domingo, 23 de septiembre de 2018

El Faetón de Caudete


ESTAMPA CAUDETANA.
EL FAETÓN DE CAUDETE.
Me llamó poderosamente la atención porque no me cuadraba el hecho de que un FAETÓN (una variante del carricoche francés) luciera porte en la Avenida de San Jaime de aquí de Caudete. Y me llamaba la atención, no tanto porque el HIJO DEL SOL, (eso significa faetón en castellano) se paseara por la Avenida de la calle grande del barrio San Francisco porque aquel día hizo calor, calor, calor a tope y no extrañaría que el hijo de Helios y Clímane se hubiera bajado a estos pagos para dar una vueltecita.
No me cuadraba porque ese es un carruaje al que se suele ver portando a guapas mujeres por el real de la feria sevillana. Y, ésta, ya hace meses que apagó la verbena luminosa que saca de sus casas sevillanas y de muchos lugares de España y de por ahí fuera (no entiendo por «ahí fuera» a Cataluña y catalanes porque, aunque se empeñen algunos indios de allá en decir lo contrario, ese trozo del noreste de «la piel de toro» es ESPAÑA, mal que les pese a Torra y cia, sino del mundo mundial que se da cita junto al Guadalquivir sevillano), que llegan a Sevilla para disfrutar del carácter, la alegría y el esparcimiento que los sevillanos encierran en diez días únicos, pero con las puertas abiertas para que todo el mundo pueda disfrutarlos.
Ya te digo que no me cuadraba porque el mes de abril queda ya lejos en el tiempo y porque, mira a los que llevan las riendas del animal y a la moza que va en uno de los asientos y ninguna otra mujer con ella ni en el banco de enfrente porque estos carricoches se caracterizan por eso, por estar tirado por un hermoso ejemplar equino, por tener un pescante donde asientan sus reales los mayorales que se cuidan de que el animal lo haga bien y en la parte trasera dos asientos en paralelo donde toman asiento, mirándose a la cara, los que han de lucir tipo en el Real de la Feria siendo un carruaje dotado de cuatro ruedas y al que se accede por encima de una de ellas. Y no me cuadra, tú lo ves, porque ni ellos van con el traje campero, ni ella vestida va de faraláes.
Y, no obstante, ahí tienes al FAETÓN luciéndose y paseando majestuoso por la Avda. de San Jaime del barrio de San Francisco (por el Barrio, sin más, que dicen los lugareños).
Todos nos quedamos a este lado de la Avenida, mirando a la que habíamos entrado tras salir de celebrar la Eucaristía en la parroquia de San Francisco. Y ellos, sin reparar en ello, prosiguieron su paseo como si en lugar de hacerlo por el barrio, estuvieran entrando en La Maestranza y, luego, cuando el real de la feria estallaba en luz, bien entrada la noche, ellos, por todo el centro,  haciendo el paseíllo montados en el «Hijo del Sol», en el FAETÓN.
El caballo, cabizbajo, como aquel al que obligan a hacer algo contra su voluntad, con marcha cansina, fue alejando a la familia Ortega (me dicen que a ella pertenece y que le han construido nuevo haciendo una variante del carruaje francés. Pues ¡qué bien!), alejando, hasta que se perdió de vista más allá de la plaza de toros de Las Arenas de Caudete, camino de San Antón. Abriéndose paso en mitad de un campo sembrado de millones de lechugas que hacen las delicias de las mesas europeas y patrias.

Todavía sorprendido por la visión del FAETÓN tan lejos de Sevilla, sale en tu busca mi saludo, mis

          ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
23.9.2018. Domingo. P. Alfonso Herrera, O. C.

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