miércoles, 28 de octubre de 2020

Ayer pasé La Almarcha

ESTAMPA CAUDETANA

AYER PASÉ LA ALMARCHA

Ayer por la tarde venía yo correteando por la amplia Mancha, por donde los cascos del Rocinante, la "flamante" montura de Don Quijote, y, también, las del Rucio que cargaba sobre las albardas al naturalote de Sancho. Yo no volvía a casa a grupas de un soberbio alazán, sino que me dejaba traer por un montón de caballos que tiraban, al alimón, de un citroën Picaso.

Al igual que los kilómetros se iban quedando atrás, los minutos se iban yendo,  descolgándose del reloj. El sol se caía  por el occidente de la Autonomía Castellano-Manchega, por allí donde mi pueblo de Oropesa y su área de influencia, allí, lo llamamos la Campana de Oropesa. Las dieciocho horas también se habían quedado atrás de la mano del tiempo, cuando un cartel en el camino me avisaba de que estábamos a punto de llegar a La Almarcha. Sin perder ojo de la carretera, tampoco le perdía de los campos y tierras  de su entorno, casi todas ponían guapa a la zona suavemente ondulada y, digo casi, porque un par de tractores subían y bajaban por aquellas lomas poniendo a tono otras tantas tierras, dejándolas preparadas para recibir las aguas que las humedecieran para recibir, luego, la sementera en sus entrañas, de las que sacarán, las gentes del lugar para guardarlas en cuatro o seis grandes depósitos, graneros metálicos, levantados fuera de la población, una pingüe cosecha de cereal.

Desde distintos lugares se elevaban a los cielos unas columnas de humo clarito que convertían en ceniza, excelente abono, los restos que me hablaban de rastrojos de trigales que fueron pintando el terreno con los distintos colores que traían consigo las distintas estaciones hasta que, a principio del verano, se les metió la hoz y el hocino o, más bien las máquinas segadoras.
Saliendo del pueblo, una línea de altos chopos, de hojas temblonas, vestidas de verde desvaído, tirando a amarillo, me decían desde sus cúspides que, a sus pies discurría un refrescante riachuelo.

En el altozano en el que se "desparrama" el pueblo se eleva, toda lozana, la iglesia del lugar , sobre todo, su torre limpia, sin pátina depositada por el tiempo, toda nueva, toda restaurada, desde los cimientos hasta todo lo alto donde, en sus ventanas, se veían las campanas. Por la rendija de la ventana del conductor, que llevaba abierta un tanto, se colaba, con nitidez, su tañido. Llamaban a saludar a la MADRE DE DIOS con el rezo del Ángelus en la atardecida.
Al cielo lo estaba pintando el sol, en su caída, con los últimos rayos, como si fueran pinceles, con unos colores inigualables como solo son capaces de copiar, solo de lejos, los grandes acuarelistas, como Rafael REQUENA.
Por su parte, la luna que anda poniendo guapísima, como si fuera una madre, andaba tendiendo sobre La ALMARCHA Y SUS CAMPOS la manta para que pasaran calentitos la noche que se aventuraba fresca por lo que me estaba indicando el termómetro y es que el "ris" que pega en la Mancha se deja sentir si no estás a cubierto.
Ese camino que hacía yo ayer y que hicieran, hace ya unos cuanto siglos El Ingenioso Hidalgo de La Mancha y el bueno de Sancho, también lo hizo muchas veces el caudetano, profesor de Arte, Rafael REQUENA y, en una de ellas, en pleno invierno, se vio sorprendido por una generosa nevada en las tierras de Cuenca, partidas por la autovía de levante y, lejos de arredrarse, paró el coche, se puso una parca, sacó su libreta de apuntes, porque era impensable que montara el bastidor y sobre él el papel de 56 x 76 con las temperaturas que se trae la nieve consigo, y, enseguida, dejó fijados los distintos elementos que, con posterioridad, quedarían vestidos en el ambiente acogedor de su estudio donde el frío no iba a aterír la sensibilidad de sus dedos. Aquella acuarela, que pintara en el invierno de 1997- luce primorosa en el Museo de Albacete, capital.
Para el caso de que no puedas ir a contemplarla "in situ", yo te la sirvo del CATÁLOGO del
Homenaje a Rafael Requena, Caudete  2004-Albacete 2004- en su página 93.

Y, además, me sirve para enviarte mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
28.10.2020. Miércoles. (C 1064)

P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario