viernes, 20 de abril de 2018

Los Nogales del Corralón


ESTAMPA CONVENTUAL
LOS NOGALES DEL CORRALÓN.




Un predecesor los trajo de por ahí y los plantó a la salida del sol. Si fueran toreros, te diría que a «porta gayola» reciben los tres nogales al sol cuando aparece por las gran portada del oriente. Pero, claro, ni ellos son toreros, ni el sol es toro. Son tres preciosos nogales que por estar encajonados entre la tapia de la escuela municipal de artes y la fachada del CONVENTO se levantan sobre sí mismos para vérselas con el lucero del alba y, cuando crece, con el solazo en que se convierte. Sí, hacen muy buenas migas los tres nogales y el pimpante sol desde que amanece hasta la atardecida, en que se despide y cariñosamente les dice, hasta mañana, hasta el día siguiente.
Tan bien se llevan, tan buenas migas hacen, que se ve de día en día el progreso y la marcha que llevan. Mira que estoy pensando que lo que pretenden estos nogales es crecer y crecer para acariciar al mozo que tan buenas trazas tiene y trae al comienzo de cada primavera. Ha sido tocarle las yemas a los nogales y fue como si la hada  buena del cuento les tocara con su barita  ¡Zas! Echaron fuera, a la calle, las hojas, las flores y la inflorescencia masculina, esa especie de moco de pavo que viene cargadito de polen para que el milagro de la vida tenga lugar y, luego, para que la industria extraiga de ella la nogalina, ese producto que pone bien guapos a nuestros muebles.
Los investigadores que todo lo someten a sus estudios, nos han contado la variedad de beneficios que nos aportan sus frutos aunque también aperciben de un par de cosas que deberemos tener en cuenta. Una, es que, ingerirlos en cantidad pone mucho tejido adiposo dentro de uno y otra es que en el ir creciendo producen veneno, cianuro puro. Esa es la razón de aquella advertencia de que «no te eches la siesta  debajo del nogal porque te dolerá la cabeza». Luego, cuando crecen y pierden la cáscara externa que recubre el fruto, el cianuro desaparece.
El nogal es un árbol de los guapos, guapos y lo lleva ya en su nombre original JUGLANS REGIA, vamos que tiene hechos y presencia de rey de la foresta. Crece hasta 25 metros y tiene una hermosa copa con unas ramas poderosas. Me llegan, al ahora mismo, los recuerdos de mis tiempos de pastor por aquellos valles cántabros donde eran muy cuidados desde siempre por la importancia que tenían en la economía familiar. Recuerdo que, leyendo el libro de Fábrica de la parroquia de San Andrés de Linares del valle de  Peñarrubia, Cantabria tropecé con un documento en el que daba fe el cura párroco, mi predecesor de entonces, como testigo, de que, en 1794 «se permutaba una casa por una nogala». Se daba cuenta de los tratantes y de los lugares donde se encontraban la casa y la nogala. También aparecían los nombres de los testigos que, junto a mi predecesor, atestiguaban y daban fe de la transacción. En mis tiempos, en 1975, en en el barrio de «El Cuetu» del pueblo de Roza, también del valle de Peñarrubia de una familia, mimaba a un nogal porque se habían comprometido con una empresa maderera a vendérsele, cuando adquiriera el grosor y altura acordados. Nada de eso les ocurrirá a los tres nogales del corralón del CONVENTO.
Nuestros nogales son una de  tantas variantes de aquellos nogales que se trajeron los romanos de sus correrías por Persia y que luego sembraron por toda Europa. Éstos, me ha dicho mi compañero el P. Ángel, no son foráneos, son una especie propia de la zona, de Albacete.

Ahí los tienes muy afanados creando una tupida cubierta bajo la cual no deberemos cobijarnos, prolongadamente, del sol de justicia que imperará por estos pagos en el tiempo de verano. ¡Una lástima!
Menos mal que en el corralón crecen otros árboles frondosos de los que te iré dando noticia.

Hoy solo te acerco mi saludo, mis

          ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
20.4.2018 Viernes. P. Alfonso Herrera. O. C.

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