viernes, 28 de agosto de 2020

La Monica

ESTAMPA CAUDETANA.

LA MONICA. 

 

 Foto.(Año1955. Niños de Primera Comunión con sus catequistas y el sacerdote en la puerta de San Francisco)


El miércoles me pasé  por casa de Manolo Serrano Ballester para echar una "charradita". Me ilustró acerca del avatar de su vida y de sus recuerdos, algunos, fijados en fotografías en blanco y negro como la que abre este escrito.  Después de señalarme quién era él, me hizo caer en el detalla de LA MONICA.
Don Francisco Albalat Navajas, el conde de San Carlos, prócer de este pueblo, mecenas que llevó a cabo, a caballo de dos siglos el XIX y el XX, una magna obra en la Real Villa de Caudete con un doble fin.
La obra:
fue el levantamiento de un barrio nuevo, el barrio de San Francisco, edificado al otro lado de la carretera de Valencia. Los fines:
El primero:
dar ocupación a la mano de obra que había quedado caída a lo largo del cuerpo de tantos y tantos hombres y también mujeres de esta villa a causa de los problemas sobrevenidos con la finalización de la época colonial española y también por las enfermedades qué hicieron estrago en labrantío del predio caudetano.
El segundo:
dar cobijo, en las casas construidas, a muchos ciudadanos, de bajo o nulo poder adquisitivo, a cambio de un alquiler muy reducido.
don Francisco había casado en Francia en primeras nupcias con la Condesa de Foix, Hélène de Seimur. Tras enviudar (los restos de su esposa reposan en un mausoleo en la nave izquierda de la parroquia de San Francisco) él, el hombre, se vio sólo  y, en su interior tomaba cuerpo aquella afirmación bíblica: "no es bueno que el hombre esté solo" (Gn. 2, 18). Por ello pidió en matrimonio a  Dolores. Dolores venía ejerciendo de gobernanta del palacete "El Paso", residencia de Don Francisco, a lo que, ella, puso reparos por "el qué dirán" de la gente. Todavía se deja oír por ahí la respuesta que le dio el Conde de San Carlos:
"El primer día será objeto del cuchicheo de la gente, el segundo el rumor irá en aumento, el tercero, ya será un clamor en toda la Villa, el cuarto, bajará el tono, el quinto volverá a ser un cuchicheo, el sexto, se hará imperceptible y el séptimo quedará olvidado para siempre y para que lo veas, le dijo a su amada ama de llaves,
- Dolores, voy a hacer algo que probará lo que te digo. Y, ni corto ni perezoso ordenó cargar un carro con estiércol putrefacto y mandó a sus empleados a pasearle por las calles del pueblo. Y, ante tal hecho, la gente empezó a hablar haciéndose preguntas, las protestas fueron subiendo de tono, hasta que el vecindario se acostumbró a ver y a oler los malsanos efluvios que emanaba el estiércol pútrido hasta quedar la cosa en algo natural, como propio, y ya nadie hablaba ni del carro, ni del estiércol, ni de los olores fétidos, ni de Don Paco Albalat Navajas,  que había mandado pasear todos los días, por las calles del pueblo, el carro repleto de estiércol"
Dolores, que, con toda seguridad, no vería nada mal la proposición del señor del palacio, pero que se encontraba constreñida por "el qué dirán" de la gente del pueblo, viendo cómo se había cumplido la predicción de su pretendiente, accedió y Don Paco volvió por sus fueros, se casó por segunda vez.
Esta mujer era muy religiosa y, en la medida de sus posibilidades, siguió el proceder del marido que pronto la vistió de negro riguroso porque en 1916 una tonta pulmonía pescada cuando, tirando de hombría caudetana (¡Aquí estoy yo!), se metió vestido en una acequia para solucionar un problema. Aquella pulmonía se le llevó con los pies por delante, pocos días después.
Una de las cosas sencillas, pero grandiosa, me decía el otro día Manuel Serrano Ballester cuando me acerqué a su casa para pasar un rato con él, era obsequiar con una mona pequeñica, a su vista, yo diría que de juguete (la ves en la fotografía en la mano de cada niño) a cada niño que se preparaba para la Primera Comunión, al finalizar la misa del domingo. Era todo un acontecimiento social y religioso a la vez, porque ambos estaban unidos.
Daría verdadero placer ver la carita de aquellos ñacos con su monica en la mano.

- Pues, sí, esa fotografía es, para Manolo un hito en el que ata él sus recuerdos que, cuando observa la imagen, adquieren realidad tiempos pasados y, en ellos, personas y hechos . Con cuánta fruición me hablaba de este, de aquel, de aquella, del que luego se fue cura y anda ahora en la capital tras haber pasado un tiempo de misionero en África o de aquel otro que en tiempos de aprieto le proveyó de un medio de movilidad... de Dolores, la viuda de Don Paco Albalat y su bondad que alegraba el domingo de aquella chiquillería con una sencillica MONICA. 
-
- Cuando el sol ya estaba diciendo adiós al predio caudetano, salía yo de la casa de Manolo. Allí quedaba él rumiando sus recuerdos, mientras devolvía al sobre, dónde se esconden tantos recuerdos, las fotografías que vienen a ser como verdaderos capítulos de su vida.
Recibe mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
28.8.2020. Viernes. (C.1002)

P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.

 

2 comentarios:

  1. Muy buenos días, P. Alfonso, con la foto y su explicación de hoy , me atraído recuerdos de mi niñez, yo también participe de esa monica que parece que me ha llegado hasta el sabor , porque entonces no podíamos solo las comíamos en Pascuas , recuerdo que por asistir a la catequesis nos daban una asistencia que era un cartoncito con el cuño de San Francisco, creo que tengo uno por algún cajón , si lo encuentro se lo haré llegar.Que tenga un buen día.

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  2. Para mí son recuerdos que guardo con cariño y a los que no he renunciado.

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