ESTAMPA CAUDETANA
EL ESCAPULARIO DE LA VIRGEN DEL CARMEN.
Foto Estampa de la Virgen del Carmelo. Portada de un libro que oferta la abadía
de Claraval.
Ayer recibí de una abadía francesa que es conocida con el mismo nombre que nuestro convento sito en la Real Villa de Caudete.
La abadía es famosa en Francia y en el mundo entero y no es otra que la Abadía de San José de Claraval. Mensualmente me mandan un par de folios en los que, en un perfecto castellano, nos hablan de la vida de un santo, de una persona que ha sido capaz de encontrarse con Dios y recibir de él lo que Dios es, LA SANTIDAD. Junto a ese envío siempre me mandan un sobrecito para que envíe otras direcciones y, de cuando en cuando, también me ofrecen propaganda sobre algún libro de interés. La propaganda que me llegó ayer era de un libro titulado "El Escapulario de Ntra. Señora del Carmen. Fue una coincidencia, me vino "como anillo al dedo" porque, en el día de ayer, celebraba la Iglesia y, muy particularmente, la Orden del Carmen, a la gran figura del siglo XIII, San Simón Stock.
Ya te he contado en otras ocasiones la historia del Escapulario del Carmen, no voy a incidir en ello. Simplemente recordarte que, mediado el siglo XIII, más concretamente el año 1243 la orden atravesaba unos momentos dificilísimos. Habían sido expulsados de Tierra Santa (o, como quieras, "salieron por pies"), por la morisma que había conquistado los Santos Lugares y, al llegar a Europa, se encontraron los frailes carmelitas del Monte Carmelo con que la Iglesia tenía prohibida la instauración de nuevas órdenes religiosas en occidente. Este hombre, San Simón Stock, fue elegido Padre General de aquel grupo de gentes venidas del Oriente y ante la situación que se les presentaba se encomendó vivamente a la Virgen, la Madre del Carmelo, pidiéndole constante y vivamente que extendiera su manto para defenderles de la tremenda galerna que se cernía sobre ellos en aquel proceloso mar que fue el siglo XIII.
La Virgen, nos dice la HISTORIA, se apareció al bueno de Simón Stock y le entregó, como prueba de su predilección, la enseña sacramental del Santo Escapulario junto a la promesa, PRIVILEGIO SABATINO, de que aquel que muriera vestido con él no padecería las penas del infierno y, ELLA, bajaría al purgatorio el sábado siguiente a su muerte para sacarle de ese lugar de purificación, previo a la entrada en el ámbito de la divinidad.
No es un amuleto el Santo Escapulario. No, no lo es. Es un signo de consagración a la Virgen Santísima Nuestra Madre y aquel que está consagrado a ella trata por encima de todo de adecuar su vida a la vida de la Madre de modo y manera que, lo principal en este mundo será, para el carmelita, para que el que vista el Santo Escapulario, abrirse al cuidado, a la entrega y al amor a sus hermanos los hombres.
Sí, ayer celebrábamos la fiesta de aquel hombre, aquel fraile carmelita, San Simón Stock que recibiera, de manos de la Virgen María del Monte Carmelo, la enseña del Santo Escapulario, como manifestación de su protección, protección que se vio palmariamente poco después con la aprobación, por parte del Papa, de la orden religiosa de los Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, que habían llegado, no hacía mucho tiempo, de las tierras donde el Señor había tomado nuestra naturaleza humana y en la que había dejado sembrado el mensaje de la salvación que no es otro que aquel que asevera que DIOS NOS AMA .
Si en aquellos años de dificultad extrema, por los que atravesaba la Orden consagrada a la Virgen del Carmen, ELLA solucionó la papeleta de aquellos, sus hijos, hoy, cuando la humanidad entera, en unos lugares más que en otros, se encuentra baqueteada por el ataque inmisericorde de una pandemia provocada por el coronavirus Civid19, también tenemos la posibilidad de elevar nuestros ojos a la Virgen Santísima Nuestra Madre y solicitarle, como le solicitaba Simón Stock, su favor para no perecer en medio de tanto sufrimiento y dolor, volvamos los ojos a María, la Madre del Señor, para que interceda ante su Hijo Jesús para que nos libere de este mal, de esta pesadilla, que nos azota.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
17.5.2020. Domingo, Sexto de Pascua. Día 64 de confinamiento.
Ayer recibí de una abadía francesa que es conocida con el mismo nombre que nuestro convento sito en la Real Villa de Caudete.
La abadía es famosa en Francia y en el mundo entero y no es otra que la Abadía de San José de Claraval. Mensualmente me mandan un par de folios en los que, en un perfecto castellano, nos hablan de la vida de un santo, de una persona que ha sido capaz de encontrarse con Dios y recibir de él lo que Dios es, LA SANTIDAD. Junto a ese envío siempre me mandan un sobrecito para que envíe otras direcciones y, de cuando en cuando, también me ofrecen propaganda sobre algún libro de interés. La propaganda que me llegó ayer era de un libro titulado "El Escapulario de Ntra. Señora del Carmen. Fue una coincidencia, me vino "como anillo al dedo" porque, en el día de ayer, celebraba la Iglesia y, muy particularmente, la Orden del Carmen, a la gran figura del siglo XIII, San Simón Stock.
Ya te he contado en otras ocasiones la historia del Escapulario del Carmen, no voy a incidir en ello. Simplemente recordarte que, mediado el siglo XIII, más concretamente el año 1243 la orden atravesaba unos momentos dificilísimos. Habían sido expulsados de Tierra Santa (o, como quieras, "salieron por pies"), por la morisma que había conquistado los Santos Lugares y, al llegar a Europa, se encontraron los frailes carmelitas del Monte Carmelo con que la Iglesia tenía prohibida la instauración de nuevas órdenes religiosas en occidente. Este hombre, San Simón Stock, fue elegido Padre General de aquel grupo de gentes venidas del Oriente y ante la situación que se les presentaba se encomendó vivamente a la Virgen, la Madre del Carmelo, pidiéndole constante y vivamente que extendiera su manto para defenderles de la tremenda galerna que se cernía sobre ellos en aquel proceloso mar que fue el siglo XIII.
La Virgen, nos dice la HISTORIA, se apareció al bueno de Simón Stock y le entregó, como prueba de su predilección, la enseña sacramental del Santo Escapulario junto a la promesa, PRIVILEGIO SABATINO, de que aquel que muriera vestido con él no padecería las penas del infierno y, ELLA, bajaría al purgatorio el sábado siguiente a su muerte para sacarle de ese lugar de purificación, previo a la entrada en el ámbito de la divinidad.
No es un amuleto el Santo Escapulario. No, no lo es. Es un signo de consagración a la Virgen Santísima Nuestra Madre y aquel que está consagrado a ella trata por encima de todo de adecuar su vida a la vida de la Madre de modo y manera que, lo principal en este mundo será, para el carmelita, para que el que vista el Santo Escapulario, abrirse al cuidado, a la entrega y al amor a sus hermanos los hombres.
Sí, ayer celebrábamos la fiesta de aquel hombre, aquel fraile carmelita, San Simón Stock que recibiera, de manos de la Virgen María del Monte Carmelo, la enseña del Santo Escapulario, como manifestación de su protección, protección que se vio palmariamente poco después con la aprobación, por parte del Papa, de la orden religiosa de los Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo, que habían llegado, no hacía mucho tiempo, de las tierras donde el Señor había tomado nuestra naturaleza humana y en la que había dejado sembrado el mensaje de la salvación que no es otro que aquel que asevera que DIOS NOS AMA .
Si en aquellos años de dificultad extrema, por los que atravesaba la Orden consagrada a la Virgen del Carmen, ELLA solucionó la papeleta de aquellos, sus hijos, hoy, cuando la humanidad entera, en unos lugares más que en otros, se encuentra baqueteada por el ataque inmisericorde de una pandemia provocada por el coronavirus Civid19, también tenemos la posibilidad de elevar nuestros ojos a la Virgen Santísima Nuestra Madre y solicitarle, como le solicitaba Simón Stock, su favor para no perecer en medio de tanto sufrimiento y dolor, volvamos los ojos a María, la Madre del Señor, para que interceda ante su Hijo Jesús para que nos libere de este mal, de esta pesadilla, que nos azota.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
17.5.2020. Domingo, Sexto de Pascua. Día 64 de confinamiento.
P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita
Buenos días P. Alfonso . Cada día nos va sorprendiendo mas con sus relatos y vemos que tiene relación con gente de muchos lugares . Esta vez le mandan noticias desde la Abadía de San José de Clarabal en Francia .
ResponderEliminarAl mismo tiempo nos cuenta de las penurias que pasaron los Carmelitas a lo largo de los siglos . La virgen del Carmen nos tiene que proteger de esta pandemia que azota al mundo . Buen domingo para todos .
Que la Virgen del Carmen continúe protegiendo a la humanidad sufriente por la pandemia.
ResponderEliminarUn domingo excelente, Padre Alfonso.
Buenos días, P Alfonso, la Virgen del Carmen,esta por muchos lugares y ella junto con el niño y el escapulario nos protejera de esta pandemia que estamos pasando,,,bonito relato el de hoy,,,feliz dia de San Pascual,,,
ResponderEliminarMuy buenos días, P.Alfonso , que bonito relato con el que hoy nos saluda y muy bueno que tenga usted tantas personas que des de distintos lugares le saluden y se acuerden de usted , por algo será, que la Virgen del Carmen les siga protegiendo a toda la Orden y ruegue a su Hijo que acabe pronto está epidemia.Que tenga un feliz domingo día del Señor y de San Pascual Bailón, patrón de la Eucaristía.
ResponderEliminarMuy bonito el comentario de hoy y las noticias desde la abadía de San José de Claraval en Francia siempre aprendiendo algo con usted, todos los días .
ResponderEliminarQ la Virgen del Carmen con su escapulario nos acoja y nos proteja contra esta Pandemia tan dura q estamos pasando en el mundo.
Feliz domingo día de Señor y día de S.Pascual Bailón