jueves, 26 de noviembre de 2020

Fiesta en la Parroquia

ESTAMPA CAUDETANA.
FIESTA EN LA PARROQUIA.


(Delante de los símbolos, la rueda con cuchillas y la palma,  del martirio de la virgen SANTA CATALINA, titular de la parroquia, un precioso  centró floral que le fue ofrendado para ornamentar el altar durante el triduo y fiesta de la Santa)

Cuando entré en a Plaza de la Iglesia, a través de los arcos de la Lonja, un fuerte tufo a pólvora quemada me dió de lleno.
Los del Gremio de Campaneros alternaban el volteo de las campanas con cohetería. Por encima del tejado de Lasala se veía una luminaria de luces en la vertical de la plaza y una nube de humo ponía una mancha blanquecina sobre la oscuridad de la noche. Desde lo alto de la torre, cuando los badajos dejaban de sacarle sus tañidos a las campanas, salían  por las ventanas los cohetes buscando la altura para, al explotar, romper la oscuridad y ensuciar un poquito el cielo.
Se notaba que era, ayer, el día de LA FIESTA DE SANTA CATALINA, VIRGEN Y MÁRTIR, titular de la Parroquia y "Patrona del Gremio de Campaneros", me decía una caudetana, mientras asistíamos al estallido de las bombas de artificio.
Desde 1318 se viene celebrando la Fiesta según se deduce de un trabajo de investigación realizado por una profesora de la Universidad de Murcia que, al estudiar las influencias mozárabes, pone como ejemplo el testamento de una toledana, Inés Rodríguez, de ascendencia judía, muy rica, terrateniente, con posesiones en muchos lugares, con multitud de bienes muebles (dineros, joyas, enseres...) e inmuebles.

  Para entonces, ya hacía cien años que las fuerzas cristianas, al mando de Jaime I de Aragón, habían empujado a los moros, hacia el sur. Es ahora cuando el Señor de Caudete, Juan García, consiguió que aquel predio, donde él ponía orden, fuera reconocido como PUEBLO por "la Carta de Puebla". Al parecer, las arcas de aquel Señor, estaban repletas de telarañas. No sé cómo se diría entonces, ahora, el dicho popular afirmaría que "dió un buen braguetazo". Y es que contrajo nupcias con la señora del testamento, viuda, oriunda de Toledo, que, al parecer, disponía de tantos maravedíes y doblones de oro que fueron, más que suficientes, como para llenar aquellas arcas exangües. 

 No se sabe cómo llegó a conocer a mi paisana, Inés Rodríguez, no se sabe si se debió a que ella era propietaria de tierras fronteras con el ámbito de influencia de aquel señor de Caudete (he oído decir que Bogarra y los Alhorines eran suyos y que al no tener descendencia propia, pasaría, por herencia, a una hija de los seis hijos que su marido aportó al matrimonio) o, acaso,  fueron presentados en alguna fiesta de las que, más tarde, nos dará noticias, Don Miguel de Cervantes, en su Don Quijote de la Macha.  El caso es que dos viudos reorganizaron su estado volviendo a contrae nupcias. 

Yo no conozco los entresijos de la Historia de La Villa caudetana, sí que tengo algún retazo acerca del trabajo de la profesora murciana, pero, historiadores sí que hay en la Real Villa de Caudete que, muy bien, pueden arrojar luz sobre el hecho al que me estoy refiriendo.
Ella, en su testamento, dejó bien clarito que era su deseo que la imagen de SANTA CATALINA DE ALEJANDRÍA, VIRGEN Y MÁRTIR, de la que era muy devota, y que sería de su propiedad, fuera trasladada, desde su tierra toledana hasta Caudete, el pueblo de su esposo. Deseo que se ¿cumplió? el año 1318.  

Es, pues, factible presumir que, desde esa fecha, goza, esta joven Virgen Mártir, de la Titularidad de la parroquia primigenia del pueblo de Caudete, donde sería entronizada, en la iglesia que se levantara sobre el lugar donde, en tiempos de dominio de los moros, existiría una mezquita, y que, con posterioridad, vendría a ocupar su lugar, la iglesia actual que vio terminada su torre cuando finalizaba el siglo XV (1494), poco después de que un marino español, llamado Cristóbal Colón, descubriera y tomara posesión, para la corona de España, unas tierras nuevas, allende el océano.

Cuando los esbirros del emperador Majencio cumplieron la orden de cercenar la cabeza a aquella mujer excelente, culta y de fe inquebrantable, CATALINA DE ALEJANDRÍA, de solo 18 añicos, se presentaron unos ángeles del Señor, dice la tradición, y se llevaron los restos mortales de la Mártir hasta el Monte Sinaí, donde unos monjes, que vivían allí, la inhumaron dentro de su monasterio y es allí, a los pies del Monte Sinaí donde se veneran, desde entonces.
La pandemia implantada por el Covid 19 no pudo con la voluntad de los del Gremio de Campaneros que, desde la antevíspera de la FIESTA DE SANTA CATALINA, VIRGEN Y MÁRTIR,  Titular de la Parroquia y Patrona del Gremio, vienen avisando a la feligresía de que,  hoy, por ayer, es fiesta en Caudete.

Recibe mi saludo, mis 

  ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!

26.11.2020. Jueves.  (C. 1 093)

P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario