miércoles, 12 de agosto de 2020

La Cosecha... por los Suelos


ESTAMPA CAUDETANA.

LA COSECHA…POR LOS SUELOS

 Ya es muy viejecico el melocotonero que, no obstante, tira poniendo vida en ramas nuevas que nacen de un par de ramas añosas que se levantan desde un tronco muy anciano, cortico de estatura porque ha reducido mucho en los últimos sesenta años. Y digo que es viejecico y que tiene más de sesenta años porque un alumno del colegio que poseíamos y regentábamos los Carmelitas y que habíamos construído en los terrenos del convento de San José (El Carmen) con entrada por el Paseo Luis Golf, me dijo, en una ocasión, que ya existía entonces un melocotonero en el patio, donde correteaban los alumnos sus recreos, jugando a lo que se presentara.
De él, pocos melocotones llegaban a comer los frailes porque, me decía mi comunicante, antiguo alumno, que cuando se distraía el fraile vigilante de los recreos, nos hacíamos con los rubios y olorosos frutos. Aunque, todo sea dicho, yo creo que el fraile, más que vigilar para que  no les "robáramos" la fruta, hacía la vista gorda, más preocupado porque no nos cayéramos del árbol que por los melocotones tan ricos que daba el árbol frutero.
Sesenta años después se repite la historia. Los frailes tampoco catan los melocotones y no es porque entren en el corralón del convento los rateros, ¡qué va!, sino porque entran volando unas mosquitas que han encontrado en la pulpa de los melocotones el lugar pintiparado para inyectar sus huevecillos que, al eclosionar, tienen a su disposición la rica carne de la fruta.
Los resultados ya te los mostré el año pasado y, éste, puedo poner en tu conocimiento, que nos ha ocurrido otro tanto. Las fotografías  que abren este escrito, te muestran  gráficamente el desastre acontecido.
No ha servido de nada que la tijera de Paco, el nieto de Bienvenido, conocido como el Molinero, liberara al árbol del ramaje viejo y, en su caso, enfermo. De nada ha servido que le cuidara con esmero sulfatándolo un par de veces. La mosquita de las narices que, por otra parte es muy bonita, se ríe de nosotros en nuestras propias narices y nos deja con la cosecha de melocotones POR LOS SUELOS.
Pero mi compañero, el P. Ángel, ha seguido la práctica de la gente de Calanda y ha embolsado unos cuantos. Paco, el Molinero, le trajo un montón de bolsas pero él, creo yo que los demás, que son casi todos, los ha dejado para que la naturaleza siga su curso, es decir, le ha dejado campo libre a la mosquita causante de tal fechoría. Eso sí, de esta manera,  también nos ha privado a los frailes, que formamos parte de la naturaleza, de disfrutar del fruto del árbol que, aún siendo viejecico, se carga de tal manera de frutos, cada primavera, que nos vemos en la necesidad de aligerarlo.

Recibe mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
12.8.2020. Miércoles.  (C. 986)

P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.

3 comentarios:

  1. Muy buenos días, P. Alfonso, ¡lástima cosecha! Esas mosquitas se han adelantado a los frailes y se han hecho con los melocotones y los han dejustado , les han gustado y se han hecho con ellos. Que tenga un buen día.

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  2. Fina Solera Rodriguez12 de agosto de 2020, 8:03

    Buenos días P. Alfonso. Al igual que el pasado año se quedan ustedes son probar los melocotones del viejo árbol del corralon del convento , la famosa mosca no esperó que maduraran . Otro año será .

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  3. Siento lo de los melocotones,gajes del oficio de agricultor.Haber si el año que viene hay más suerte y la mosca esa deja que los prueben ustedes.Buen día P.Alfonso!!

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