El Luto

ESTAMPA CAUDETANA.
EL LUTO.

- (Imagen de LA VIRGEN DE GRACIA EN SU CAMARÍN 18.5.2020)

El amor de una madre no entiende de política. Los gerifaltes que están al frente de la Nación, después de estar depositados en tierra los restos mortales de miles y miles de compatriotas a los que se llevó el Covid 19 como si hubieran sido pavesas que se lleva el viento y que no han consentido, para más inri, que se contabilicen, que tengan un nombre, que sean honrados y recordados, han decidido proclamar, por fin, luto por ellos, luto de banderas a media asta en lugares oficiales (aquí, en la Real Villa de Caudete, el Regidor ya lo había dispuesto sin esperar a que movieran ficha los de Madrid), luto de minuto de silencio al medio día...
- ELLA, LA MADRE, no, no esperó permiso ni orden alguna de nadie constituído de autoridad aquí abajo. ELLA, cuando le arrebataron de sus brazos al primero de sus hijos para, en soledad anónima, depositar sus restos en la tumba, ELLA se vistió de luto. Y, cuando los que mandan permitieron que las puertas de su casa fueran abiertas, (el 18.5.2020), apareció enlutada a la vista de los hijos que venían a verla para acompañarla en su dolor. Un lazo negro colgaba de su mano, de la mano con la que sujeta al Hijo del Padre, como queriendo decirnos que al hijo (todos) que se llevó la pandemia los ponía junto a Jesús porque Jesús, el Hijo de Dios es el que salva.
- ¡Qué mensaje más entrañable y esperanzador!
Mientras que, en este mundo, los que  mandan no quieren publicidad porque, acaso, pueda repercutir en su perjuicio. ELLA los aúna, los pone en el candelero, los pone junto a su Hijo, los pone junto a Dios. Ella es Madre y para una madre no hay distinción entre sus hijos, a todos los quiere por igual, a cada uno en su circunstancia y situación, pero a todos por igual. Y, si su Hijo Jesús está en el cielo con el Padre, ELLA, la MADRE, quiere, por encima de todo, que todos, todos, estén con Él en el cielo, en la casa del Padre, aunque aquí, en este lado lo que ha privado ha sido deshacerse de los difuntos sin consentir ninguna despedida, ni familiar ni religiosa. Han hecho tragarse las emociones y los sentimientos a los deudos dejándolos sumidos en un mar de lágrimas y de dolor.
- Claro, los mandamáses no son madres de los difuntos y tampoco hermanos de ellos. Son gentes frías, sin escrúpulos. Son sola y exclusivamente piezas de un engranaje sin alma.
- La MADRE de todo caudetano, no. LA MADRE es todo corazón y quiere, por igual, a todos sus hijos.
- Si vas a verla a su casa, y te fijas bien, verás cómo cuelga de su mano, de la mano que sostiene a su Hijo Jesús, un crespón negro, de luto, sobre su manto. Es el luto que guarda por los hijos que se le han muerto solos, sin una despedida, porque se lo habían prohibido.

Recibe mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
31.5.2020. Domingo.

P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.