miércoles, 5 de octubre de 2022

La Imagen de la Virgen del Rosario.

ESTAMPA CAUDETANA.

LA IMAGEN DE LA VIRGEN DEL ROSARIO.


Es bien sabido que el mes de mayo es el mes por excelencia dedicado a horrar y venerar a la Virgen. No podía ser de otra manera porque ese mes es en el que la naturaleza, en este hemisferio norte, se viste con sus mejores galas y, nosotros, sus hijos, se le dedicamos a Ella. Pero, octubre, también se lo dedicamos a Ella pero circunscrito a su advocación del Rosario ya que su fiesta se encuentra en los primeros días de él, concretamente el próximo  día 7, pasado mañana. Como le es consagrado el mes de julio por ser venerada en su advocación del Monte Carmelo. Claro que, también es bien sabido que el calendario que va parcelando nuestro paso por el tiempo se encuentra totalmente salpicado por celebraciones festivas en torno a Ella, a la Madre del Señor por una u otra razón, siempre en relación con Jesucristo, su Hijo, o con nosotros, también hijos de Ella que la celebramos en los ámbitos donde la celebramos, siempre, festivamente. Sí, la presencia de la Madre del Señor se encuentra presente, constantemente, a lo largo del año litúrgico y nosotros, como hijos queridos somos requeridos para honrarla, ensalzarla y no la perdamos de vista, para que la invoquemos. La razón es una y sumamente clara porque: mientras que Dios puede entrar en nuestro corazón cuando le dé a Él la gana, es su creador, Ella, como ser creado no puede introducirse en él no ser que nosotros, sus hijos, y al decir sus hijos lo digo con toda propiedad porque Jesucristo su Hijo, desde el altar de la Cruz, nos la entregó por Madre, tenemos que llamarla, tenemos que invocarla, tenemos que decirla Madre, anda, ven conmigo, acompáñame, llévame de la mano.

En el mes de octubre la Santa Madre Iglesia nos recomienda que pongamos los ojos en Ella, que miremos a la figura a la Madre del Señor en su advocación de Rosario. Son ya ocho siglos los que el fiel cristiano viene comunicándose con la Madre del Señor, con Nuestra Madre, a través de la sencilla oración del Rosario. Rosario que tiene como fin no repetir una y otra vez de forma monótona, hasta cincuenta veces, el saludo del ángel, el Avemaría, cuanto el reflexionar acerca de los misterios de la vida humana de Cristo, profundizar en la Segunda Persona de la Santísima Trinidad que asume nuestra propia naturaleza humana y afronta, con decisión y con valentía, el avatar de una vida sometida a la contingencia. Reflexionar sobre cada uno de los misterios de las distintas partes del Rosario: Gozosos, Dolorosos y Gloriosos y, últimamente, los Luminosos, añadidos por Su santidad el Papa San Juan Pablo II, gran devoto de la Virgen que lo manifestaba con toda rotundidad en el lema de su pontificado “TOTUS TUUS” ( todo tuyo).

Arranca esta devoción, este encuentro con la Virgen Santísima Nuestra Madre, esta llamada que la hacemos para que venga a nosotros y tome parte de nuestra propia vida y existencia y, así, nos acompañe, allá en el siglo XIII. La implantó en el pueblo cristiano Santo Domingo de Guzmán y  difundida ampliamente por cada uno de aquellos miembros de la orden religiosa que él fundara, la Orden de Predicadores, conocida como “los dominicos”.

Ahí, al principio de estas letricas, ves la preciosa imagen de la virgen del Rosario. Al echar a andar el mes la bajaron de su hornacina en su capilla de la nave de la izquierda de la iglesia parroquial de Santa Catalina los cofrades de la Virgen del Rosario donde es venerada en la nave izquierda de la parroquia de Santa Catalina y la situaron el sitio de honor de costumbre, en el presbiterio, con el fin de que presida los cultos litúrgicos ofrecidos a Dios en esta iglesia y, de modo especial, en el triduo a Ella dedicado que da comienzo, precisamente, en el día de hoy, para concluirlo en el día de su fiesta, pasado mañana, el próximo día siete.

Todo en la imagen es lindo. Es guapa la imagen con esa cara preciosa que tiene y que ensalza el hato, ese vestido y ese manto bordados por los dedos de unas monjas de clausura, con hilo de oro y plata. ¡Qué, qué bien luce la Madre del Señor, Nuestra Madre en su advocación del Rosario y, a sus pies, ese centro maravilloso de flores que representa a cada uno de sus hijos, a cada uno de los fieles de esta Real Villa de Caudete”.

Tomemos las cuentas del rosario o simplemente utilicemos los dedos de la mano para ir desgranando cada una de las Avemarías que son, como te he dicho anteriormente, esas llamadas que la hacemos a Ella para que venga a nuestra propia realidad personal, realidad familiar, realidad del entorno para que formemos una familia unida, la familia de los hijos de Dios, porque, como decía el P. Peyton, sacerdote americano, el apóstol del Rosario, mediado el siglo pasado, “Familia que reza unida, permanece unida”.

 Además Ella, la Virgen Nuestra Madre, en cada una de sus manifestaciones a aquellos que han tenido la suerte de ser objeto de su predilección y hacérseles manifiesta, siempre, en cada una de sus apariciones les pide a los videntes que recen con Ella el Rosario y que lo hagamos por la Paz y por la salvación del mundo contra las asechanzas del maligno.

Hoy, día 5 de octubre damos comienzo al triduo en honor de la Madre del Señor, la Virgen del Rosario, que llena con su presencia, no sólo estos primeros días, sino todos los días del mes de octubre y, si me apuras, te diría que llena, con su presencia todos los días del año.

 Recibe mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!

5.10.2022. Miércoles. (C.1.578)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

2 comentarios:

  1. Mucho arte y mucho amor a la Virgen deja claro éste tratado tan breve como concentrado contenido en honor de nuestra Madre. Gracias Padre Alfonso.

    ResponderEliminar
  2. Éste mes del Santo Rosario nos unimos para pedir la PAZ en todos los pueblos del mundo.

    ResponderEliminar