Mes de Julio. San Juan XXIII y el Escapulario del Carmen

ESTAMPA CAUDETANA.
MES DE JULIO.
SAN JUAN XXIII Y EL ESCAPULARIO DEL CARMEN.

Imagen de la VIRGEN DEL CARMEN que se venera en nuestro convento-casa de espiritualidad de El Carmen de Onda (Castellón).

Cuando el P. Luis Torres me pasó la fotografía de la imagen de la VIRGEN DEL CARMEN de aquella casa nuestra, se armó un maremoto en el mar de mis recuerdos. Volví a aquel año de 1963, en su mes de septiembre cuando llegué allí para cursar tres años de filosofía. Y, allí, en una de las capillas de aquella iglesia neogótica, se encontraba ELLA, como la Madre que recibía a sus hijos que venían de lejos, de Viérnoles de Santander.
Bajo sus auspicios fui progresando en cultura buceando en las distintas corrientes filosóficas que han ido jalonando la historia de la humanidad porque, la FILOSOFÍA, según el decir de aquel aserto, no es otra cosa que «poner por escrito la vida del ser humano en su devenir histórico».

El buenazo de San Juan XXIII gustaba presumir de su devoción por la Virgen del Carmen y con harta frecuencia solía decir:
«Desde que tomé la Primera Comunión llevo colgado al pecho el Santo escapulario».
En una ocasión, siendo Nuncio de su Santidad en París, fue a visitar a los frailes CARMELITAS DESCALZOS y, a modo de saludo, les dijo:
«Yo pertenezco a vuestra familia por medio del Santo Escapulario y aprecio en gran medida esta gracia sabiendo que me concede una protección especial de la Virgen María» (19.3.1948).
Estaba yo por cumplir, de aquella, tres añitos.
Por algo se le «apellidaba» a este hombre el PAPA BUENO. Y es que nadie que sea devoto de la Virgen del Carmen y lleve su ENSEÑA, puede ser, ni de lejos, mala persona. Ya lo dice el latín desde muy antiguo:
«BONUM EST DIFUSIVUM SUI» que vertido al román paladino puede ser algo así: «el bien sale de sí mismo para beneficiar a los demás» Así que podemos afirmar, sin temor a meter la pata, que  la VIRGEN, el ser más bueno que salió de las manos del Hacedor, empaparía, haría copartícipe, de su bondad a este hombrecillo nacido en el Piamonte italiano, terreno abrupto entre montañas, en la familia de los Roncalli que llegó, ya en su ancianidad, a escalar, como hiciera con los picachos de su tierra natal, la colina del Vaticano, donde levantó su tienda, el último lustro de su vida. Aquel Ángel sencillote y amable papa Ángel Roncali que, al ser elevado al solio pontificio, asumió el nombre de JUAN XXIII tapando cualquier brecha que hubiera dejado en la historia del papado una figura no suficientemente esclarecida que fue un seudo papa, el antipapa, que se dió a sí mismo el nombre de Juan con el numeral XXIII y que tuvo lugar en tiempos del cisma de occidente.
Este hombre bonachón tuvo, a lo largo de su vida, unos itos bien clavados en EL CARMELO. Siendo secretario de su obispo hizo con él una peregrinación a tierra Santa y, al visitar el Monte Carmelo y su Santuario ESTELA MARIS, regentado por los PP. CARMELITAS DESCALZOS escribió en la crónica del viaje:
«Estamos en el Carmelo, el monte de María que evoca en el ánimo de todos los cristianos recuerdos dulcísimos. Aquí está el Santuario de la Virgen del Carmen y el lugar santificado por Elías y Eliseo y otros santos profetas»
Ya siendo papa, trascendió que, encontrándose en oración, se le apareció la Virgen vestida con el hábito carmelita y ELLA le confirmó los extremos de su privilegio a San Simón Stock:
« Yo, Madre de misericordia, libraré del purgatorio el sábado siguiente a su muertes a aquellos que murieren con el Santo Escapulario».

Juan XXIII es del mismo parecer que su antecesor, el papa Pio XII sobre la Santa Librea de la Virgen del Carmen. Es símbolo de consagración a la Virgen y recordatorio para quien lo portare de que su compromiso de vida ha de ser la bandera de su comportamiento  de acuerdo con los principios eclesiales y, en modo alguno, es connivente con el pasotismo y vagancia espiritual.

Recibe mi saludo, mis

           ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
19.7.2019. Viernes. P. Alfonso Herrera, Orden Carmelitana.