jueves, 28 de diciembre de 2023

Bailes en Honor del Niño.

ESTAMPA CAUDETANA.

BAILES EN HONOR DEL NIÑO.


Al llegar a la Real Villa de Caudete en estas fechas de la Navidad del Señor lo primero que aparece ante tu vista son las colgaduras que penden de balcones y ventanas por muchas de sus calles, muchas de ellas enmarcadas por cordones de lucecitas intermitentes. En honor del Infantico de Belén al que, desde tiempo inmemorial, según nos informan legajos muy antiguos, se vienen celebrando fiestas en honor del Dulce Nombre de Jesús, fiestas que son preparadas con esmero y conservadas, a través del tiempo, por una animosa y entusiasta cofradía que custodia una preciosa talla del Niñico, obra del imaginero murciano, Roque López, fiel discípulo y heredero de aquel otro imaginero murciano de nombre imperecedero, Salzillo. (*) Esta imagen que, de ordinario, se conserva y venera en la capilla a ella dedicada en la nave de la derecha de la parroquia de Santa Catalina, se encuentra, por tal motivo festivo, expuesto en el expositor de la calle central del retablo de la parroquia, justo debajo del camarín donde se venera la imagen de la titular de la parroquia Santa Catalina, virgen y mártir.

Fotos (Niñico de Roque López).

Además, desde el pasado día veintiséis viene celebrándose, con todo boato, una novena en honor del Dulce Nombre de Jesús.

Y merecen especial mención los llamados Reinados, Reinados Infantil y de Mayores llamados a presidir los BAILES EN HONOR DEL DULCE NOMBRE DE JESÚS que se llevan a efecto el día de Navidad, presididas por  El Reinado Infantil y los días primero de año y de Reyes por parte de los Reinados de Mayores.

Del reinado infantil celebrado el día 25 próximo pasado día de la Natividad del Señor es esta pequeña muestra que me ha sido enviado gentilmente por doña Teresa Albertos.

Recibe mi saludo, mis


¡¡¡BUENOS DÍAS!!!

28.12.2023. Jueves. (C. 1.762)

P. Alfonso Herrera. Carmelita.

(*) Si conservamos en el día de hoy esta estatuilla del Niño Jesús esculpida por el imaginero Roque López se debe a que, en aquellos tiempos violentos de guerra en que se incineraba todo lo que fuera signo o símbolo de la fe, principalmente fueron fruto de la iconoclasia, la quema de tantas y tantas imágenes, testimonios de la fe de un pueblo en su devenir histórico, se debió a la inventiva de un maestro de las escuelas de la Villa, Don Julián Huesca Bañón, que la vistió de bailadora y permaneció durante todo el conflicto sobre un aparador en la entrada de su casa, en la antigua calle del Hospital, hoy, Paracuellos de la Vega, a vista de todo el mundo.

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