ESTAMPA CAUDETANA.
LA FÁBRICA DE LA GOMA.
LA FÁBRICA DE LA GOMA.
En el «circo» madrileño donde hacen sus piruetas los que, dicen, que nos representan porque, y que los hemos votados para que retuerzan sus sesos, como a bayeta de fregadero, con el fin de alumbrar cauces donde la gente pueda llegar a conseguir una vida digna de vivirse en paz y disponiendo de un camino expedito para poder asistir a su centro de trabajo. Pocas gotas cayeron al suelo desde sus cerebros porque éstos estaban centrados en otra cosa. Andaban a la gresca tratando de arrumbar al que, va para un par de años, que habían encumbrado a lo alto del sillón, para que fuera el jefe. Mismamente como hiciera Don Quijote con los molinos de Campo de Criptana. Si bien, Don Quijote salió volando por un espadazo del primero contra el que arremetió, según el decir de un testigo presencial, que pasaba por allí en aquel preciso instante, y del que nos ha llegado su nombre, Miguel Cervantes Saavedra. Mientras que en el «circo» de Madrid fue el señor del molino, perdón, del circo, el que había sido aupado al puesto de jefe, el que salió como «el gallo de Morón, cacareando y sin plumas».
En aquel grupito que se formó, tras la misa de la tarde, en San Francisco, no se hablaba del circo de Madrid, se hablaba del «cisco» en el que se había convertido la FÁBRICA DE LA GOMA (confeccionan suelas para zapatos y aparatos ortopédicos) de más allá de Las Arenas de Caudete, en pleno campo caudetano aunque, por el lado del pueblo tiene calle que se llama Colón.
Pues sí, en aquel corrillo no se hablaba acerca del parloteo y del guirigay que se traían en Madrid los quijotes de hoy, se hablaba de lo que contó la tele de Castilla La Mancha y de lo que no teníamos noticia cercana porque había tenido lugar en medio de la noche del sábado pasado cuando pararon las máquinas para descanso del personal, pues has de saber que cuando echan a andar el lunes, ya no paran, ni de día ni de noche, hasta el viernes por la noche. Pero, sobre todo se hablaba, de esa cincuentena de operarios que han visto cómo les han levantado por los aires a su «molino», a su empresa.
Gentes había que afirmaban que había sido un incendio provocado por gente de «muy mala baba». Otros, por contra, afirman, muy metidos en razón, que habían sido unos ladrones, de los que últimamente se ven muchos por estos pagos, que al tratar de arramblar una máquina para llevársela a hacer compañía a otras, que ya tenían fuera de la fábrica para montarlas en un camión,
mira por dónde, decía otro del grupo, se tuvo que producir un cortocircuito al tratar de retirar la máquina y aquello echó a arder como la yesca o, mejor, como la goma, de modo y manera que tuvieron que venir los bomberos de Villena.
¡Menos mal!, afirmaba un cuarto, que el empresario no quiere cerrar la empresa. Y, aunque es forastero, no quiere irse del pueblo y, eso sí, ha puesto «de patitas en la bolsa del paro a los trabajadores eventuales, mientras que se ha reservado a los fijos, que son la mayor parte, para que vuelvan a colocar las máquinas en su sitio y disponer la fábrica.
Tres meses! ¡tienen trabajo para tres meses! ¡Mira que la hicieron parda estos amigos de lo ajeno!
No, de la problemática surgida en Caudete con el incendio de LA FÁBRICA DE GOMA, ni de lo incierto del futuro para la cincuentena de trabajadores que ven peligrar su trabajo, no, no dijeron nada los debatientes en el foro madrileño, corazón del ente que es España.
Huyendo, «como los ladrones que pusieron sus pies en polvorosa dejando abandonado el producto de su robo, según el decir de uno del grupito», de la quema, pero corriendo a tu lado, va mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
2.6.2018 sábado. P. Alfonso Herrera, O. C.
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