ESTAMPA CAUDETANA.
RINDIÓ VIAJE.
Quince días permaneció la imagencica de nuestro copatrón San
Blas en lugar de honor en el presbiterio de la parroquia de Santa Catalina en
cuyo ámbito radica la ermita-basílica donde, junto a la Patrona, la virgen de
Gracia, él recibe, a la limón con Ella, las visitas, las oraciones los raticos,
que le tributan aquellos sobre los que ejercen su patronazgo, los villanos de
esta Real Villa.
Ya pasaron, como un suspiro, las dos semanas que ha
permanecido con nosotros. Como cada año salió de su residencia habitual para
pasar con nosotros unos días en torno a su fiesta que fue precedida por un
triduo en su honor al que asistieron el presidente de la cofradía Manuel
Ortuño, algunos cofrades más y fieles en general.
Dos fueron las ocasiones festivas que celebró la villa en
honor de su santo Copatrón. La primera, la litúrgica, aquella que se desarrolló
los días uno, dos y tres de mano del oficio litúrgico en su honor poniendo su
colofón en el día de la fiesta, el día tres y, la segunda, la acaecida en la
puerta de la Villa, ámbito donde se desarrolló la vida de las gentes del lugar
en siglos pretéritos y que ahora acoge los actos lúdico-festivos durante las
fiestas en honor del Santo. Era, es, la zona antigua. Consistió la efemérides,
como ya te adelanté en su momento, en la bendición y degustación de los roscos
del santo, en el encendido de las hoguera en su honor y en "darle
aire" a la imponente SARDINADA que se asaron cuando las llamas de la
hoguera vinieron a menos dejando unas ascuas al rojo vivo.
También se desarrollaron las actividades lúdicas que siempre
se montan para la participación y el divertimento de los ñacos, la gente
menudica, de los jóvenes con la presencia y el calor que emanaba de la gran
cantidad de gentes del lugar que se dio cita allí para pasar un rato de alegría
desbordante en la fiesta del Santo Blas, Copatrón de la Real Villa.
El domingo pasado, según lo estipulado por normativa muy
antigua que ha traído sobre sus crestas las olas de la leyenda y la tradición,
la imagencica del Santo Copatrón, Blas, emprendió el camino de vuelta a su
ermita-basílica a la finalización de la celebración Eucarística del
mediodía presidida, como era de razón, por el párroco del lugar, P. Luis Torres
Pérez, carmelita, haciéndolo por el mismo camino que la vio subir, a través de
las calles de la zona antigua de la Villa caudetana.
Y, como acontece siempre, llegada que fue la imagen frente a
la puerta de la iglesia del monasterio de las monjas carmelitas que lleva por
nombre del Sagrado Corazón de Jesús, y de la Virgen de Gracia, se detuvo
la procesión durante unos minutos para escenificar un saludo que hace el
Santo Copatrón a la Madre de su señor, a la Virgen Nuestra Señora del Carmen.
Luego, mientras sonaban vítores alabando al Copatrón representado en su imagen,
emprendió ésta el camino descendente que le llevarían hasta la ermita-basílica
donde tiene su asiento a los pies de ella de la Virgen de Gracia, de la
Patrona.
Con la vuelta de la imagen del santo se cierran, en este
pueblo, las fiestas de la Navidad del Señor porque como afirma el dicho popular
“hasta San Blas las fiestas serán”.
Ya camina la villa con paso ligero en busca de la semana
festera con la que se parte en dos el calendario que marca los tiempos en esta
villa. El tiempo que ya pasó, seis meses, y el tiempo que queda, otros seis
meses, hasta que salgan de los baúles y de los armarios los trabucos y los
vestidos de fiesta de cada una de las comparsas y sus escuadras para lucir
guapos en la fiesta en torno a ella a la patrona a la Madre del Señor que aquí
llaman Virgen de Gracia. Aunque a lo largo de ese tiempo otras fiestas van
llenando de luz y señorío el lugar como, por ejemplo, la elección de las nuevas
damas de las distintas comparsas de las que saldrá, por sorteo, en una
linda fiesta que suele celebrarse en la plaza de toros, las Arenas de Caudete,
la nueva reina de fiestas.
Recibe mis saludos, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
13.2.2023. Lunes (C. 1.634)
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
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