La Sabiduría Popular

ESTAMPA CAUDETANA.
LA SABIDURÍA POPULAR.

(El otoño ya anda pintando de colores la pérgola verde de todo el Paseo de la Virgen de Gracia)

Dos personas provectas, dos paisanos de la Real Villa de Caudete, andaban charrando, la semana pasada, donde la calle El Molino se cruza con la Avda. del Atleta Antonio Amorós. Como el sol estaba incordiando lo suyo, habían buscado la sombra. Cuando llegué a su altura me bajé a la calzada. Ellos seguían a lo suyo y yo no tuve dificultad alguna en escuchar algo de su conversación y, confieso que aflojé el paso para captarla, para enterarme sobre el tema porque su conversación giraba en torno al  tiempo y, hablar del tiempo en un otoño tan avanzado sin dar, ni siquiera, una muestra de ello, más, por el contrario, parece que el verano no lo había dejado establecerse , y quienes estaban hablando de él no eran los niños guapos de la tele, sino hombres curtidos por muchos soles y por muchos vientos gélidos, en los campos de la Villa, coleccionistas de muchos aconteceres y de muchísimas señales, toda una experiencia de vida, que les ha convertido en verdaderos expertos en eso de predecir el tiempo sin necesidad de desplegar mapas de isobaras, borrascas, ciclones y anticiclones. Tampoco las informaciones, al minuto, que mandan, desde trescientos kilómetros de altura, los satélites artificiales.
Al pasar a su altura uno de aquellos hombres decía:

- "Mucho se ha hecho rogar el otoño. ¿No te parece?" Aunque no ha de ponerse muchas tardes ese de ahí arriba, se refería al sol porque apuntaba al cielo con el dedo índice de su mano derecha, antes de que  llegue"
Y su interlocutor sentenció:

- "El martes que viene, por antes de ayer, llega"

Yo, a pesar de que ralenticé mi andar, ya no pude seguir, con nitidez, el hilo de la conversación y allí quedaron aquellos dos hombres mayores hablando del tiempo
Seguí mi camino enfrascado en mis pensamientos y aquella conversación quedó dormida dentro mí.
Ya te hablé el martes del calor que ponía el sol en la Ciudad del Silencio, mediado el día anterior, el día de Todos los Difuntos, pero el martes se levantó triste, frío, sin sol y, desde allí donde quedó quieta aquella predicción del tiempo por parte de aquella pareja de paisanos del lugar, se alzó, delante de mí, y caí en la cuenta de que la afirmación tan concreta y firme que hiciera uno de aquellos hombres, con años de experiencia, la clavó.
Ayer ya no era solo otoño, ayer más parecía un día de invierno. Habían previsto los chicos del tiempo, que no aquellos viejetes de Caudete, que llovería, pues, no, no llovió pero frío, hasta dejarlo de sobra. La ropa de abrigo hizo acto de presencia en la Real Villa de Caudete.

Recibe mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
5.11'2020. Jueves.  (C. 1072)

P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.