ESTAMPA CAUDETANA.
EL MANTO NUEVO DE LA VIRGEN DE GRACIA.
Nadie me había dicho nada. Nada sabía del caso y me enteré de pura chiripa.
Simplemente fue una carambola.
En la tarde de ayer domingo me dio por enfilar paseo de la Virgen abajo hasta
el santuario de la Madre y Patrona.
No era una tarde agradable como otras que hemos tenido en este tiempo de
invierno. El paseo estaba siendo barrido por un airecillo que dejaba bastante
que desear. Cerré del todo la cremallera de mi sariana, me puse la mascarilla,
de la que nos han dispensado para los lugares al aire libre, con el fin de
evitar que entrara por mi nariz el frío que traía consigo aquel airecillo y,
sin abusar mucho del reloj, me deje llevar camino abajo. Al llegar al santuario
la puerta estaba abierta, la santera, Lourdes, no la había cerrado y entré
a hacerles una visita al Santísimo Sacramento con el que acababa yo de dar
la bendición a las monjas Carmelitas de clausura y a una devota, hecho que me
hizo pensar que si no había más fieles, como otros domingos, se debía,
precisamente, a que el tiempo no acompañaba, y a ELLA, a la Madre de Jesús
Sacramentado, a nuestra Madre de Gracia. Nada más flanquear la puerta me
llamó la atención contemplar al Cristo de la Agonía,
(*)
que normalmente se encuentra suspendido en la pared del
fondo de la nave de la derecha, allí junto a la puerta principal, situado en el
lado derecho del presbiterio con esa frase escrita debajo de sus pies clavados
«He ahí a tu Madre» (Ev.de San Juan) palabras que fueron pronunciadas por el
Redentor desde lo alto de la Cruz con el último aire de sus pulmones,
dirigiéndose al discípulo amado. De ÉL, mi mirada se dirigió a ELLA allí
en lo alto, en su hornacina, y cuál no sería mi sorpresa que, sin estar todavía
en el tiempo fuerte de la Cuaresma, ya vestía sus galas de dolor, de luto. Con
su manto morado acompañaba así al Hijo enhiesto clavado en la cruz y situado a
su vera en el lado derecho del presbiterio del santuario.
Las camareras de la Virgen, pensé, se habían dado prisa en cambiarle el ato a
la Madre y a San Blas y así, del verde esmeralda se pasó al morado, hábito de
penitencia.
Por la noche, mientras nos servían imágenes en la televisión sobre la penosa
situación allegada con la guerra planteada por los rusos a los ucranianos, me
dio por repasar los mensajes que me habían llegado a lo largo del día, vía
WhatsApp, y en uno de ellos se me aclaró el hecho de que la Virgen vistiera de
Cuaresma, el título decía: «El Obispo bendice el nuevo manto de la Virgen de
Gracia, nuestra Madre y Patrona», y en la fotografía aparecía nuestro Señor
Obispo, Don Ángel Fernández Collado, provisto de estola bendiciendo el manto
nuevo color morado de la Virgen de Gracia.
Últimamente acontecen cosas en nuestro entorno de las que uno se entera a toro
pasado. Ya te hablaba el otro día acerca de que fui informado por un cartel
acerca de que en la Real Villa de Caudete se iba a proceder tal día como el de
ayer, por parte del Señor Obispo de la Diócesis a la inauguración del año en
que celebramos el 75 aniversario del primer Congreso Eucarístico Diocesano que
tuvo lugar, precisamente en el mes de octubre del año 1946 (no se pudo llevar a
cabo el año pasado por la pandemia) y se concedió ese honor o privilegio a esta
villa por la repercusión que tuvo, en su tiempo, el sacar a la luz las formas
incorruptas después de haber permanecido durante tres largos años en la casa
del sacristán, Don Manuel Gil, de grata memoria, ocultas bajo las baldosas de
su dormitorio.
Por la mañana a las doce horas, el Sr. Obispo, Don Ángel Fernández Collado,
presidió la celebración eucarística declarando abierto el 75 aniversario del
primer Congreso Eucarístico Diocesano.
Al concluír la misa dio comienzo el ejercicio piadoso de LAS CUARENTA HORAS de
adoración a Jesucristo en el Santísimo Sacramento del Altar, ejercicio piadoso
de honda raigambre en esta Villa
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
28.2.2022. Lunes. (C. 1.465)
(*)
Nota 1 El Santísimo Cristo de la Agonía fue un regalo que
hicieron a la parroquia de Santa Catalina los señores Cristóbal Graciá Martínez
y Don Cosme Fuster Albalat. Fue esculpido en un taller en el barrio del
Carmen de Valencia.
El coste del mismo ascendió a un cuarto de millón de
pesetas. Del avatar que siguió la Sagrada Imagen hasta llegar al santuario nos
podría dar información al margen el párroco de aquel entonces (1981...) que
era, si no estoy mal informado, el cura pilón, Don Ramón Gisbert Conejero.
Nota 2 Las fotos me fueron suministradas por Fina Solera y
Jaime Bañón.
P. Alfonso Herrera Serrano. Carmelita.
Muy buenas tardes . P. Alfonso , aquí nos informa de todo lo acontecido en el día de ayer , con la visita del Sr. Obispo y todo lo relevante al manto de Nuestra Madre la Virgen de Gracia , la verdad que sí que sí es precioso y también como dio comienzo la inauguración del setenta y cinco aniversario del Congreso Eucarístico. Que termine bien el día.
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