domingo, 10 de diciembre de 2017

ESTAMPA CAUDETANA. Anochecer



[09:46, 10/12/2017] Carmelitas P. Alfonso: ESTAMPA CAUDETANA
ANOCHECER.
                                    


Faltaban dos minutos para que la manecilla larga del reloj llegara a colocarse en la vertical de las 18 horas de ayer y ya era de noche.

Bajaba yo a buen paso por la carretera que lleva a Villena. Acababa de bautizar en la parroquia de San Francisco a una nena a la que impuse el nombre de mi madre, Paula. La iglesia estaba casi llena a pesar de que por la tele estaban pasando el partido del Real Madrid con el Sevilla.  Claro que al otro lado de la puerta, a través de los cristales, veía yo a dos jóvenes que no quisieron entrar a formar parte de la iglesia que recibía en su seno a un nuevo miembro, a Paula, Hija de José Luis y de Isabel.

Tras la ceremonia, sí, bajaba yo a  buen paso por la carretera de Villena camino del Santuario de la VIRGEN DE GRACIA porque, aunque no se hubiera desplomado todavía el termómetro, ya se empezaba notar el relente de la noche. Cuando salí extramuros me llamó la atención el horizonte a cuyos pies se encontraba el pueblo. El sol, cansado de un duro día de brega se había ausentado por occidente  pero, no obstante, se resistía a dejar de llamar la atención y con una tenue luz puesta en todo alto permitía que se recortara la loma que se levanta un poco más allá del pueblo. Se recortaba, en contraste, su espinazo, negro zahino, como boca de lobo, contra la luminiscencia que deja detrás de sí el sol, cuando se hunde más allá del horizonte.


También tuvo la delicadeza de dejar esparcidas por todo el pueblo como una especie de bolitas de luz para que veamos un poco y no nos rompamos las narices al cernerse la oscuridad total, al caer la noche.

Había estado durante todo el día tratando de fulminar a las nubes que, daba la sensación, de que estuvieran peleándose con él, como perro y gato, o como el mosquito molestón al león de nuestro cuento de infancia. Pero el pobre no tenía fuerza porque, a estas alturas, la gasta, casi toda, en calentar el hemisferio Austral. No obstante, se las apañó para dar sentido y justificar aquel refrán que dice: "NO HAY SÁBADO SIN SOL COMO MUJER SIN AMOR" y, así, aprovechaba cualquier descuido de las nubes juguetonas para colar sus rayos por todo resquicio que dejaban las nubes al ir de aquí para allá. (Ah! y te digo de paso, que con tanto juego, se olvidaron de dejarnos aquí un poquito de agua)

Aunque es de noche no pienses que va dormido, sonámbulo, en tu busca mi saludo, mis
               ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!
10.12. 2017. Domingo

No hay comentarios:

Publicar un comentario