ESTAMPA CAUDETANA.
AL REY MUERTO, REY PUESTO.
Ese es el dicho que se decía, viene de lejos, y sigue diciéndose cuando queda vacante, por fallecimiento de un rey, no importa el país, el trono.
Pero el vulgo lo ha sacado del ámbito real y lo ha aplicado a otras muchas circunstancias o situaciones que se presentan delante de sus ojos con harta frecuencia. Un ejemplo de ello es el que se está llevando a efecto en la Avenida de la Virgen de Gracia por parte de los oficiales del Ayuntamiento que se encargan de cuidar y adecentar la foresta de la Real Villa de Caudete.
Cuando vayas a dar un paseíco hasta el Santuario de la Patrona y del Patrón y lo hagas caminando por su Avenida no dejes de fijarte en los parterres laterales de la misma y te darás cuenta como me he dado cuenta yo de la sencilla, pero grandiosa obra, de estos hombres y mujeres que no han dejado los tocones de los grandes y añosos árboles, plataneros de sombra, pinos y algún que otro olmo pumila que, cargados de años y de conformar la pérgola que hace muy agradable el paseo hasta el santuario, fenecieron. Sus tocones son testigos mudos de un acontecer grandioso venido a menos pero llamados, por el contrario, a revivir en otros especímenes como los durillos ya que en el alma podrida de esos antiquísimos seres que en tiempos pasados vivieron, han hundido sus raíces obteniendo de su inmolación el sustento necesario para medrar ellos.
El primero de todos lo tienes justo, justo, frente a la puerta del monasterio de las Madres Carmelitas de clausura. El tocón de un gran platanero que extiende sus raíces arriba y abajo del parterre, una vez desaparecido, ha acogido en sus entrañas la endeblez de una plantita de durillo. Pero si sigues Avenida de la Virgen para abajo, te encontrarás a un lado y otro, más tocones que se ofrecen a sí mismo para hacer de sustento a nuevas especies, a nuevos especímenes que adornarán el camino para gozo y disfrute de las gentes que bajan a ver a la Patrona, a estar un ratico con Ella y si, al pasar enfrente de la Ciudad Deportiva dedicada al gran atleta caudetano, Antonio Amorós, te toparás con ese que abre este escrito. ¡Qué guapo y hermoso! ¡Todo florido! ¡Qué bien se llevan los dos! la planta nueva de durillo y la planta vieja, solo ceniza, de su predecesor, el platanero de sombra que feneció.
Ellos te llevan hoy mi saludo, mis
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
13.4.2024. Sábado (C. 1.864)
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
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