ESTAMPA CAUDETANA.
NO HUBO FIESTA.
Ayer día de Santa Teresa de Jesús, la de Ávila, me dejé caer hasta un pueblo de
la costa que celebra, desde siempre, desde tiempo inmemorial, la fiesta
de la titular de la parroquia y, al mismo tiempo, la fiesta patronal. Dos
son las mujeres que centran la atención, la fe, el fervor y la devoción de los
que en ese pueblo elevan a Dios su oración a través de ELLAS. Una es la
Cheperudeta, la Mare de Dèu dels Desamparats, la Madre de Dios de los
Desamparados; la otra, hija de la primera y que profesó en el Carmelo
abulense de la Encarnación y que movida por el Espíritu Santo emprendió la
reforma del Carmelo, según se dice por ahí. Yo prefiero decir que, con
todos los permisos en su bolso, camino por los caminos de tierra y polvorientos
de nuestra España, del siglo XVI, buscando lugares idóneos para fundar
conventos de monjas que vivieron, no como aquellas con las que vivió ella desde
que entro en el Carmelo, un tanto laxas, si no, y como recomienda la
regla original de los Carmelitas, sin ninguna mitigación. Y, para ello, recibió
el permiso pertinente del Padre General, Reverendísimo. P. Rubeo,
para que llevara adelante esa obra que iba a repercutir en la posteridad, no
solo en la Orden del Carmen, sino en la misma Iglesia.
Sí, Teresa de Jesús puso en marcha un modo de vivir paralelo a aquel desde el
que surgió, la Segunda Orden del Carmelo, LAS MONJAS CARMELITAS DE CLAUSURA.
Años después de la muerte de la Santa de Ávila se llevaría a efecto la
segregación y surgiría una nueva Institución religiosa, LAS MONJAS CARMELITAS
DESCALZAS DE CLAUSURA que tienen como Madre Fundadora a la monja Carmelita
Santa Teresa de Jesús.
Esta, mujer, Santa Teresa de Jesús, y la Madre de Dios de los Desamparados
fueron las elegidas para que, en torno a ELLAS, girara toda la FIESTA PATRONAL
DE MOROS Y CRISTIANOS de un pueblo que cada año vuelven como vuelven, una y
otra vez, las olas del mar, que bañan sus costas, a encontrarse con la arena de
sus playas.
Este año no desembarcaron las fuerzas cristianas en la playa para desalojar a
la morisma de la plaza. Este año no desfilaron, vistosas, las escuadras de
moros y cristianos precedidos de bandas de tambores. Este año no subieron hasta
el cielo de ese pueblo costero la cohetería de una imponente obra efímera que
hubiera puesto luces de colores alumbrando un cielo limpio, tachonado, en todo
lo alto, de estrellas, barrido por la brisa marina. Este año no tuvo lugar la
procesión tan vistosa como devota acompañadas las imágenes de la Madre de Dios
y de Santa Teresa por las capitanías de las Comparsas de Moros y Cristianos ni
las bandas de música lanzaron al aire sus melodías.
Este año no hubo manifestación externa de la alegría y el gozo de un pueblo
vivo. Sólo manifestó, que era día de fiesta, la misa concelebrada de las 11,00
horas de la mañana, dos grandes imágenes serigrafiadas en sendas lonas a
la puerta de la iglesia parroquial, las que ilustran estas letricas, y que los
negocios del lugar no abrieron sus puertas al público. Solo unos cuantos
cohetes pusieron cierto ruido por encima de los tejados de la villa marinera.
Como en tantos lugares, también en este pueblo pescador el Covid 19, venido de
la China, ha tendido su manto pandémico sobe el pueblo costero al que me bajé
ayer.
Recibe mis saludos. Mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
16.10.2020. Viernes. (C.1052)
P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.
Muy buenos días , P. Alfonso, ayer El Campillo, no pudo celebrar sus fiestas a sus Patronas , como en tantos lugares en lo que llevamos de año se puede decir, todo por culpa de este bicho covid 19.Esperemos que el próximo año en toda España se puedan celebrar y vivir las fiestas a sus Patronas y Patrones.Que tenga un buen día.
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