ESTAMPA CAUDETANA.
SAN ALBERTO DE TRÁPANI (SICILIA)
SAN ALBERTO DE TRÁPANI (SICILIA)
Así le pintó Remigio Soler el año 1952. San Alberto de Trapani o de Sicilia,
como también se le conoce, vino a este mundo el año 1240 y se levantó al cielo
el año 1307. Fue un hijo regalo de Dios, todos lo son, pero este lo fue en
especial sus padres, como toda pareja que contrae matrimonio, deseó proyectarse
al futuro en la nueva generación que representan y son sus hijos, pero no
llegaba el hijo tan ansiado.
Tardaron 20 años en acunar en su regazo a esta criatura. Le habían tenido como gracia especial de la Madre de Dios a la que profesaban especial devoción en su advocación del Monte Carmelo. Ya los carmelitas, que habían llegado a Europa poco antes, precisamente a través de Sicilia, habían traído la devoción entrañable por la Virgen María del Monte Carmelo y a ELLA le solicitaron con fe un hijo al que consagrarían el fruto de sus entrañas, el fruto de su amor. Alberto contaba sólo 8 años cuando, de la mano de sus padres, ingresó en el convento de la ciudad de Trápani desde entonces vivió preparándose para ser ordenado sacerdote.
Fue un hombre de una oración exquisita, eminentemente contemplativo, cómo eran los frailes venidos desde el Monte Carmelo empujados por las fuerzas árabes de ocupación de Tierra Santa.
Aparte de eso, como exigencia de su carisma, fruto del encuentro con Dios, era totalmente un hombre abierto al encuentro con sus hermanos los hombres a los que transmitía la fresca Palabra del Señor recibida a través de Jesucristo, su Hijo, que tomo nuestra naturaleza humana. Fue un gran devoto de la Madre de Dios, la Virgen María del Monte Carmelo.
Desarrolló toda su vida en la isla de Sicilia y allí llegó a ser provincial de los carmelitas de la isla italiana.
No se dejó el pintor en la paleta de los colores los lirios que aparecen ahí sobre una banqueta. Ya sabes que los lirios son símbolo de la pureza y de la virginidad. Fue un hombre totalmente puro, consagrado a Dios y a la Virgen Santísima y al trabajo por la evangelización de las gentes de su isla de Sicilia.
Cuentan que con el avance sarraceno sobre Europa con ánimo de conquistar a la ciudad de Messina la sitiaron por mar y por tierra impidiendo que entrara en la ciudad ningún suministro desde el exterior, ni siquiera agua potable, para que la ciudad se rindiera por inanición y por deshidratación. No se salieron con la suya los ejércitos enemigos porque dentro de la ciudad contaban con un pararrayos inmenso. Era el bueno de Alberto de Trápani, hombre de oración que solicita a Dios su favor y así, con alguna frecuencia, el cerco realizado por las huestes moras en el mar sería burlado y la ciudad no pereció de hambre. Desde el interior de la isla, el agua que llegaba a la ciudad desde manantiales extramuros, fue envenenada por los enemigos para que, aquellas gentes de Mesina que la bebieran, murieran. Pero tampoco se salieron consigo los moros porque el bueno de Alberto de Trápani bendijo aquellas aguas en el nombre del Señor y las que llegaban emponzoñadas, que eran todas, quedaban limpias, impolutas de manera que nunca les faltó provisión de alimentos ni tampoco provisión de agua para aguantar el asedio e incluso espantar a los enemigos que querían conquistar la isla italiana de Sicilia.
Alberto de Trápani es el primero de los que lograron alcanzar un puesto de privilegio entre la pléyade de los santos del Carmelo. Es considerado, por los carmelitas, como el padre de la orden en Occidente pues, no en vano, es el primero de los frailes en alcanzar la Santidad.
El pueblo sencillo lo nombró Santo en el mismo momento de su muerte antes de que Roma sancionara las virtudes heroicas que se daban cita en este hombre de Dios. Pero las autoridades religiosas pretendieron hacer un funeral de difuntos, y al comenzar la liturgia de difuntos, un coro de ángeles entonaron el canto de la misa de los santos, sancionando, así, la fe del pueblo sencillo.
Tardaron 20 años en acunar en su regazo a esta criatura. Le habían tenido como gracia especial de la Madre de Dios a la que profesaban especial devoción en su advocación del Monte Carmelo. Ya los carmelitas, que habían llegado a Europa poco antes, precisamente a través de Sicilia, habían traído la devoción entrañable por la Virgen María del Monte Carmelo y a ELLA le solicitaron con fe un hijo al que consagrarían el fruto de sus entrañas, el fruto de su amor. Alberto contaba sólo 8 años cuando, de la mano de sus padres, ingresó en el convento de la ciudad de Trápani desde entonces vivió preparándose para ser ordenado sacerdote.
Fue un hombre de una oración exquisita, eminentemente contemplativo, cómo eran los frailes venidos desde el Monte Carmelo empujados por las fuerzas árabes de ocupación de Tierra Santa.
Aparte de eso, como exigencia de su carisma, fruto del encuentro con Dios, era totalmente un hombre abierto al encuentro con sus hermanos los hombres a los que transmitía la fresca Palabra del Señor recibida a través de Jesucristo, su Hijo, que tomo nuestra naturaleza humana. Fue un gran devoto de la Madre de Dios, la Virgen María del Monte Carmelo.
Desarrolló toda su vida en la isla de Sicilia y allí llegó a ser provincial de los carmelitas de la isla italiana.
No se dejó el pintor en la paleta de los colores los lirios que aparecen ahí sobre una banqueta. Ya sabes que los lirios son símbolo de la pureza y de la virginidad. Fue un hombre totalmente puro, consagrado a Dios y a la Virgen Santísima y al trabajo por la evangelización de las gentes de su isla de Sicilia.
Cuentan que con el avance sarraceno sobre Europa con ánimo de conquistar a la ciudad de Messina la sitiaron por mar y por tierra impidiendo que entrara en la ciudad ningún suministro desde el exterior, ni siquiera agua potable, para que la ciudad se rindiera por inanición y por deshidratación. No se salieron con la suya los ejércitos enemigos porque dentro de la ciudad contaban con un pararrayos inmenso. Era el bueno de Alberto de Trápani, hombre de oración que solicita a Dios su favor y así, con alguna frecuencia, el cerco realizado por las huestes moras en el mar sería burlado y la ciudad no pereció de hambre. Desde el interior de la isla, el agua que llegaba a la ciudad desde manantiales extramuros, fue envenenada por los enemigos para que, aquellas gentes de Mesina que la bebieran, murieran. Pero tampoco se salieron consigo los moros porque el bueno de Alberto de Trápani bendijo aquellas aguas en el nombre del Señor y las que llegaban emponzoñadas, que eran todas, quedaban limpias, impolutas de manera que nunca les faltó provisión de alimentos ni tampoco provisión de agua para aguantar el asedio e incluso espantar a los enemigos que querían conquistar la isla italiana de Sicilia.
Alberto de Trápani es el primero de los que lograron alcanzar un puesto de privilegio entre la pléyade de los santos del Carmelo. Es considerado, por los carmelitas, como el padre de la orden en Occidente pues, no en vano, es el primero de los frailes en alcanzar la Santidad.
El pueblo sencillo lo nombró Santo en el mismo momento de su muerte antes de que Roma sancionara las virtudes heroicas que se daban cita en este hombre de Dios. Pero las autoridades religiosas pretendieron hacer un funeral de difuntos, y al comenzar la liturgia de difuntos, un coro de ángeles entonaron el canto de la misa de los santos, sancionando, así, la fe del pueblo sencillo.
No, no es propaganda. No me ha comisionado la empresa para
que le anuncie el producto. No.
A las 9:30 de ayer desde lo alto de la torre de la iglesia del convento de San José (El Carmen) las campanas dejaron caer sobre la villa su tañido avisando de que a las 10,00 horas daría comienzo la Eucaristía para celebrar la fiesta del santo carmelita Alberto de Trápani en la que, después de la homilía, tendría lugar la bendición del agua con la reliquia de San Alberto que guardamos en este convento de San José (El Carmen).
A las 9:30 de ayer desde lo alto de la torre de la iglesia del convento de San José (El Carmen) las campanas dejaron caer sobre la villa su tañido avisando de que a las 10,00 horas daría comienzo la Eucaristía para celebrar la fiesta del santo carmelita Alberto de Trápani en la que, después de la homilía, tendría lugar la bendición del agua con la reliquia de San Alberto que guardamos en este convento de San José (El Carmen).
En todos los conventos de la orden, desde tiempo inveterado, siete siglos,
venimos haciendo este rito de bendecir el agua, recordando aquella otra en que
el Santo la llevara a efecto para librar de la ponzoña las aguas que daban de
beber a los ciudadanos de Mesina durante el asedio parecido durante la
expansión enemiga.
Tiempo atrás este rito se celebraba fuera de la misa en el precioso claustro barroco toscano del convento dónde se situaba un gran recipiente adornado con rosas y velas del que, una vez bendecida el agua, las agentes llenaban los recipientes que traían de casa. No hace mucho tiempo se decidió que alguna gran superficie proveyera de agua embotellada. Y es que con el tiempo las modas y las costumbres se van adecuando al momento. Pero el símbolo permanece.
- Ayer celebrábamos la Fiesta del primero de los santos que ha dado la Orden del Carmen a la Iglesia y que, en la Orden consideramos como Padre de la misma, SAN ALBERTO DE TRÁPANI.
Tiempo atrás este rito se celebraba fuera de la misa en el precioso claustro barroco toscano del convento dónde se situaba un gran recipiente adornado con rosas y velas del que, una vez bendecida el agua, las agentes llenaban los recipientes que traían de casa. No hace mucho tiempo se decidió que alguna gran superficie proveyera de agua embotellada. Y es que con el tiempo las modas y las costumbres se van adecuando al momento. Pero el símbolo permanece.
- Ayer celebrábamos la Fiesta del primero de los santos que ha dado la Orden del Carmen a la Iglesia y que, en la Orden consideramos como Padre de la misma, SAN ALBERTO DE TRÁPANI.
- Te envío mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
8. 8. 2019. Jueves. P. Alfonso Herrera, de la Orden Carmelitana.
Muy buenos días, Padre Alfonso , es de agradecer sus buenos días contándonos la historia de San Albergó, porque siempre aprendo algo nuevo con sus comentarios mañaneros. Siento no haber ido a la misa y bendición del agua de San Alberto, pero ayer tocaba limpieza en Santa Catalina sería muy de agradecer si a ése pequeño grupo nos obsequie con esa agua bendita si le quedó .Que tenga un buen día.
ResponderEliminarOtro vez se coló ( Albergó) Alberto
ResponderEliminarTardó en llegar a éste mundo, pero con qué fuerza, qué gran hombre de Dios.
ResponderEliminarNo conocía los detalles preciosos de su vida
Muchísimas gracias por comunicar tanta belleza que Dios regala a nuestro Carmelo Bendito.
Dios te bendiga,Padre.
Gracias por las fotos.
ResponderEliminarBuen relato el de hoy sobre la vida y obra de San Alberto . Ahora ya sabemos el porqué de la bendición del agua todos los años. Que pase un buen día P. Alfonso .
ResponderEliminarTeresa te guardo un poco de agua .
Muy interesante la historia de San Albertos,,no sabia lo de la bendicuon del agua gracias por contarnola siempre aprendemos cosas de usted feliz dia
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