- ESTAMPA CAUDETANA.
- LA REINA SE PUSO EL MANDIL
- LA REINA SE PUSO EL MANDIL
- Volando pasaron 3 meses y con ellos se fueron las fiestas de la Pascua del
pueblo judío. Las distintas caravanas emprendieron el camino hacia sus lugares
de origen. La Ciudad Santa de Jerusalén recobró la calma y los días se parecían
por su tranquilidad, unos a otros. El Templo recobró también, una vez
despejados los claustros, de vendedores y cambistas, su fin de encuentro del
fiel con Yhave. Todo volvió al normal desenvolvimiento de la vida ciudadana.
Ain Karem quedó en silencio porque dejó de pasar el tráfago de gentes y animales por la calle central.
Sí, Ain Kerem quedó en silencio, en silencio expectante pues
toda la gente del lugar tenía sus ojos puestos en Isabel,
la anciana mujer de Zacarías,
del sacerdote del templo
que, estando ya, ha mucho tiempo, fuera de toda posibilidad de concebir,
a punto de parir, estaba.
Solo de ella se hablaba,
La gente cuchicheaba,
Solo de ella, de
la anciana embarazada.
Y de la criatura que iba a llegar al mundo.
Los que iban y venían de los montes a los valles, desde Jerusalén al mar o desde allá a Jerusalén, todos lo comentaban:
"la mujer del viejo sacerdote Zacarías, anciana como él, se encuentra embarazada.
Dicen que es cosa del cielo.
Y por serlo, la gente se preguntaba:
¿Qué será del muchacho que ha concebido Isabel?.
¿Qué planes tendrá, sobre él, Yhave?
Todo en Ain Karem y por los montes de Judea, giraba ante hecho tan notorio.
Pero nadie reparaba en la pariente de Galilea.
De ELLA, nadie decía nada,
¡nada de nada! como si no existiera, ¡nada!
Y, no obstante, si en la casa de Zacarías todo iba, todo funcionaba, todo, todo se debía a ELLA, a la que vino a servir y no a ser servida.
¡Qué bien desempeñaba su papel,
Siempre entre bambalinas,
Siempre en segundo plano. Y, sin embargo, ni el más mínimo detalle le pasaba desapercibido.
La casa, bien atendida, su prima a punto de parir, bien atendida, el anciano Zacarías, bien atendido.
Toda la marcha de aquella casa corría por cuenta de ELLA, de la jovencita pariente nazaretana que, habiendo sido encumbrada a lo más alto en la aspiración humana, la ser la Madre de su Creador, allí la ves a los pies de todos. La más grande de todas las criaturas humanas, era, también, la más grande en HUMILDAD, hecha SERVICIO. LA REINA SE PUSO EL MANDIL.
El niño llegó sin problema alguno y con él trajo la alegría y el gozo a la casa del sacerdote y al pueblo entero y también a las zonas agrestes de la comarca entera.
Mientras tanto, el bueno de su padre, sin decir palabra, pues seguía mudo hasta que hubo de ponerle nombre al recién nacido. Todo el mundo le llamaba Zacarías, como su padre, en contra del parecer de su madre que decía y repetía que habría que ponerle Juan. Y es que la fuerza de la costumbre es grande y debería llevar el nombre del padre pero, como era cosa de Dios, Dios ya le había dado nombre y, éste, no era otro que el de Juan. Así que, por fin, queriendo el vulgo imponerse fueron y a Zacarías y le preguntaron:
"Cómo ha de llamarse el muchacho? Y, el padre, pidiendo una tablilla, hasta entonces Dios le tenía castigado, escribió:
¡JUAN ES SU NOMBRE!
Al terminar de escribirlo se le soltó la lengua y lo primero que hizo fue bendecir a Dios porque había escogido a ese niño para que preparara el camino al CRISTO, al SEÑOR, al MESÍAS SALVADOR.
Mientras, El MESÍAS, que ya llevaba 12 semanas gestándose en su MADRE, permanecía en y con ELLA en un segundo plano. Desde lejos asistían al jolgorio de todo aquel pueblo porque había nacido, por prodigio, un niño en los montes de Judea que, sin duda alguna, sería llamado a algo grande en Israel.
De él dirá Jesús más tarde que era: "El más grande de los nacidos de mujer" (Lc. 7,28)
Todavía duraba la celebración festiva por el acontecimiento más grande e ilusionante por aquellos pagos de Judea cuando la joven pariente nazaretana, María, volvía a hacer el hatillo y emprendía el viaje de vuelta a Nazaret.
En la frente de aquella joven que, con un hatillo en la mano, desandaba el camino que había emprendido tres meses antes, se dibujaba cierta preocupación, unas arrugas correteaban de un lado a otro de su despejada frente.
Ain Karem quedó en silencio porque dejó de pasar el tráfago de gentes y animales por la calle central.
Sí, Ain Kerem quedó en silencio, en silencio expectante pues
toda la gente del lugar tenía sus ojos puestos en Isabel,
la anciana mujer de Zacarías,
del sacerdote del templo
que, estando ya, ha mucho tiempo, fuera de toda posibilidad de concebir,
a punto de parir, estaba.
Solo de ella se hablaba,
La gente cuchicheaba,
Solo de ella, de
la anciana embarazada.
Y de la criatura que iba a llegar al mundo.
Los que iban y venían de los montes a los valles, desde Jerusalén al mar o desde allá a Jerusalén, todos lo comentaban:
"la mujer del viejo sacerdote Zacarías, anciana como él, se encuentra embarazada.
Dicen que es cosa del cielo.
Y por serlo, la gente se preguntaba:
¿Qué será del muchacho que ha concebido Isabel?.
¿Qué planes tendrá, sobre él, Yhave?
Todo en Ain Karem y por los montes de Judea, giraba ante hecho tan notorio.
Pero nadie reparaba en la pariente de Galilea.
De ELLA, nadie decía nada,
¡nada de nada! como si no existiera, ¡nada!
Y, no obstante, si en la casa de Zacarías todo iba, todo funcionaba, todo, todo se debía a ELLA, a la que vino a servir y no a ser servida.
¡Qué bien desempeñaba su papel,
Siempre entre bambalinas,
Siempre en segundo plano. Y, sin embargo, ni el más mínimo detalle le pasaba desapercibido.
La casa, bien atendida, su prima a punto de parir, bien atendida, el anciano Zacarías, bien atendido.
Toda la marcha de aquella casa corría por cuenta de ELLA, de la jovencita pariente nazaretana que, habiendo sido encumbrada a lo más alto en la aspiración humana, la ser la Madre de su Creador, allí la ves a los pies de todos. La más grande de todas las criaturas humanas, era, también, la más grande en HUMILDAD, hecha SERVICIO. LA REINA SE PUSO EL MANDIL.
El niño llegó sin problema alguno y con él trajo la alegría y el gozo a la casa del sacerdote y al pueblo entero y también a las zonas agrestes de la comarca entera.
Mientras tanto, el bueno de su padre, sin decir palabra, pues seguía mudo hasta que hubo de ponerle nombre al recién nacido. Todo el mundo le llamaba Zacarías, como su padre, en contra del parecer de su madre que decía y repetía que habría que ponerle Juan. Y es que la fuerza de la costumbre es grande y debería llevar el nombre del padre pero, como era cosa de Dios, Dios ya le había dado nombre y, éste, no era otro que el de Juan. Así que, por fin, queriendo el vulgo imponerse fueron y a Zacarías y le preguntaron:
"Cómo ha de llamarse el muchacho? Y, el padre, pidiendo una tablilla, hasta entonces Dios le tenía castigado, escribió:
¡JUAN ES SU NOMBRE!
Al terminar de escribirlo se le soltó la lengua y lo primero que hizo fue bendecir a Dios porque había escogido a ese niño para que preparara el camino al CRISTO, al SEÑOR, al MESÍAS SALVADOR.
Mientras, El MESÍAS, que ya llevaba 12 semanas gestándose en su MADRE, permanecía en y con ELLA en un segundo plano. Desde lejos asistían al jolgorio de todo aquel pueblo porque había nacido, por prodigio, un niño en los montes de Judea que, sin duda alguna, sería llamado a algo grande en Israel.
De él dirá Jesús más tarde que era: "El más grande de los nacidos de mujer" (Lc. 7,28)
Todavía duraba la celebración festiva por el acontecimiento más grande e ilusionante por aquellos pagos de Judea cuando la joven pariente nazaretana, María, volvía a hacer el hatillo y emprendía el viaje de vuelta a Nazaret.
En la frente de aquella joven que, con un hatillo en la mano, desandaba el camino que había emprendido tres meses antes, se dibujaba cierta preocupación, unas arrugas correteaban de un lado a otro de su despejada frente.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
13.5.2020. Miércoles. En el día de hoy, del año1917, la Joven nazaretana, MARÍA, hizo otro viaje pero esta vez fue desde el cielo hasta un pueblecito portugués ignoto, hasta entonces, llamado Fátima, porque quería encontrarse, esta vez, con tres pastorcicos, Lucía, Jacinta y Francisco.
Día 60 de
confinamiento.
P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.
Buenos días P. Alfonso. La virgen Maria cuando ya había nacido el hijo de su prima Isabel y todo estaba bien se prepara para volver a su casa y preparar la venida de su hijo Jesús. Nuestro Salvador .
ResponderEliminarHoy 13 de Mayo se celebra la aparición de la Virgen de Fatima .
Y ya llevamos dos meses de estado de alarma le pediremos que ayude a que esto termine . Buen día para todos .
Las cosas de Dios plasmadas en los ancianos Isabel y Zacarias nos dejan a todos pasmados.
ResponderEliminarLa Reina de la humanidad al servicio del matrimonio anciano.
Más bonito no puede ser.
Un día de Fátima para orar por todos, Padre Alfonso.
Muy buenos días, P. Alfonso, el relato de hoy como nos recuerda como María está siempre al servicio de los demás , pues hoy en especial de la primera visita a los PASTROCITOS la VIRGEN de FÁTIMA nos vendiga y ponga sus manos en que acabe pronto está epidemia. Que tenga un feliz día.
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