lunes, 3 de enero de 2022

El Santuario.

ESTAMPA CAUDETANA.

EL SANTUARIO.
Estaba tranquila la noche. Dos minutos faltaban para que  las manecicas del reloj en su incansable caminar, llegaran a las19 horas en el día de ayer, cuando llegué al santuario de la Virgen de Gracia, Patrona de la Real Villa de Caudete.
Lourdes, la guardesa, ya había corrido el cerrojo a la puerta de entrada. Presumo que, ELLA, la Madre de todo caudetano, la miraría, desde su camarín, con buenos ojos a pesar de que, con su acción, daba con la puerta en la narices a los fieles hijos que, como yo, nos acercábamos hasta la casa de la Madre para hacerle una visitica.
Un muro nos separaba, hacía imposible, la presencia física pero no por eso impedía la comunicación con ELLA porque una salve, cargada con un montón de súplicas, atravesó, con facilidad, los pedruscos y la argamasa del grueso muro.
Allí, debajo de la cubierta, que me proporcionaban las copas de los pinos, sentado en uno de los bancos de obra que tiene dispuestos la Mayordomía, pasé un rato, no mucho, porque la humedad, más que frío, que no lo hacía, iba ganando terreno en mi persona. Claro que, mucho antes de que diera conmigo en el camino de vuelta, tuve tiempo de darme el gusto de contemplar y llenarme con la imagen del santuario que por estar totalmente iluminado, hacía un roto muy grande, tan grande, como el mismo santuario, a una noche sin luna, a una noche cerrada, toda ella oscura como aprecias en la fotografía que te muestro al inicio de estas letricas.
Todo en torno al santuario estaba quieto, cayado. Ni el ruidico del batir sus alas los mosquitos que, en otras estaciones te ponen sobre aviso de un inminente picotazo, interrumpía aquel momento de reflexión y recogimiento.
No, no hacía malo, a aquella hora, debajo de las copas de los pinos aledaños al Santuario de la Patrona que, a la vez, es Madre de las gentes de la Villa o, si lo hacía, a mí no me lo parecía. Y es que, estando con ELLA, otra cosa no cuenta, ni el cuerpo cuenta, solo el alma, en diálogo con ELLA, se encontraba viva, despierta.
De vuelta por el paseo volvía solo, ni un alma iba o venía. La banda, que había puesto música por toda la Villa al tiempo que lo hacía en la plaza de la Iglesia para que bailaran LOS BAILES EN HONOR DEL NIÑO, las parejas de bailadores que allí se habían dado cita, se había cayado. Ninguna de sus alegres notas bajaban ya paseo abajo. Alguna hoja, de esas que todavía cuelgan de las ramas de la pérgola vegetal, se dejaba caer pausadamente, sin prisas, sin ruido, a mi paso.
En alguno de los balcones o en los jardines o en las mismas puertas de las casas, chisporroteaban poniéndole botones de luz a la capa oscura de la noche porque, ¿sabes?, estamos en Navidad y eso hay que decirlo claro y ¿qué mejor modo de hacerlo, que hacerlo con luz?
Pronto una luminaria de luz multicolor me recibió en la Villa. La noche ya no era noche. La noche se encendió de luz.

 Recibe mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
3.1.2022. Lunes. (C. 1.437)

P. Alfonso Herrera Serrano. Carmelita.

1 comentario:

  1. Muy buenos días, P. Alfonso, buen paseo el que usted hizo el domingo en la tarde , con la temperatura que hacía invitaba a ello , aunque su desilusión fue grande cuando no pudo ver a la Virgen de Gracia , pero Ella lo dió por hecho su visita . Que tenga un bonito día.

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