sábado, 16 de mayo de 2020

La Virgen María vuelve a Nazaret.


ESTAMPA CAUDETANA.
LA VIRGEN MARÍA VUELVE A NAZARET.
Foto. Gentileza de Sofía.

El camino de vuelta a casa no fue fácil para la Virgen aquella mujercita Nazaretana en la que había puesto sus ojos Dios para que fuera la Madre de su Hijo. Y digo que no le fue fácil la vuelta, porque, yo lo creo así, porque antes de salir para Ain karem algo le diría a su comprometido para esposo y ahora que vuelve a Nazaret iría pensando:
"la casa en la que tenían proyectado iniciar su vida en común, ¿ya estaría terminada"? La última vez que le había visto, ya hacía dos meses largos, cuando subió a Jerusalén para celebrar la Pascua,  y ya le habría dicho algo.
Bajaría  pensando:
" Si Yhavé, el Dios Bendito, que se había dirigido a ELLA sabiendo en la situación en que se encontraba, habría puesto los medios necesarios para que, el bueno de José, respondiera como lo hizo ELLA".
No lo sabía porque una es la manera que tenemos los humanos de ver las cosas y otra, muy distinta, es la que tiene Dios acerca de ellas. Él pide colaboración a las personas  y luego deja que éstas vayan haciendo lo que les compete y Él, no incide constantemente en el desarrollo y desenvolvimiento de la vida de aquellos a los que ha escogido, les deja hacer, jamás quiebra la obra emprendida, pero les ampara.
¿Se habría manifestado Dios a su esposo José, varón justo, como le llama la Escritura, como lo hizo con ELLA?
¿Qué estaría pensando José? ¿Cuál habría sido la opción tomada?
Todo esas  preguntas  se le agolpaban en la mente. Pero ninguna  respuesta.
No, no le fue fácil el camino de vuelta a la joven Nazaretana. Y tenía razón porque el evangelista nos habla de la zozobra que pasó el buen hombre, y digo buen hombre, porque "era hombre justo".
El hombre era bueno pero, como tal, tenía sus proyectos, sus planteamientos humanos, de vida, y su esposa le había hablado de que se encontraba embarazada, hecho que atribuía a la actuación del Espíritu Divino porque, Dios, viendo que el devenir de la Historia había llegado a LA PLENITUD DE LOS TIEMPOS, decidió poner en marcha la redención del ser humano y, para llevarlo a cabo, había contado con ELLA.
Eso era lo que le había dicho María, su mujer,  y no le encajaba, para nada, en sus planes, Dios quedaba muy al margen, pensaría, de su proyecto de formar una familia, al uso, con ELLA.
Todo esto lo intuiría María, pero no tenía certezas y ese pensamiento no sería, para nada, buen compañero de camino.
Para cuando María llegó a casa de sus padres, José ya había tomado la determinación de repudiarla, decisión  que no le fue fácil porque esa situación llevaba consigo un grave perjuicio para su esposa. En un mundo en el que la mujer faltara al marido, era objeto de una condena rotunda y fulminante: "morir apedreada públicamente". María habría sido condenada, ipso facto, por adúltera a morir lapidada y eso no lo podía consentir él. Pero tampoco podía consentir iniciar un matrimonio sabiendo la situación en la cual se encontraba su esposa y que, a esas alturas, ya estaba dando manifestaciones físicas, decide, nos lo relata  el evangelista, repudiarla en secreto, dejarla en la casa de sus padres. Así evitaría la vergüenza pública.
Y es en este momento cuando Dios toma la iniciativa y, nos sigue relatando el evangelista,  que durante el sueño  se le manifestó a través  de un ángel que le confirmó, ce por be, que lo que le había dicho su esposa acerca de que, "lo que en ELLA acontecía, no era obra de ser humano alguno", por lo tanto, no era una falta en contra del marido sino que era plena voluntad de Dios que la llamaba a ejercer un papel predominante en el misterio de la Redención y en ese papel, él, José, el varón justo, estaba también involucrado. Por eso el ángel le dijo:
"José no temas recibir en tu casa a tu mujer, porque lo que ha acontecido en ELLA, viene del Espíritu Santo. Concebirá y dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús (Imponer el nombre, dentro del ámbito semita, indica posesión, dominio  sobre la cosa o el ser nombrado) y a Aquel al que le pondría nombre no era otro que EL HIJO DE DIOS CONCEBIDO POR MARÍA, SU MUJER.
Dios mismo ponía bajo su autoridad a su Hijo, al mismo Dios, que se dignó tomar la condición de HIJO DEL HOMBRE en su casa injertado en su familia, la del rey David, como nos lo relata el evangelista Mateo en la genealogía de Jesús, con todos los deberes y derechos que concede la paternidad sobre la prole.
El evangelista Mateo, nos dice que el hombre justo, José, tomó a su mujer y se la llevó a casa.
El hecho de recibirla en casa indica que el bueno de José, aún en medio de la zozobra, no dejó de andar preparando la casa hasta terminarla
porque la casa ya estaba totalmente pergeñada y
dispuesta para convivir cuando recibió la manifestación divina.
Se fió de Dios. Dió más crédito, por su interés e importancia, a los planes divinos, ámplios y generosos, que a sus planes que, siendo rectos y buenos, distaban mucho de igualar a los que Dios le manifestaba.
- "Y, JOSÉ, RECIBIÓ A MARÍA, SU MUJER, EN SU CASA".
- (Mt. 1, 21)

Recibe mi saludo mis,

¡¡¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!!
16.05.2020 Sábado día 63 de confinamiento.
P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.

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