miércoles, 20 de octubre de 2021

El Canalón Presumido

ESTAMPA CAUDETANA.

EL CANALÓN PRESUMIDO.
Te confieso que no lo había visto nunca y, cuando digo nunca, es nunca porque siempre que pasé por la calle de Antonio Conejero y Ruíz siempre miraba al suelo o a las puertas de la calle para contemplar sus llamadores que, valga la redundancia, siempre me llamaron la atención, quizá, porque recuerdo con nostalgia aquella llamador que tenía la puerta de la casa dónde nací en la avenida del Conde Gamazo número 17 de mi pueblo, de Oropesa, Toledo. Fue necesario que Doña Juli, en la  Real Villa de Caudete todo el mundo sabe que Doña Juli es una mujer conocidísima y queridísima por todas las gentes de la Real Villa de Caudete porque, por sus manos pasaron muchas de las generaciones de este Villa. Doña Juli, hasta que los años la sentaron en el butacón del júbilo, ejerció de maestra. Había llegado a estas tierras de las recias castellanas, de las castellanas viejas, de aquella provincia que cuando se cuarteó  la nación española en nacionalidades y autonomías, pretendió constituirse a sí misma en autonomía independiente. Pero los políticos no lo consintieron y pasó a engrosar la de Castilla León. Doña Juli es oriunda de un pueblo de Segovia de un pueblo muy cercano al santuario donde se venera a la Virgen María en su advocación de El Henar. Allí vivió muchos años el P. Luquicas y de aquel santuario fue prior el caudetano Beato Alberto Marco Alemán, martirizado cuando ejercía, también de prior, en nuestro convento de Madrid, y donde los carmelitas tuvimos un seminario al que llegó un servidor  el 19 de septiembre de 1959 a las 19 horas en el autobús de línea que cubría el servicio de Segovia a Valladolid.  Doña Juli, uno de estos días de atrás, al salir de la Eucaristía en Santa Catalina, me dijo:
Ven conmigo ven, acompáñame porque quiero enseñarte algo que no conoces, cosa que deduzco porque deduzco no te ha llamado la atención, ni has caído en ello, porque jamás lo empleaste cómo tema para trasladarnos tus «buenos días» Y, así podríamos decir que llevándome de la mano, me condujo hasta la calle de Antonio Conejero y Ruíz que es una aprendiz de calle. Vieja, como vieja es la Villa, pero que, en el decurso del tiempo, se quedó enana, no creció. ¡Es tan cortita! Y, allí, justo en todo lo alto de la casa número 1, por donde  bajan las aguas canalón abajo, hasta la misma calle, se encontraba ella, la chumbera, si una chumbera fresca y lozana. Con toda seguridad, algún volátil depositó en todo lo alto aquello que su pequeña molleja no fue capaz de convertir en papilla,  una semilla de un higo chumbo y esa semilla, en la tierrecica humedecida allí existente, germinó y comenzó a lucirse generando las paleras que ves en las fotos que te adjunto, con las que PRESUME EL CANALÓN.
- «Doña Juli, nunca, le dije, en las muchas veces que he pasado por esta callecica,  había caído en tal prodigio. Siempre me pasó desapercibido semejante detalle».
A lo que me contestó:
-«No todo de lo que ha acontecido y acontece en esta Villa te lo va a contar el conspicuo historiador de la misma, Paquito el Molinero».

Recibe mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
20.10.2021. Miércoles. (C.1.401)

P. Alfonso Herrera Serrano. Carmelita.

1 comentario:

  1. Muy buenos días, P. Alfonso, ¡ Con cuánto misterio nos sorprende la madre naturaleza!! cómo es posible que esa chumbera se mantenga tan lozana en ese canelón , gracias a Doña Juli por ser tan buena observadora. Que tenga un buen día.

    ResponderEliminar