martes, 28 de marzo de 2023

Orquídeas, las Escoltas del Santísimo

ESTAMPA CAUDETANA.

ORQUÍDEAS, LAS ESCOLTAS DEL SANTÍSIMO.


Son un obsequio de algún fiel devoto de la Eucaristía del que no tengo noticia.

Ya llevan unos cuantos días esas preciosidades de ORQUIDEAS vestidas con las mejores galas de unas ESCOLTAS dignas del Señor al que acompañan, sirven y dan pleitesía.

Las he estado viendo durante estos días de atrás en que me ha tocado celebrar la Eucaristía en la parroquia de Santa Catalina pues, tengo por costumbre entrar en la sacristía no por la puerta que sería lo ordinario y normal sino a través de la capilla de la comunión y, así, en un saludo respetuoso al Señor sacramentado, le pido que me purifique para celebrar santa y dignamente el misterio de su presencia entre nosotros, su Misterio Pascual, que es el Sacrificio Eucarístico. Y, allí, jalonando el sagrario, sacrosanto lugar donde Él permanece a la espera de encontrarse con nosotros o, mejor, a la espera de que nosotros vayamos a encontrarnos con Él, se encuentran esas dos ORQUÍDEAS, preciosa obra de la naturaleza, que no encuentran mejor fin a su existencia que el de darle guardia a su Creador, a su Creador que permanece con nosotros bajo las especie del PAN, a su creador que, en esta Real Villa de Caudete, tiene a bien manifestar, plásticamente, su presencia y su actuación en unas pocas Formas u Hostias consagradas por don Miguel Senén Díaz, párroco que fuera de esta parroquia en aquellos tiempos negros, oscuros, en que se sometió, a los creyentes españoles, a una dura persecución en la que, el mismo en Don Miguel, fuera vilmente masacrado pensando, los escopeteros, que daban satisfacción a la autoridad gubernativa del momento y hacían desaparecer, con el cruel hecho y de raíz, la fe del asesinado y la de las gentes que tuvo a su cuidado, cosa que no aconteció porque en esa capilla de la comunión de la parroquia de Santa Catalina se encuentran en la actualidad, ochenta y siete años después, en un sagrario-joyero las formas consagradas que salvara de la quema Manuel Gil, el sacristán, al enterrarlas bajo una de las losas de su habitación donde permanecieron, siempre alumbradas por una lamparilla con aceite del lugar, por espacio de más de tres años sin que la humedad imperante las deshiciera, cosa que sí le aconteció a los purificadores con que las cubrió.

Ahí las tienes, ahí te mando las ORQUÍDEAS. Las tomo para que las puedas ver al tiempo que te llevan hoy mi saludo, mis

 

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!

28.3.2023. Madres. (C. 1.654)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

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