ESTAMPA CAUDETANA.
"ES LO QUE TOCA"
Después de haber celebrado la Eucaristía de la tarde en la parroquia de San
Francisco tuve que ir hasta el barrio de San Sebastián para cumplimentar una
acción pastoral. Al finalizar la encomienda, entraba por el camino de Yecla un
ris que cortaba la piel. Digo que cortaba mi piel porque me encontré a un ñaco
que, sin levantar tres cuartas del suelo, montaba, como los propios ángeles,
una bicicleta chiquitita a la que dominaba como quería.
Su madre, una mujer joven, tiraba de dos perricos liliputienses que manifestaban,
a las claras, que no era de su agrado salir a esas horas a dar un paseíco
con aquel frío que se había aposentado en los altos de San Sebastián. Ella, la
madre, no hacía más que decirle a su hijo ciclista:
"Miguel, Miguel, ¡arrímate a la orilla!"
"Miguel, Miguel ¡arrímate a la orilla!”
Y es que iba el muchachico, futuro triunfador en las serpenteantes carreras
ciclistas del circuito, por mitad del camino que, enseguida, se convertirá en
la Avda. de la Ciudad del Silencio por el que llegaba hasta la Real Villa de
Caudete, el aire friísimo que trae consigo la borrasca. No es que hubiera
peligro alguno, porque a esa hora, noche cerrada, las luces de los coches o de
las motos se ven de lejos; pero me llamó la atención gratamente, por otra parte,
el que la madre hiciera de maestra al indicar a su retoño con firmeza, envuelta
en cariño, que, ir, como iba, él por el centro de la calzada no le estaba
permitido, sino que debía ir por la orilla.
"Buenas noches", les dije a madre e hijo
"Buenas noches", me contestaron.
"Buenas, pero con un frío que pela"
"ES LO QUE TOCA", me contestó la mujer joven.
Y es verdad. Al parecer, esa borrasca que se ha descolgado del Polo Norte, de
la que no recuerdo su nombre, ha implantado un régimen de frío que no hay villano
que lo aguante, salvo el futuro nuevo Bahamontes.
Cuando dejé el lugar, allí quedaron madre e hijo y, éste, obediente, montado en
su bicicleta circulaba pegadico a la orilla del camino, y los dos perricos, que
protestaban lastimeramente mientras se arrastraban sobre sus cuatro patitas.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
5.12.2020. Sábado. (C. 1102)
P. Alfonso Herrera Serrano, Carmelita.
Buenos días P. Alfonso. Largo fue el paseo que usted hizo desde el barrio de San Francisco hasta el de San Sebastián. Ahora con este frío seguro que volvió al convento todo lo rápido que pudo. Y esa mamá con su niño y los perritos haría lo mismo . Regresar pronto a casa.
ResponderEliminarQue tengamos todos un buen sabado.
Muy buenos días, P. Alfonso, ayer tarde _ noche, hacia bastante frío para ir por la calle pero como esa señora dijo "es lo que toca", como bien ha titulado hoy sus buenos días.Que tenga feliz fin de semana con frío.
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