 6 de marzo de 1891 y que, con otras seis jóvenes y decididas mujeres, dio comienzo, puso en pie, a la Institución de LAS HERMANAS DE LA VIRGEN MARÍA DEL MONTE CARMELO).
Sí, allí donde durante mucho tiempo vivió aquella jabalina, PEPA PIG, que más que puerca parecía un gran cilindro de tocino al que alegraban la vida con sus chucherías todos los que por allí pasaban, principalmente los alumnos del IES y del colegio de las Hermanas del Amor de Dios que abren sus puertas, Avda. de la Virgen abajo, antes de llegar a la Glorieta de la Cruz.
Pues, sí, OCURRIÓ. Cuando pasaba entre los dos grupos Avda. de la Virgen abajo, uno de los que estaba sentado en el respaldo del banco con sus pies en el asiento, decía con el tono de voz de gente joven que está de juerga:

«HOY ME SIENTO GORDO» ¡sic!

Al oírle, me paré y, vuelto hacia ellos, le dije al chavalote:

«¡NO MÁS QUE YO!»

Una bomba fétida no hubiera causado lo que produjo mi manifestación. Los cinco se retorcían a risotada limpia, mientras que su colega, en lo alto del respaldo, se había quedado «de una pieza».  Mis muchos kilos sobre los huesos, (él era un tipazo de muchacho y, además, joven y, por lo que aprecié, sin un gramo de tejido adiposo de sobra) y la inesperada irrupción en la conversación hizo de detonante. El grupo frontero con el muro de Villa Isabel, no se enteró y sus rostros, ante las manifestaciones hilarantes de sus colegas, permanecían perplejos con un rictus que más que otra cosa, parecía una interrogación.
Allí se quedaron aquellos jóvenes charrando a voces mientras yo enfilaba Avenida abajo. Llegué a oír que uno decía:

¡«ES EL CURA»!

Y, volviéndome, le espeté:

«Cura, no. CURADO, mientras que a vosotros, en cambio, os queda mucho para MADURAR».

Y que no estaban maduros me lo probaron después, puesto que, para reafirmar su hombría, echaban por su boca palabras de gran calibre que no me explico cómo cabían en ella, de esas que llamamos blasfemias. Esas, que para pronunciarlas tienen que subirse a todo lo alto para hacer, no te digo qué, encima de Dios.
¡Unos imberbes insultando a Dios!
Seguro que no son conscientes de lo que decían sino que lo decían para manifestar a los coleguillas que, ellos, eran «unos tíos con pelo en pecho» y para demostrarlo proferían blasfemias.

Tal como OCURRIÓ te lo he contado. ¡Una verdadera pena!

Recibe mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
15.2.2020. Sábado.
P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.

3 comentarios:

  1. Muy buenos días, P. Alfonso su saludo de hoy ha empezado con una sonrisa en mis labios, con esa alegría de la felicitación al P. Luís, de esas señoras que endulzaron y alegraron la tarde. Pero mira por donde al final de la misma se la amargaron esos jovenzuelos, con esas palabras tan hirientes, es una pena que esa reacción pueda herir y ellos creerse que así son más valientes. Que tenga un feliz fin de semana.

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  2. Mis felicitaciones para el P.Luis ,por su cumpleaños,bien por esas señoras,pues les endulzaron la tarde.Esta bien celebrar estás cosas.Lo de los jóvenes,eso no me gustó nada,pero está así parte de la juventud y es esta sociedad del "todo vale" la culpable,pienso yo,.En fin tendremos paciencia .Que tenga un buen día P.Alfonso.

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  3. Poco....ningún respeto....Siento muchísimo esa falta de respeto...Ante un sacerdote...y más ante Dios....
    Confío en no estár para ver su futuro.....
    Con muchísimo respeto....Un excelente día mariano,Padre.

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