ESTAMPA CAUDETANA.
LA MADRESELVA.
Vino conmigo desde Madrid, ya hace 3 años corridos. Seguramente llegó hasta mi
bosquecillo en el intestino de uno de tantos tejaínos como se guarecían en él.
Compartía tiesto con otras plantas y yo las saqué con mimo de aquel tiesto y la
trasplanté al suelo, muy cerquita del melocotonero, espécimen más longevo de
los que se levantan, luciendo tipo, en el corralón del convento de San José (El
Carmen). La protegí del terrible pico de las gallinas con una lambrera y empezó
a medrar como un adolescente convirtiéndose en una hermosa planta qué trepa y
trepa, sirviéndose del follaje del melocotonero cercano que la ha introducido
en la foresta del corralón del convento.
Todo contenta ha ido alzándose hasta lo alto y, sin esperar a colonizar al
árbol que le da seguridades, se ha puesto unas flores guapas, guapas, en su
sencillez y que dejan salir, de sí mismas, una suave fragancia que embelesa,
como si quisiera hacerle un obsequio sin igual al árbol de los
melocotones, que se presta para que ella, LA MADRESELVA, no perezca devorada a
picotazo limpio.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
20.5.2021. Viernes. (C.1.260)
P. Alfonso Herrera Serrano. Carmelita.
Muy buenas tardes, P. Alfonso, ¡ Que bonita está la Madreselva con ese cuidado que usted le da. Que tiene bien el día.
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