ESTAMPA CAUDETANA.
LA AVENIDA DE LA PAZ
(Tras la celebración de la Eucaristía, Domingo, el sacristán, Lola, su mujer, y
Feliciana, andan atareados recogiendo los elementos empleados en la celebración
litúrgica)
Así, tal cual la ves en la fotografía, aparecía ayer por la mañana la Avda. de
La Paz.
Ya lo sabes, vengo llamando Avda. de La Paz (el Ilmo. Ayuntamiento no ha
roturado placa alguna porque no ha dado nombre a ese trecho de calle o paseo
que va desde la puerta de entrada al cementerio hasta la capilla desde donde
arrancan las calles por las que se accede a cualquiera otra calle de la ciudad
del silencio donde reposan, desde los albores del siglo XX, aquellas
generaciones de caudetanos que constituyeron, sucesivamente, la Real Villa de
Caudete y que fueron formando los cimientos del gran edificio social y humano
de la actual generación que da vida a la Villa en el día de hoy.
Me situé en la puerta de la capilla, en la que no nos es permitido celebrar la
Eucaristía por las reducidas dimensiones que no goza de la amplitud necesaria
para salvaguardar las directrices de las autoridades sanitarias
publicadas el día 5 de mayo de 2020, y desde esa situación privilegiada obtuve
la preciosa imagen que está al inicio de este escrito.
El sol, a las 10,40 horas ya había ganado altura pero ni por esas lograba
introducirse en la calle donde, todavía, permanecían los bancos a la espera que
los oficiales del Ilmo. Ayuntamiento, encargados del cementerio, los
devolvieran a la capilla de donde los habían sacado.
Ellos, los bancos, y la mesa, que aparece al fondo, y que hizo de altar,
delimitaban el lugar donde habíamos celebrado la oración a Dios por todos
nuestros hermanos difuntos. Puedo decir que todo el cementerio era una gran
iglesia porque, a la Eucaristía, que se viene celebrando, cada tercer
miércoles de mes, desde hace cinco décadas, no asistía solo un buen grupo
de fieles, cuyos deudos reposan allí, sino que, a esa Eucaristía, también
asistieron todos los que allí están a la espera de la resurrección. Así lo
entendí yo.
En la Eucaristía, oración por los difuntos del Caudete de todos los tiempos,
incluí yo al P. José Benavente, carmelita natural de Molina de Segura (Murcia),
que había fallecido, antes de ayer por la tarde en Madrid, víctima del bicho
ese que campa a sus anchas, el Covid 19. En su juventud había realizado el
noviciado, preparatorio para la vida en el Carmelo, en nuestro convento de San
José (El Carmen) de esta Villa de Caudete.
Sí, ayer por la mañana se estaba muy requetebien en la Avda. de La Paz del
cementerio de la Villa. No se movía una gota de aire en aquel teso. La
temperatura era óptima porque el sol, como si fuera una de aquellas antiguas
máquinas de carbón piedra de los primeros tiempos del ferrocarril, a aquellas
horas, estaba cargando la caldera para portarse, como lo que es, mediado el
día.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
17.9.2020. Jueves. (C.1022)
P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.
Buenos días P. Alfonso. No podía haber elegido mejor nombre a la calle que da entrada al cementerio asta la pequeña capilla que la de Avenida de la Paz . Pues eso es lo se respira cuando entramos allí, una Paz inmensa . Que tenga un buen dia .
ResponderEliminarMuy buenos días, P. Alfonso, sí usted siempre que nos habla del lugar Santo como es el cementerio, lo llama de esa manera , pues nada mejor que ese nombre , algún día puede que le hagan caso y se lo nombren.Que tenga un buen día.
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