ESTAMPA
FORÁNEA.
EL REBAÑO DE CABRAS.
Lo que ves ahí blanquito no es YIO, la pastorcica que por haber sido seducida y
hecha, con artimañas nada honrosas de Zeus, su amante, tuvo que
convertirla, para salvar las apariencias delante de Hera (diosa del
matrimonio), su mujer, y ocultar así su adulterio, en una linda corderita
blanca. ¡Vaya con Zeus! más que dios tonante, habría que decir que
era un ¡TUNANTE!
No, no es YÍO, esa cosa blanca que aparece en la fotografía. No es la ovejita
que Zeus, que muy a su pesar tuvo que regalar a su mujer Hera, que no acababa
de creerse "el cuento" y por no creerlo la puso bajo la custodia del
de los 100 ojos, los que tenía Argón. Pero Hermes, hijo de Zeus y Hera,
disfrazado de pastorcico trabó comunicación con el "cuidador" de
la borreguita blanca y, tras servirse del arte de la música, dejó grogi
al Argos de los 100 ojos y, en esas, aprovechó la ocasión para separarle la
cabeza del tronco y, de un solo tajo, le cerró todos los ojos. Al ver Hera la
faena que le hizo el hijo, otorgó a su esposo Zeus permiso para que volviera en
su ser a YÍO y, éste, acariciándola el lomo, dice el mito, que
desaparecieron las bedijas de lana, los cuernecitos se esfumaron, contrajéronse
los arcos superciliares, en lugar de sus pezuñitas aparecieron sus lindos
piececicos, de bailarina más que de pastorcica, y aquella muchachita que
cuidaba ganado y que era lo más bello que reflejara espejo alguno, volvió a ser
ella, tras quedar en suspenso la orden divina.
No, eso que ves ahí en la foto no pretende dar el pego. No, no es una ovejita
en medio de un rebaño de cabras. No te engañes, es solamente una cámara de
vigilancia que controla esta zona del aparcamiento del hospital de Almansa
desde lo alto de una columna de luz que, vaya, se encuentra en línea con el
rebaño de cabras. Y el hombre que aparece a la derecha, ni es Argos, ni es
Hermes y por supuesto, tampoco es Zeus. Es simplemente el pastor del rebaño de
cabras, el cabrero.
Ver el rebaño de cabras cuidadas por el pastor y zambullirme en el mundo de los
mitos fue una sola cosa.
Resulta que ayer, cuando salía de la planta tercera del hospital con intención
de bajarme a la segunda para hacer el recorrido, allí estaban, más allá de las
lindes del hospital, en un campo recién segado por uno de esos grandes
monstruos que en un "santiamén" había dejado a ras, el trigal que se
había salvado de "la quema" como la que aconteció en lugares
cercanos, causada por una imponente granizada, este tiempo de atrás o la que
ayer dañó mucho melocotón y viña en la zona de Jumilla.
Allí estaban las cabras, ajenas al tráfico que pasaba por la cercana Autovía de
Levante, ramoneando lo que podían y limpiando los granos de trigo que se le
escaparon de las grandes fauces, a la máquina segadora-trilladora.
- Traté de contarlas. Más de 200. Guapas las tiene el cabrero. El sol les
sacaba brillo a las pieles. Al ver las ubres, que cuelgan en muchas de
ellas, deduzco que serán muchos los litros que habrán de convertirse en
excelente queso con denominación de origen de Castilla La Mancha.
También deduzco que la ayuda que da la Unión Europea, al sector, en este
caso, está muy bien justificada porque no hay más que ver a los animales y ver
cómo los trata el pastor y cómo le obedecen y ¡son cabras!.
Sí, me llamaron ayer la atención cuando me disponía a bajar por las escaleras, a la planta segunda del hospital de Almansa.
Como no te sale de cacharrería donde estarían haciendo un gran descalabro las
cabras, te llega indemne mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
9.8.2018. Jueves. P. Alfonso Herrera, O. C.
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