ESTAMPA CAUDETANA.
EL MISTERIO DE LA IGLESIA DE EL CARMEN.
Todo en la Real Villa de Caudete es manifestación lumínica
porque la luz debe estar donde van a celebrarse fiestas en honor del
autor de la misma con motivo del aniversario de su nacimiento como un sencillo
ser humano.
A lo largo de estos días de atrás han ido llevándote
mi saludo distintos motivos navideños que irradian luz. Han sido los
árboles de los distintos lugares, calles y plazas donde el Ilmo. Ayuntamiento
ha situado esos motivos o, como quieras, esos símbolos que, al irradiar luz en
las oscuridades que pugnan por apagarlo todo durante la noche, se encuentran
con los paladines que les plantan cara. Son esos árboles luceros coronados,
todos ellos, con una estrella que ilumina las oscuridades ambientales después
de haber llenado de luz el árbol sobre el cual aparecen.
Hoy no te voy a presentar un árbol de luz, hoy te voy a
presentar el MISTERIO que es la luz para los seres humanos.
La Iglesia del convento de San José, El Carmen, fue el lugar
donde Miguel Ángel y Pedro, aquel, dependiente en una tienda de flores de la
cercana población murciana de Yecla; éste, decorador de interiores, ambos
naturales y vecinos de esta Villa han puesto a trabajar sus posibles y han
llevado a efecto la realización plástica del misterio de la Navidad.
Tres personajes humanos y un cuarto que, siendo espiritual,
se deja ver por los sentidos, es el ángel compañero de Jesús, ángel que le
acompañará en su caminar humano hasta el mismo momento en que deje su vestidura
y se abra como una crisálida a la realidad que tenía antes de venir al mundo,
cabe Dios Padre.
El ángel que le diera el cáliz en el huerto de los olivos
hoy es el que nos presenta, así como le ves, como un bebé humano, sin
distinción alguna de otros bebés humanos, pero brillando con la luz más prístina
en la oscuridad que maniataba a aquellos de los que se ha hecho hermano con el
fin de alumbrar el camino que conduce a la plenitud, al gozo del reencuentro
con el Padre, con el buen Dios Padre.
A su derecha José aquel que recibió de Dios el encargo de sacar
adelante, cuidar, y educar al Muchacho en perfecta comunión con la Madre de la
criatura, su joven esposa, María. Se le ve totalmente extasiado al contemplar
en esa Criatura al Hijo del Altísimo, al que puso en existencia todo cuanto
existe. La fe, en este hombre buenazo, ilumina la figurita del Bebé y, en ella,
descubre a Aquel del que le hablara el ángel en sueños, descubre a Jesús, el
Salvador de sus hermanos.
A la izquierda han situado la imagen de la Virgen María,
aquella jovencita nazaretana, que Dios se había reservado para que fuera la
madre que engendrara humano a su Hijo para llevar a efecto la grandiosa obra de
la redención de sus desnortados hijos. Aparece, como nos dirán las escrituras,
"contemplando y meditándolo en su corazón" el
misterio incomprensible para el intelecto humano pero que aparecía ante sus
ojos según se lo había indicado el ángel de parte de Dios:
"Concebirás y darás a luz un Hijo a quien pondrás por
nombre Jesús (Lc. 1,31-36).
El manto rojo que el ángel extiende como sabanica es lo
único, con las potencias que le hacen de cuna, que nos indica el origen y la
índole del Bebé recién nacido, nos indica la REALEZA del infante descendiente
del Gran Rey David a través del humilde y sencillo José, el carpintero de
Nazaret que, por pertenecer a la familia davídica se encuentra con María, su
esposa, en Belén, en la patria chica de aquel, para cumplir con la ley imperial
del empadronamiento por familias, motivo que hace posible el cumplimiento de la
profecía de Miqueas (5,2) (Dios utiliza, se sirve, también, de causas segundas
para llevar a efecto sus designios):
"y tú Belén Efratá en modo alguno eres la menor de las
ciudades de Israel porque de ti saldrá un rey que gobernará a mi pueblo
Israel".
Gracias Miguel Ángel y Pedro por haber recreado en nuestra
iglesia del Carmelo caudetano de San José el misterio del nacimiento del Hijo
de Dios emulando al bueno de San Francisco que inició tal costumbre hace ya
ochocientos años.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
109.12.2022. Lunes. (C. 1.628)
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
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