viernes, 2 de febrero de 2018

ESTAMPA CAUDETANA. El Escaparate de Llorens



ESTAMPA CAUDETANA.
EL ESCAPARATE DE LLORENS.



Volvía ayer tarde calle Molino arriba para reintegrarme al CONVENTO DE SAN JOSÉ, a casa. No era tarde pero sí, noche. No hacía mucho que la oscuridad había terminado con los últimos flecos de un día que se escurría suavemente hacia el dejar de ser y, sí, dejar el sitio expedito para que  se instale, a partir de las 0,00 horas, otro coleguilla de febrero.

No hace tiempo para pasear, pero no faltaba gente que subía o bajaba por la calle, por mi calle EL MOLINO. En la acera de los impares, unos escaparates le hacen rotos a la noche porque ponen su luz a disposición de los viandantes y, de paso, con mucha picardía, requieren la atención de uno, conmigo lo hicieron cuando pasaba, para dar a conocer y ofrecer sus especialidades.
Llegué al primero y me introdujo en su seudo día. Era el de la tienda de costura LLORENS. Empujado por la costumbre pasaba delante del grueso cristal que dejaba a la vista más allá del «gancho»  que ocupaba el primer plano, toda la tienda. Llamaba la atención en la pared del lado derecho, donde colgaba, un precioso mantón llamado a lucirse en una guapa india del lugar, al tiempo que realza, en ella, todos los dones con que Dios la dotó, ¡todas sus gracias!
Ocupaban, hasta hoy, todo el escaparate dos modelos, uno de ellos montado en un caballito. Eran monísimos. Nos hablaban de fiesta y jolgorio, nos hablaban de tiros de arcabuces, de petardos y cohetes, nos hablaban de MOROS Y CRISTIANOS. Me había hecho a ellos y, ya, con toda familiaridad, pasaba yo por delante, como tantas otras veces. Pero... paré, volví sobre mis pasos y allí estaba. Se me había colado subliminármente por el rabillo del ojo. Una nueva decoración, una nueva figura lo llenaba todo. Una figurita de mujercica, las alas extendidas le daban  un aire de mariposa, de MARIPOSA REINA a la que precedían, abriéndole camino, una pléyade de mariposicas de papel de colorines. Sí, lo que parecía una preciosa mariposa, no era otra cosa que un lindo modelito para vestir, con donaire, por cualquier mujer (u hombre,) caudetana, en las ya cercanas fiestas de carnavales, de «las carnes tolendas», que decía Tierno Galván,  «el viejo profesor».

Libre de perifollos, disfraces y antifaces, sale pitando a buscarte, mi saludo, mis

              ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
- 2.2.2018 Viernes. LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR Y LA PURIFICACIÓN DE SU MADRE.
P. Alfonso Herrera. Carmelita

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