sábado, 7 de marzo de 2020

Relatos de La Villa


ESTAMPA CAUDETANA
RELATOS DE LA VILLA.
Lo oí una vez en los mentideros de la Real Villa de Caudete y, claro, picó en mí la curiosidad.
Durante mucho tiempo, me decían, colgó en las paredes del claustro alto del convento de San José, una pintura de la Virgen del Carmen en el que se escenificaba el prodigio de la promesa de ELLA, de la VIRGEN DEL CARMEN a los que vistieren devotamente su enseña, el Santo Escapulario, en la hora de su muerte. ELLA bajaría al lugar de espera (purgatorio) para sacarles de aquél sórdido lugar.
Aquel cuadro, afirmaban unos entendidos en el  tema, conocedores de primera mano, no pertenecía al convento y por ende, tampoco a los frailes Carmelitas, sino a la parroquia de Santa Catalina. Y por esa razón, que supongo bien fundada, no tengo por qué ponerlo en duda, mantenían una entente constante con el párroco que, o bien se llamaba a andanas o, en su caso, no estaba por la labor de poner a disposición de los insistentes y contumaces reclamadores el cuadro en litigio. Les daba largas o la cayada por respuesta.
El caso es que el cuadro, en cuestión, no salía por la puerta del convento de San José ni a tiros porque, la verdad, los que reclamaban, oía yo en aquel mentidero, tiraban con balas de grueso calibre. Y ni por esas. Aquel hombre, el párroco era un muro contra el que rebotaban las solicitudes para la exclaustración de la pieza.
La ocasión se presentó pintiparada  cuando aquel cura párroco, terco como una mula, marchó, en tiempo de verano, a pasar unos días de vacaciones con su familia.
Los recalcitrantes vieron un hueco libre, diáfano y, ni cortos ni perezosos se presentaron en la puerta del convento y aduciendo razones de peso, tumbativas, de esas que no dejan ningún cabo suelto, apabullaron al prior del convento de San José y, éste, natural del lugar, no queriendo armar polémica con sus paisanos, les flanqueó la entrada que, cargando con el lienzo, salieron pitando con dirección a Santa Catalina donde le dejaron depositado.
De lo que aconteció intra muros del convento cuando volvió el párroco, de eso, no sabían nada aquellos esforzados defensores de los derechos que prevalecían a favor de los ¿dueños? de la tabla.
Yo, por mi parte, tampoco indagué. La cosa sucedió. Pues ¡Què bien!
Te decía al principio que tal leyenda, picó mi curiosidad y, a las primeras de cambio, cuando se me presentó la ocasión, le pedí a Juan Doménech, el sacristán, que, por favor, me mostrara la pintura de la Virgen del Carmen en actitud de sacar de los padecimientos purificadores a sus devotos muertos con el Santo Escapulario porque por más que le andaba buscando, no daba con él.
- "Cómo vas a verlo si se encuentra en la "capilla de los viudos"
- ¿La capilla de los viudos?, le pregunté extrañado.
Y, el bueno de Juan me fue contando...
Esta capilla, como ves, se encuentra a espaldas del altar mayor y justo debajo del camarín de la titular de la parroquia, Santa Catalina, Virgen Mártir.
Antiguamente, cuando dos viudos formalizaban su relación y decidían contraer nuevas nupcias, lo hacían en esta capilla a las, 07,00 horas de la mañana, sin pompa ni boato.
Ahora, en la actualidad, cumple con la función de almacenaje, de trastero. Vamos que hace las veces de las cambras de las casas.
Juan Doménech, tan gentil y tan dispuesto a hacer favores, sin decir palabra fue donde guardaba el manojo de llaves y emulando a San Pedro me dijo:
- "¡Ven!"
No me hice rogar. Seguí sus pasos hasta la puerta que da acceso a la capilla de los viudos  y, una vez dentro, traté de descubrir el lienzo. No lo conseguí. Tampoco estaba Juan muy puesto, que se diga, el hombre, hasta que dejó oí su voz:
- "¡Ahí está!"
- Yo, por más que miraba, no lo veía. Cómo lo iba a ver si estaba detrás de un armario donde duermen su sueño, entre telarañas, distintos elementos.
- Logramos correr un poco el armario y sacamos el lienzo para hacerle la fotografía que ves.
- Pobre lienzo. Había sido objeto de un ímprobo movimiento para devolverle a su propietaria, la parroquia de Santa Catalina y, para su desgracia y el fracaso de los que aunaron esfuerzos, ha venido a parar a un oscurantísmo tétrico, como si hubiera sido emparedado, pegado a una pared contra la que le empuja un armario. Allí permanece desde entonces sin ver luz alguna y sin ser visto. ¡Con lo linda que es la pintura!
Cuando Juan cerraba con llave la puerta de la "capilla de los viudos" donde seguirá permaneciendo "preso", reflexionaba yo:
"¡Qué pena! Con lo bien que hubiera seguido estando en el claustro alto del convento de San José a la vista de quien hubiera querido contemplarlo"
El celo de los entusiastas podía haberse encauzado por otro camino como, por ejemplo, firmando un documento de cesión PARA QUE PUDIERA SER CONTEMPLADO. Porque ese, y no otro, fue el fin para el que fue pintado. Pero nunca, nunca, para ser envuelto en tinieblas, como es el caso de la obra que nos ocupa.

¡QUÉ PENA!

Pd. Otras Historias de la Villa tengo oídas en los mentideros pero esas  no despertaron en "los entusiastas" un compromiso semejante. A lo mejor te cuento alguna otro día.

Recibe mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
7.3.2020. Sábado.

Además...
Ayer por la tarde, en horario caudetano, en el auditorio de la Casa de la Cultura subían al escenario DIEZ MUJERES para montar una obrita de teatro que tiene por título "LAS DIEZ YAYAS".
A pesar de que sumando los calendarios que coleccionaba cada actriz, que no serían menos que los que nos separan de Felipe II, se movían a las mil maravillas sobre las tablas.
Aunque mujeres, no faltaron momentos en que se servían de los atributos de los hombres para dar valor a sus juicios y afirmaciones. (Y es que cuando varios cerebros de mujer se ponen a trabajar... hay que echarse a temblar, tanta fuerza tienen).
La pieza teatral es de una actualidad rabiosa. El feminismo era el tema central. Todo giraba en torno a él.
Fueron desfilando una tras otra encarnando a mujeres sacadas de las páginas de la Historia, caracterizadas de tales, para decirnos que la mujeres, siempre, siempre, fueron importantes, incluso más que los hombres. Aparecieron políticas (Cleopatra) religiosas (Teresa de Jesús, eso sí, con cordón franciscano), científicas (Maríe Cury) y otras de distintos ámbitos de la sociedad. Quien no apareció fue la PRIMERA, LA MADRE DE TODOS LOS SERES HUMANOS, No, no fue encarnada EVA siendo, como fue, LA MÁS IMPORTANTE DE TODAS  ELLAS.
Para no ser  profesionales... lo bordaron y nos hicieron pasar hora y media tan agradablemente, que se nos esfumó en un santiamén.
¡¡¡FELICIDADES YAYAS!!! 
P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.

3 comentarios:

  1. Pobre lienzo. ..Después de tanta polémica venir a quedar oculto cuando su función es ser visto y admirado.
    Lo del feminismo la verdad es que es una distorsión de la realidad.
    Ninguna mujer que se precie quiere ver atacados a sus seres queridos masculinos.
    Creo que se ha sacado de contexto y alientan una guerra de sexos fuera de lugar.
    Un excelente sábado carmelita, Padre.

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  2. Muy buenos días, P. Alfonso, el cuadro del que usted nos pone en conocimiento de su paradero, yo muchas veces me he preguntado donde estaría, pues a mi me causaba respeto, pero cuando iba al Carmen siempre me gustaba mirarlo. Sobre la obra del teatro de ayer me alegro que pasara un rato agradable. Que tenga un feliz sábado.

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  3. Fina Solera Rodriguez7 de marzo de 2020, 9:44

    Buenos días P. Alfonso. Buen relato el de hoy con ese cuadro oculto y abandonado . Que pena para estar así podían volverlo al convento y darle un lugar para ser visto. En la Iglesia del Carmen al entrar a la derecha donde hoy está la Virgen de Gracia siempre hubo uno así era cuadrado y grande y en la ultima restauración lo retiraron .
    Que pase un buen sábado

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