ESTAMPA CAUDETANA.
QUINTO DÍA DE LA NOVENA EN HONOR DE LA VIRGEN MARÍA DEL MONTE CARMELO.
En la tarde de ayer el padre predicador de la novena en la iglesia conventual de San José (El Carmen), puso en nuestro conocimiento, al inicio de la Eucaristía, que el tema sobre el que iban a versar sus palabras homiléticas iba a ser la Virgen María del Monte Carmelo LA FLOR DE LAS FLORES, tomando el testigo de aquel Padre General de la Orden, Simón Stock, que la saludaba constantemente con una oración repetidísima en el ámbito carmelitano:"FLOR DEL CARMELO,
VIÑA FLORIDA,
ESPLENDOR DEL CIELO,
VIRGEN FECUNDA DE MODO SINGULAR,
OH MADRE TIERNA,
INTACTA DE HOMBRE,
A LOS CARMELITAS
PROTEJA TU NOMBRE, ESTRELLA DEL MAR".
En la liturgia de la palabra se proclamó, en primer lugar, la lectura de (1 Reyes 19,3-13), un texto en el que aparece la figura del profeta Elías, ya te he dicho, con anterioridad, que es el Padre inspirador de la Orden del Carmen y, como vas observando, el padre predicador lo está sacando día tras día. En esta ocasión es para darnos a conocer que el profeta tiene que "salir por pies" de Israel ante la amenaza de muerte proferida contra él por la reina Jezabel, mujer del rey Ajab. Dicha amenaza estuvo motivada por la faena que cometieron contra sus 400 sacerdotes en lo alto del monte Carmelo con ocasión de una apuesta que había hecho el profeta con los sacerdotes de los Baales consistente en ofrecer un holocausto a sus respectivos dioses, a Jehová de Israel y a los Baales, y el Dios que respondiera aceptando y consumiendo el sacrificio con fuego sería el verdadero Dios. Ganó el profeta Elías y los sacerdotes de Baal fueron exterminados por la gente que se había dado cita para contemplar el reto. Lo que motivó que Jezabel prometiera cortarle la cabeza antes del atardecer del día siguiente.
Ante esta amenaza, el profeta puso "los pies en polvorosa", camino del desierto hasta llegar al monte Horeb donde se le aparecería Dios.
La página del Evangelio fue tomada de Mateo (2,13-14) y en ella se nos relata otra huida las la de la Sagrada familia que tuvo que salir en medio de la noche hacia Egipto para que no se cumpliera otro proyecto de muerte de otro rey, Herodes, consistente en acabar con el recién nacido.
El padre predicador no se movió a lo largo de su disertación por entre los relatos que habían sido proclamados en ambas lecturas, sino que echó mano de dos profecías, eso sí, idénticas para hacer de ellas dos ramilletes de flores o, en su caso, dos floreros donde fue poniendo, uno tras otro, una multitud de piropos dedicados a la Madre del Señor y Madre y Hermana de los Carmelitas dándonos a entender que las profecías anunciadas por Isaías, primero, en (1Re 35, 1) no se refería tanto a la recuperación de la devastación que habían llevado a efecto los babilonios sobre Israel y su posterior reconstrucción del destrozo infringido por los ejércitos invasores, cuanto, a la Virgen María del Monte Carmelo, diciendo cosas tan lindas como:
"se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la Rosa. Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo; la gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y del Sarón. Ellos verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro". Todas ellas referidas, recalcaba el predicador, a la Virgen María del Monte Carmelo en cuyo QUINTO DÍA DE NOVENA NOS ENCONTRABAMOS.
Y, en segundo lugar, se sirvió de la profecía recogida en el libro del Eclesiástico (39,13-14) en que habla así de los tiempos mesiánicos:
"Escuchadme, hijos piadosos, florecerán como Rosales sembrados junto al agua, esparcirán perfume como el incienso y darán flores como el lirio" que, como te vengo diciendo, el predicador adjudicó a la Virgen María del Monte Carmelo.
Tras dedicarle todos los minutos, siete, de su homilía a piropear a la Madre del Señor y Madre nuestra, recordando la alabanza que hiciera de Ella en el oficio de la fiesta de la Virgen María del Monte Carmelo y que compuso, el venerable P. carmelita Bartolomé Xiberta que, por cierto, vivió, durante algún tiempo, en este convento de San José, convocó, el P. Predicador, a la asamblea de fieles a que siguiéramos el camino que nos conduce a Ella, tras la fragancia que iba dejando en pos de sí, porque, al encontrarnos con Ella, indefectiblemente, nos íbamos a encontrar con su Hijo Jesús del que dijeron los profetas antiguos que sería llamado del país de Egipto.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
12.7.224. Viernes. 6° día de la novena en honor de la Virgen María del Monte Carmelo. (C.1.952)
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
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