miércoles, 4 de noviembre de 2020

La Avenida de la Ciudad del Silencio

ESTAMPA CAUDETANA
LA AVENIDA DE LA CIUDAD DEL SILENCIO.

 
(Banco de metal que, traído desde el Paseo de la Virgen de Gracia, ha sido colocado, con otros más, a la vera de la acera-camino peatonal)

 
(Farolas, de nueva factura, en la Avenida de la Ciudad de La Ciudad del SIlencio)


La Real Villa de Caudete se abre al sureste por la barriada de San Sebastián, desde donde parte un camino que, he oído decir, que llaman el Camino de Yecla; de hecho es ese el pasillo por donde entra en la Villa, a través de los barrios de San Sebastián y de El Real, un airecico que no es bienvenido. Este airecico hizo estragos en el ejército del Infante Don Alfonso (luego Alfonso X el Sabio) acampado extramuros de la Villa, cuando vino a dilucidar el reparto de tierras conquistadas a los moros, con el que luego sería su suegro, Jaime Primero de Aragón, el Conquistador.
Por ese camino, no muy lejos de la Villa caudetana, aunque sí un tanto apartado, en lo alto de un teso, se encuentra, desde hace un siglo, el cementerio, LA CIUDAD DEL SILENCIO. 
Al trecho de ese camino que va, desde la salida del barrio de San Sebastián, hasta el cementerio, es al que yo vengo en denominar "AVENIDA DE LA CIUDAD DEL SILENCIO" por una razón que se cae por su peso, porque así denomino al lugar donde duermen (Cementerio es palabra griega que significa, en castellano, dormitorio), a la espera de la resurrección tantos y tantos caudetanos que hicieron su último viaje, varga arriba, hasta el teso donde está ubicada LA CIUDAD DEL SILENCIO.

Desde el primer día que se nos permitió celebrar la Eucaristía en el cementerio, tras la finalización del confinamiento que padecimos para tratar de frenar el ímpetu del Covid 19, no había vuelto a subir al cementerio. Antes de ayer lo hice como te daba a conocer en mis "Buenos días" de ayer. Y me llamó la atención el cambio, para mejor, que observé en LA AVENIDA DE LA CIUDAD DEL SIENCIO. Si hace unos meses me encontré con operarios que trabajaban en la construcción de una acera, camino peatonal, para los deudos que desearen subir a girar una visita a sus deudos fallecidos, manifestación de la fe que alumbra la esperanza del reencuentro en AQUEL, Cristo Resucitado, que es la piedra angular del edificio de la casa de los hijos de Dios, antes de ayer, ya era una obra finalizada. Y aquellos electricistas que estaban tendiendo el cableado de las farolas ya no estaban y, sí, las farolas que jalonaban la Avenida de trecho en trecho.
Y, también, de trecho en trecho, aparecían los bancos metálicos que, en otro tiempo, estuvieran instalados en el Paseo de la Virgen de Gracia, de lo que había tenido noticia que iban a llevar a cabo, según información que me suministrara, gentilmente, el Sr. Concejal del ramo, Don Joaquín Pagán. No vendrán mal para hacer un alto y tomar aire, principalmente, en los veranos de Caudete y cuando la varga así lo impone.

Recibe mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
4.11.2020. Miércoles.  (C. 1071)

P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.

 

2 comentarios:

  1. Muy buenos días , P. Alfonso, bien ha quedado el Camino del Cementerio o Avenida del Silencio , como usted lo llama . Además hoy nos da un poquito de historia de siglos atrás que siempre es bueno recordar. Que tenga un buen día.

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  2. Fina Solera Rodriguez4 de noviembre de 2020, 8:46

    Buenos días P. Alfonso. En su buen relato de hoy nos muestra los bancos que han instalado el la subida hacia la ciudad del silencio . La verdad es que vendrán muy bien para las personas que suben paseando hasta allí. Que pasemos un buen día todos.

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