ESTAMPA CAUDETANA.
LA TALLA NUEVA DE LA VIRGEN DE GRACIA.
LA TALLA NUEVA DE LA VIRGEN DE GRACIA.
En los días previos a la fiesta de la VIRGEN DE GRACIA he ido llevándote los
mantos con los que se ha vestido a lo largo de mucho tiempo y se sigue
vistiendo la imagen de esa talla que ves y la que centraba la atención y
devoción del pueblo hasta que la hicieron desaparecer unos desalmados en
tiempos que no deberían haber estado tan llenos de desencuentro y, me atrevería
a decir, de odio a todo símbolo religioso y a las personas por serlo.
Hoy quiero decirte que, ayer lucía la imagen esculpida tras la guerra desde las 17,00 a las 21,00 horas expuesta en su Santuario para el BESAPIES con el que se ponía el final a las fiestas en Honor de La VIRGEN DE GRACIA Y SAN BLAS.
Cuando el tiempo de veneración llegó a su mitad, se detuvo la larga fila de fieles que se había formado, para dar paso al párroco que, revestido con alba, estola y capa pluvial, procedió a presidir el canto de La Salve y de los gozos de la Virgen. Concluido el canto, volvió a ponerse en marcha la fila de caudetanos que iban a depositar sus besos en los pies de la imagen que los levantaba hasta el ámbito, el TRINITARIO, donde se encuentra ELLA.
Permanecí en el templo media hora acompañando a la MADRE y viendo como la gente iba acercándose a saludar a la Virgen que estaba custodiada por dos jóvenes miembros de la Mayordomía, mientras Jesualdo Medina, Presidente de la misma, no perdía ojo. Le pensaba yo como si fuera águila real vigilando desde las alturas.
Me llamó poderosamente la atención ver cómo se ralentizaba la fila e, incluso, se abrían claros al acceder al presbiterio. Era provocado el parón por el andar pausado, renqueante, de algún matrimonio de ancianitos que eran, el uno para el otro, una cachaba complementaria del bastoncito que llevaban en su otra mano. Pero me impresionó muchísimo más ver que, al llegar ante la imagen de la Virgen, no hacían lo que muchos otros, y no precisamente ancianos, darse un beso en los dedos y plantarlos en cualquier lugar de la imagen, incluso en los pies. Los ancianicos que me impresionaron no hacían eso. Aquel matrimonio se bajaba con grandes esfuerzos y, creo, con muchos dolores, para depositar su beso en cada uno de los pies de la imagen de la MADRE, desde la cumbre de sus muchos años. Él abuelico fue el primero en besar la imagen y cuando recuperó la vertical, un tanto encorvado, tenías que haberle visto, parecía un volantico haciendo la rueda (se dio la vuelta pasito a pasito, muy despacio) para prestarle auxilio a su amada esposa cuando tratara de incorporarse, tras haber besado los pies de la imagen.
En el mismo acto me sorprendió, y mucho, que aquellos dos jóvenes trajeados y encorbatados miembros de la Mayordomía que, con guantes y purificadores en la mano, limpiaban la imagen, <>.
También me llamó la atención ver cómo infanticos, algunos solamente de días, llevados en brazos de su madres o de su padre, le daban besicos a la imagen de la VIRGEN.
Aquí en Caudete con la primera leche succionan también la devoción por ELLA, POR LA MADRE Y PATRONA, POR LA VIRGEN DE GRACIA.
Como lo vi, te lo cuento. Todo un pueblo despidiéndose de LA PATRONA y lanzándose hacia la SEMANA FESTERA que le catapultará para las fiestas próximas de 2019.
Hoy quiero decirte que, ayer lucía la imagen esculpida tras la guerra desde las 17,00 a las 21,00 horas expuesta en su Santuario para el BESAPIES con el que se ponía el final a las fiestas en Honor de La VIRGEN DE GRACIA Y SAN BLAS.
Cuando el tiempo de veneración llegó a su mitad, se detuvo la larga fila de fieles que se había formado, para dar paso al párroco que, revestido con alba, estola y capa pluvial, procedió a presidir el canto de La Salve y de los gozos de la Virgen. Concluido el canto, volvió a ponerse en marcha la fila de caudetanos que iban a depositar sus besos en los pies de la imagen que los levantaba hasta el ámbito, el TRINITARIO, donde se encuentra ELLA.
Permanecí en el templo media hora acompañando a la MADRE y viendo como la gente iba acercándose a saludar a la Virgen que estaba custodiada por dos jóvenes miembros de la Mayordomía, mientras Jesualdo Medina, Presidente de la misma, no perdía ojo. Le pensaba yo como si fuera águila real vigilando desde las alturas.
Me llamó poderosamente la atención ver cómo se ralentizaba la fila e, incluso, se abrían claros al acceder al presbiterio. Era provocado el parón por el andar pausado, renqueante, de algún matrimonio de ancianitos que eran, el uno para el otro, una cachaba complementaria del bastoncito que llevaban en su otra mano. Pero me impresionó muchísimo más ver que, al llegar ante la imagen de la Virgen, no hacían lo que muchos otros, y no precisamente ancianos, darse un beso en los dedos y plantarlos en cualquier lugar de la imagen, incluso en los pies. Los ancianicos que me impresionaron no hacían eso. Aquel matrimonio se bajaba con grandes esfuerzos y, creo, con muchos dolores, para depositar su beso en cada uno de los pies de la imagen de la MADRE, desde la cumbre de sus muchos años. Él abuelico fue el primero en besar la imagen y cuando recuperó la vertical, un tanto encorvado, tenías que haberle visto, parecía un volantico haciendo la rueda (se dio la vuelta pasito a pasito, muy despacio) para prestarle auxilio a su amada esposa cuando tratara de incorporarse, tras haber besado los pies de la imagen.
En el mismo acto me sorprendió, y mucho, que aquellos dos jóvenes trajeados y encorbatados miembros de la Mayordomía que, con guantes y purificadores en la mano, limpiaban la imagen, <
También me llamó la atención ver cómo infanticos, algunos solamente de días, llevados en brazos de su madres o de su padre, le daban besicos a la imagen de la VIRGEN.
Aquí en Caudete con la primera leche succionan también la devoción por ELLA, POR LA MADRE Y PATRONA, POR LA VIRGEN DE GRACIA.
Como lo vi, te lo cuento. Todo un pueblo despidiéndose de LA PATRONA y lanzándose hacia la SEMANA FESTERA que le catapultará para las fiestas próximas de 2019.
Con él sale a tu encuentro mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
17.9.2018. Lunes. P. Alfonso Herrera, O. C.
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