ESTAMPA CAUDETANA.
FLORECIÓ EL GAUCHO.
No he sido capaz de identificar al GAUCHO que gateando, gateando, subió
desde el hemisferio Austral, donde nació, hasta el Septentrión donde se
estableció.
Había venido camuflado en la maleta de uno de los frailes, natural de aquellos
pagos, que tuvo destino, por espacio de un trienio, en este vetusto convento de
San José (El Carmen) para luego, volver a sus tierras argentinas. Por eso le he
llamado El GAUCHO, porque procede de allá, de la amplia sabana, llana
como la palma de la mano.
Fray Juan Manuel, que así se llama el fraile que habito en este convento
durante 3 años, plantó aquí el esqueje de cactus de su tierra tucumana. Lo puso
a buen recaudo en el alféizar de una de las ventanas que da luz a una
habitación en el claustro bajo del convento, con el fin de que el sol de
justicia caudetano no le evaporara el agua del qué está compuesto. Allí, en el
alféizar de esa ventana, permaneció a lo largo de todo un año enraizando y
sacándose un par de ramas liliputienses, como liliputiense es él.
Con la llegada de la primavera le he sacado de su escondite, le he quitado la
protección que le otorgaban unas maderas que cuentan su edad por centurias y le
he situado encima del brocal de un pozo sito en el claustro
barroco-toscano, que no es tal pozo, y digo que no es tal, el pozo, porque no
es otra cosa que un respiradero por el que, al ventilarse la cueva, desaparecen
las humedades que se pudieran generar en ella, dónde yacen, reposando en los
brazos del tiempo, unas tinajas que, alguna vez contuvieron cereales, aceites,
vinos... del entorno con los que satisfacían, su necesidad, los habitantes del
convento y la de aquellos habitantes de la Villa que se acercaban al mismo
pidiendo árnica para atender las suyas.
Pues, bien, el GAUCHITO se ha puesto tan contento, tan contento, por
encontrarse con el sol manchego que hasta ha florecido sin esperar a hacerse
mayor. Sí, ha florecido siendo tan chiquitín y, de tal manera lo ha hecho, que
la flor viene a ser incluso mayor que él, con más volumen y empaque,
tanto, que llama poderosamente la atención por la pequeñez de aquel
esqueje que se coló, de extranjis, en España, dentro de la maleta de Juan
Manuel, para venir a enraizar aquí, al convento de San José en las
tierras de La Mancha.
El GAUCHO florecido te lleva hoy mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
18.6.2021. Viernes. (C. 1.284)
P. Alfonso Herrera Serrano. Carmelita.
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