ESTAMPA CAUDETANA.
EL JABALÍ DE LA PLAZA DE NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN.
Ya vienen siendo muy frecuentes los avistamientos de animales salvajes en los ámbitos ciudadanos, sobre todo desde que estuvimos sometidos a un encarcelamiento casero impuesto por un gobierno que, llevado por el deseo de proteger al ciudadano de la pandemia implantada por el virus Covid-19, no consultó la Constitución y luego se demostró que fue una medida anticonstitucional, según el dictamen del alto tribunal.
Los animales que vienen a andorrear por nuestras plazas y calles, lo hacen para buscar comida porque, al parecer, en sus medios por donde se mueven, escasea. Otra cosa de nuestras ciudades no les es placentera.
La televisión nos mete en casa esas instantáneas o imágenes que la gente graba aquí y allá en las que aparecen los osos abriendo los cubos de la basura o comiéndose las frutas de los árboles y también las manadas de jabalíes que campan a sus anchas por las plazas y calles iluminadas de los pueblos y ciudades principalmente en el norte de España.
Algo así ocurrió durante el fin de semana pasado en esta Real Villa de Caudete porque un jabalí plantó sus reales junto a una verja en la plaza de Nuestra Señora, la Virgen del Carmen.
Ahí le ves, ilustra estas letricas.
El animal no vino por su propia industria, ni desde las cercanas sierras de Santa Bárbara y de la Alázera. ¡Qué va! Ni mucho menos. Ese bicho vino en la furgoneta de los artistas del horno y el fuego de los moldeadores del hierro candente, de los Herreros que habían situado su fragua particular allí donde nace la calle El Molino y justo al lado colocaron esa hermosa figura de jabalí que salió de sus artes y mañas.
Vamos, que no metía miedo a nadie ese animal de cobre o latón, que remeda al salvaje porque solo es una muestra plástica del concienzudo hacer de los artistas Herreros.
Hoy es él, el javalí de hierro, el que te lleva mi saludo, mis
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
3.20.2024. Jueves. (C. 2.030)
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
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