ESTAMPA CAUDETANA.
SAN JOAQUÍN Y SANTA ANA.
(Imagen de Santa Ana que se venera en la ermita a ella dedicada en la zona más alta de la Villa)
En el día de ayer la liturgia nos llevó de la mano a celebrar la festividad de los padres de la Virgen Santísima, la Madre del Señor y Madre Nuestra.
Nada nos dicen los evangelios acerca de ellos. Sus noticias nos son dadas por el "Protoevangelio de Jaime (Santiago) que vio la luz antes de que pasara a la historia la primera centuria después de Jesucristo. Por lo tanto, estamos en un tiempo en el que, muy posiblemente, el autor de este protoevangelio hubiera obtenido niticias acerca de la ascendencia de aquella muchachita nazaretana, Miriam, a la que se dirigió Dios por medio de su ángel, para decirla que contaba con ella, como pieza imprescindible, para llevar a la práctica el plan que tenía de regenerar a los seres humanos.
Y ya sabemos que aquella muchachita le dijo al ángel que contara Dios con ella, sin ninguna clase de reservas, para lo que tuviera a bien disponer.
En ese protoevangelio se nos da información acerca de los nombres de los padres de la Virgen María que fueron Joaquín y Ana. A Ana se le dedicó una capilla en la misma Jerusalén al lado de la puerta que llamaban de las ovejas. Aunque del culto propiamente ofrecido a la Santa Madre de la Virgen tenemos noticias a partir del siglo VI, en Oriente, y en Occidente a partir del siglo X. Y para encontrar documentación acerca del culto a San Joaquín tenemos que esperar hasta el siglo XIV.
Aquí en esta villa se le viene dando culto desde tiempo inmemorial a Santa Ana en una capillica edificada al final de una cuesta, según afirma el dicho popular autóctono que tengo oído a Paco Cantos Albertos, "el nieto de Bienvenido":
"Santa Bárbara en un alto, Santa Ana, en una cuesta y la Virgen de Gracia en el llano, en medio de la huerta".
En tiempos pasados, hasta hace unos pocos años, el clero de la Villa subía cada domingo y fiestas a celebrar la Santa misa en la ermita de Santa Ana para las gentes de aquel barrio.
Lo que no se ha abandonado nunca ha sido esa celebración de la Sagrada Eucarística en el día que les es propio, cada veintiséis de julio.
Es la Eucaristía conocida como "la de los abuelos". Hasta allá arriba suben en gran número, pian, pian, pian, los abuelos del lugar para celebrar la Eucaristía en honor de los santos Joaquín y Ana.
Este año quien presidió la Eucaristía de "los abuelos San Joaquín y Santa Ana" fue el P. Antonio Garciá Albero, carmelita de este pueblo que se brindó voluntariamente a hacerlo y así se lo propuso al señor cura párroco que no tuvo inconveniente en cederle los tastes de la liturgia Eucarística en honor de los Santos Abuelos del Señor.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
27.7.2024. Sábado. (C. 1.966)
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
Buenas tardes P. Alfonso.
ResponderEliminarLeyendo su crónica me he acordado de la fiesta de Sta Ana cuando yo era un mañaco. Recuerdo que hasta finales de los sesenta , la banda de música subía hasta la puerta de la ermita y tocaba dos o tres piezas el 25 día de Santiago patrón de España que entonces era fiesta . Muchas casas de las calles que subían a la ermita tenían a sus puertas en la calle una mesica con platos de guíjas, habas ,caracoles ,el barral del vino y el porrón de anís paloma para echar un traguico y gustar de lo que había en los platicos. Al día siguiente 26 día de Sta Ana se bajaba en procesión desde la ermita por la C/ Del Calvario ,C/ S. Joaquín ,(haciendo parada donde está el retablo con su manís) C/ Sta Ana , C/Abadía, Plaza d la Iglesia hasta Sta Catalina , donde al llegar la imagen se le decía una misa en su honor. Terminada la misa se volvía hasta la ermita con el mismo recorrido.
Los trabajadores de la fábrica del yute eran los que más participaban en esta fiesta, pues era su patrona.
Las andas las llevaban tanto hombres como mujeres ( cosa rara en aquella años). Esta procesión desapareció cuando cerró la fábrica del yute a primeros de año 1967.
A las personas mayores yo también les oia decir lo siguiente.
Abuelica Sta Ana buena muerte y poca cama.
Son recuerdos de los dichosos años de mi niñez.