viernes, 16 de noviembre de 2018

Parque Juan Bautista de Almazán


ESTAMPA CAUDETANA.
PARQUE JUAN BAUTISTA
DE  ALMAZÁN.

Ayer, paseando, me introduje en el parque aledaño al santuario de la Virgen de Gracia. Quería empaparme y disfrutar con la contemplación de una foresta en plena sinfonía de colores, hermosamente vestida por un modisto de primera, el otoño, que no desmerece en nada a su colega, la primavera, aunque sea con unos modelitos efímeros.
Siempre creí que el campo donde se plantó para regocijo y esparcimiento de las gentes de Caudete, el parque JUAN BAUTISTA DE ALMAZÁN, (médico en esta Villa, poeta y escritor de la Historia de la Virgen de Gracia -1588- que da origen a los Episodios Caudetanos (conquista y ocupación mora y posterior reconquista cristiana con el descubrimiento de las imágenes de la Virgen y de San Blas) que recrean las gentes del lugar cada año, por fiestas, en el castillo que se monta en la Plaza de la Iglesia, los avatares de la historia de la Villa) se denominaba con el nombre de la dueña, LA VIRGEN DE GRACIA pues, muy al principio, a mi llegada al pueblo, alguien me dijo que los terrenos eran de la Virgen y que los había cedido la Mayordomía para trazar y llevar a efecto un lugar, un parque, arbolado para disfrute de todo caudetano y siempre lo tuve por cierto,  siempre tuve para mí, que se llamaba así PARQUE DE LA VIRGEN DE GRACIA. Pero, hete aquí que, ayer, descubrí la placa, bien visible, para que el que camina por el Paseo de la Virgen de Gracia lo vea, vea escrito el nombre del poeta-historiador de finales del siglo XVI, JUAN BAUTISTA DE ALMAZÁN.
Sí, todo en el parque grita, maravillosa y acompasadamente, que el otoño es dueño y señor del medio. Con sus pinceladas de color inigualables está dejando a la naturaleza con una variedad de tonos y colores que para sí quisiera la tabla de un afamado pintor. Pero en eso de inventarse los colores, no hay nadie, ni lo hubo, ni lo habrá que logre tal maravilla, tal viveza. Y es que se da un arte para preparar el sueño invernal, símil de la fría muerte, de la arboleda caduca que,  ni cuenta se dará de la desnudez  en que va a quedar expuesta, durante todo el crudo invierno,  hasta que éste se eche a un lado y deje paso a la luz y al calor que trae consigo la  primavera.

Como una hoja vuela, vuela para caer ante ti, mi saludo, mis

          ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
16.11.2018. Viernes. P. Alfonso Herrera, O. C.

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