EL HORNAZO.
Ayer tarde. A las17,50 horas. Dejo a mis espaldas la puerta de la iglesia de nuestro convento de San José y la Plaza del Carmen. Camino recto por la calle de las Moreras para bajar por la de Eras hacia la avenida de San Jaime y, por Santa Inés, llegarme a la parroquia de San Francisco donde tenía que celebrar la Eucaristía a las 18:30. Nada más poner el pie en la calle de Las Moreras, nada más entrar en ella, un tufillo agradabilísimo pone en pie de guerra todas mis papilas olfativas y, por ende, a sus colegas, las gustativas. El local comercial de los Albertos (panadería, bollería confitería), que abre sus puertas a esta calle, deja salir de sus adentros su rico «pneuma» lleno de un elixir, que lo llena todo. Voy, voy caminando como un autómata pues mi pensamiento no dirigía el «tole, tole» de mis pasos, ¡qué va!, mi pensamiento se había marchado al otro lado de la autonomía Castellano - Manchega y paseaba calle arriba, calle abajo, por el pueblo que me vio nacer, por Oropesa. Volví a mi niñez y, también, de las casas y de la pastelería de Emilio (muy reconocido y premiado por sus mazapanes) se escapaba el mismo tufillo el mismo, y el ambiente se llenaba de unos olores muy semejantes pues se estaban cociendo los HORNAZOS con sus lazos de masa que impedían la escapada de los huevos que hacían muy buenas migas con chorizo y lomo de cerdos del solar patrio. Estamos a 15 días vista de la fiesta de San Marcos,
el próximo día 25, y en mi tierra, en Oropesa, es el día en que el pueblo se vacía totalmente, hasta los ancianos se dejan llevar en los coches al Campo Arañuelo, apartados del pueblo, para tomar el aire, el sol y sobre todo a «darle aire» al hornazo.
En esas me encontraba cuando llegué, todo entero, delante del acristalado escaparate que, suele hacerle la boca agua, al que se pare a contemplar, no solo a ver.
- Oye, y yo me paré... allí estaban, haciéndose notar, dando más que voces, a los viandantes del otro lado del escaparate acristalado, dos hermosos HORNAZOS que, encontrándome, como me encontraba, disfrutando desde hacía un rato, olorosa y gustativamente de ellos. De ellos, desde hacía un buen rato, sí. Y no pude, por más que lo intenté, de quedarme clavado, como un lelo, embobado y cayéndose me la baba, contemplándoles. Y es que no era para menos. Juzga tú mismo, viéndolos, si no me crees.
- Espero que al administrador del CONVENTO se le ablanden los reales y nos sorprenda cualquier día de estos con un hornazo horneado por Los Albertos o por cualquiera de las tahonas y dulcerías que hay por cualquier calle del pueblo.
- El que no se detiene y sale, por tanto, en tu búsqueda, es mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!
11.4.2018 P. Alfonso Herrera. O.C.
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