ESTAMPA CAUDETANA.
LA BECERILLA PEQUEÑA.
No hay más que ver la planta para concluir que su semillita tiene que ser liliputiense. Traída por el aire como si fuera una pavesica que sacan del hondón de una hoguera las corrientes de aire caliente que allí se forman y vuela y vuela y vuela por el espacio hasta posarse, vete a saber dónde.
Así tiene que ser la semillita que vino a encontrar acomodo allí donde la pared de la parroquia de Santa Catalina hace ángulo con la acera de la calle Santísimo Sacramento. Justo, justo, frente a la puerta de la capilla de la comunión donde el Señor se encuentra Sacramentado en la urna del Sagrario y, también, en el relicario que conserva aquellas Formas Consagradas en días convulsos de preguerra por el mártir, cura pilón, párroco del lugar, Beato Miguel Senén Abdón Díaz, y que permanecen, en ese estado de incorrupción, después de haber estado los tres años de conflicto entre hermanos en el puro suelo, debajo de una baldosa de la habitación matrimonial del sacristán Manuel Gil, que gloria tenga junto a Jesús Resucitado por el que apostó su vida haciendo lo que hizo por el Señor Sacramentado, donde nunca faltó una lamparita encendida y, tras haberlas desenterrado del húmedo suelo, otros 86 años en el relicario donde son objeto de Adoración al día de hoy.
Sí, pequeñita tuvo que ser la semillica de esa planta que los botánicos han dado en llamar CHAENURHINUM ORIGANIFOLIUM, y se han quedado tan panchos. Pero aún y, así, ha germinado porque algo de humedad habrá en esa hendidura y algún nutriente tanbién porque, ahí la ves, fresca y lozana, luciendo tipo y adorno floral, eso sí, a su medida.
Yo creo que no podía faltar a la cita. Con toda seguridad se había enterado de que su Reina, la Virgen de Gracia, Patrona del lugar, venía representada en su flamante imagencica de setenta y cinco años a estar con sus hijos en la Real Villa de Caudete de la que es Patrona y, para que encontrara el camino de la parroquia alfombrado, ella misma salió y, florecida, se puso sobre el camino para que Ella su Reina, tuviera una alfombrica que cubriera el duro y frío suelo para que su pie no tropezara ni se enfriara.
Yo la veía como la ofrenda que hacía Jesucristo Sacramentado a su Madre, dándole así, la bienvenida a esta otra casa, que también lo es suya, por ser la Madre de aquella que es la titular, la Virgen mártir Catalina.
Hoy, LA BECERILLA PEQUEÑA, que, nuestra, española por los cuatro costados, y, por ende, Caudetana, te lleva hoy mi saludo, mis
¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
8.5.2025. Jueves. (C. 2.226).
P. Alfonso Herrera. Carmelita.
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