ESTAMPA CAUDETANA.
FLORECIÓ LA ESTAPELIA.
Ya han cargado con mis saludos muchas veces las flores de mis ESTAPELIAS.
Con toda seguridad ya te habré contado cómo llegó hasta las ventanas del claustro alto del convento de San José (El Carmen) y también en una de las esquinas junto a un cactus grande de los llamados horrorosos, las ESTAPELIAS.
Al principio de mi llegada a esta Real Villa de Caudete, ya me había fijado yo en esa planta y me llamó profundamente la atención porque no la conocía. Estaba en un tiestecico tras la verja de una ventana de la calle de Santa Inés, en aquella que está más cerca de la parroquia de San Francisco.
Fue corriendo el tiempo y yo siempre que bajaba por el Barrio, siempre, siempre, me fijaba en ella y, sobre todo, me causó gran impresión contemplar la hermosa flor que producía una planta que no es bonita, ella, en sí misma.
Tuvo que pasar bastante tiempo hasta que, sin encomendarme a nadie, me decidí a seccionarla un esqueje.
Tuvo suerte, cayó con buen pie, en la jardinera de una de las ventanas del claustro alto y, a fe, que lo hizo con un buen pie, por no decir con mucha suerte, pues así lo dicen los alemanes refiriéndose a un hombre con mucha suerte, en su enrevesado idioma, "Dieser Mann hat ein toller Fuß" (Ese hombre tiene un gran pie). Porque creció pródigamente, de modo y manera que me vi en la necesidad de trasplantar a otras jardineras.
Ya florecieron cuando la primavera caminaba deprisa en busca del verano, para cederle el testigo, pero mi sorpresa ha sido contemplarla ayer por la mañana volviendo a florecer. La prueba de ello es esa flor que aparece en la fotografía, en la que la ves asomándose al claustro bajo, el de la columnata barroco-toscana.
Cuando la dije, al regarla, que la iba a emplear para que me sirviera de portadora de saludos a mi gente afecta, se puso muy contenta. Yo diría que hasta se acicaló un poco y se estiró uno de sus pétalos que andaba un poco encojidico bajo la presión de una de sus ramitas.
A lo mejor me confundió con un abejorro grande de los que se sirven para que lleven su polen de flor en flor y germinen en unas vainas llenas de simientes porque, es sabido, que estas flores, con lo bonitas que son, resulta que huelen muy mal, huelen a carne podrida, y ese es el ardiz que tienen para llamar la atención de las moscas y moscardones que, en este tiempo suelen brillar por su ausencia porque, las últimas tormentas, las espantaron o las hicieron desaparecer.
Sea por lo que fuere, el caso es que se puso toda guapa para que la pudiera fotografiar con el fin de llevarte mi saludo, mis
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
26.9.2024. Jueves (C. 2.023)
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
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