ESTAMPA CAUDETANO-CONVENTUAL.
LA FLOR DEL PARAÍSO.
LA FLOR DEL PARAÍSO.
Si se tratara de una clase de filosofía y tuviéramos que explicar una tesis necesariamente tendríamos que empezar por la explicatio terminorum o, lo que entre nosotros sería, la explicación de las palabras para situar bien la cuestión (todavía me acuerdo de aquellos profesores que, a la hora de repartir los folios con las preguntas para hacer un examen, insistían una y otra vez: «antes de lanzaros a contestar, leer los enunciados, hasta que comprendáis el significado y sentido de las cuestiones y, si no, preguntar. Hasta que no lo tengáis claro, ¡no empecéis! Cuando me tocó a mí ejercer de tal, también hacía lo mismo).
Pues bien. FLOR no necesita mayor explicación porque todo el mundo sabe muy bien lo que es y a qué denominamos con la palabra FLOR. El tema puede cambiar con el complemento del nombre: «DEL PARAÍSO»
¿Por qué?
Pues porque, en este caso, no nos referimos a aquel que Dios les preparó al bueno de Adán y señora, en el que la tierra estaba tan bien, tan bien dispuesta y preparada que en la foresta que lo ocupaba todo entero, si una planta se ponía guapa la vecina no se quedaba atrás y aquella que marcaba el límite al vergel primigenio, no te cuento la impresión que causaba a los vivientes que pululaban por fuera de las lindes paradisíacas por donde paseaba la pareja entreteniéndose en poner nombre a toda singularidad, a todo bicho viviente, que aparecía delante de sus ojos (no creas que me lo invento. Si quieres puedes irte al libro del Génesis y lee 2,18-20 y verás que dice que «Dios puso delante de Adán todos los seres que había creado ¡para que les pusiera nombre». Poner nombre, en el lenguaje semita indica idea de dominio «dominar a todos los seres creados». Todos puestos a disposición del hombre por Aquel que los creo. ¡Qué cosas! Y, siendo así que debíamos cuidarlos con delicadeza... ¡Qué malamente los tratamos! Hasta los hacemos desaparecer).
Esta FLOR DEL PARAÍSO que ilustra el escrito, con toda seguridad, pasaría desapercibida entre tantísima belleza que formaba un conjunto maravilloso. Pero en este caso, no.
En este caso la cosa cambia como de «la noche al día»
¿y saber por qué?
pues porque crece en el corralón del CONVENTO DE SAN JOSÉ que por tierra tiene cascotes y relleno de los materiales sobrantes en la construcción y en las sucesivas obras de remodelación y acondicionamiento de aquel ir construyéndose y restaurándose el CONVENTO.
Y allí, donde una ralea de malas hierbas crecen al alimón con los ajos puerros salvajes, ahora florecidos, ella se levanta y, todo orgullosa, florece y se nos muestra. ¡Ahí la tienes!
Es tan delicada que, hoy, se muestra en plenitud, toda bella y, mañana, se viene a menos y deja caer estambres y pistilos finos, preciosos y largos, «como cuaresma a pan y agua», víctima del implacable sol caudetano. Pero, mientras aguanta los embates, ahí la tienes ¡bien, guapa!
Vestido de colorines va a tu encuentro mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
1.6.2018. Viernes. P. Alfonso Herrera, O. Carm.
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