ESTAMPA CAUDETANA.
LOS MANTONES
Enseguida, nada más verlos me cautivaron. Con decirte que
cuando vi a una señora, ni mayor ni joven, con la que me crucé uno de los días
de LOS BAILES DEL NIÑO vestida con el traje típico y tocada con un precioso
MANTÓN, vinieron a mi recuerdos de momentos vividos en mi infancia y,
"primo primi" le dije:
-¿Se enfadaría Ud. si le digo ¡GUAPA!
Y, con una sonrisa que le llenó la cara, me contestó:
-"Para nada, ni mucho menos" ¡GRACIAS!
Iba con prisas, posiblemente, a por el compañero porque la
banda de música, que precede a la comitiva de los REYES, traía la noticia desde
lejos: ¡que vienen los REYES!. Luego, con su pareja, la volví a ver integrada
en la comitiva de los REYES, entrando en la Plaza de la Iglesia.
Y es que los MANTONES son parte integrante, la más vistosa,
si cabe, de los trajes típicos de las mujeres del lugar. No sé si son
maravillosos porque los portan las bellezas caudetanas realzándoles el palmito
o son ellas las que dan entidad a los MANTONES. No voy a entrar en conflicto
porque, lo mires por donde lo mires, no desmerece ¡nada! en ninguno de los
casos.
Me dice un comunicante forastero que, tras decir adiós a su
quehacer laboral en el Reino de Valencia, se ha afincado en CAUDETE y aquí vive
su tiempo de júbilo viendo pasar placenteramente la vida a través del
cristalino de sus ojos, que no todos los mantones, algunos, son de aquella
época en que la música gregoriana dejó paso y espacio a los aires regionales
que perduran hasta ahora y que son los
que mueven, generación tras generación, a las gentes del pueblo aupándoles al
estadio donde la alegría y la felicidad no caben en los adentros y se
materializan en LA FIESTA donde el baile lanza al aire esas joyas celosamente
guardadas en arcones en los que reciben ese toque de solera envueltos en aromas
primigenios de maderas nobles para que sean lucidos año tras año dando empaque
y tronío a quienes los visten haciendo única a LA FIESTA.
¡¡¡LOS MANTONES!!!
También me dijo mi comunicante de las tierras del
"che" (no olvides que soy advenedizo, nuevo en el lugar) que, para
prevenir cualquier accidente que causara un daño irreparable en las joyas que
luce con soltura y donaire la mujer caudetana, está totalmente prohibido entrar
en la Plaza de la Iglesia, donde tienen lugar los bailes, con vasos de cristal,
con bebidas y con cigarrillos o puros encendidos.
Una primilla de mi pueblo, de Oropesa (Toledo), Esperanza,
de cuyo matrimonio fui testigo cualificado hace algunos años, me ha hecho
sabedor de que ella también tiene un mantón precioso y antiguo, vamos, de
familia con solera. Y me ha pedido que me informe acerca de cómo se sujetan LOS
MANTONES las mujeres caudetanas para hacerlo ella de la misma manera.
Tengo el recuerdo vivo de mi madre luciendo esa prenda pues,
también tenía ella dos mantones de Manila que había recibido de su madre, mi
abuela, con el baúl del ajuar que llevara ella, mi abuela, cuando contrajo
nuncias con el abuelo en el ya lejano año 1878. Preciosos. No sé qué fue de
ellos. En casa éramos cuatro hijos varones y solía dejárselos a mis primas para
que lucieran ellas, "con ELLOS", en las bodas a las que eran
invitadas y por las fiestas del pueblo.
Prendido en esos mantones se mueve alegremente para llegarse
hasta ti, mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
11.1.2018 Jueves. P. Alfonso Herrera. O. Carmelitana
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