miércoles, 5 de mayo de 2021

Las Flores de la Madre honraron al Hijo.

ESTAMPA CAUDETANA.

LAS FLORES DE LA MADRE HONRARON AL HIJO.
(La fotografía nos trae la imagen de la iglesia parroquial del MONTE CARMELO de la calle Ayala de Madrid. Y, a los pies de ELLA, el altar mayor  y, delante de él, el ánfora con las cenizas del P. Roberto Ballesteros Bayón, las vestiduras litúrgicas y el libro de los Evangelios que tantas veces proclamó durante su vida sacerdotal).

"Mira lo poco que somos", me dijo el concelebrante que yo tenía a mi lado, refiriéndose al pequeño tarro que contenía las cenizas de mi compañero de vida y trabajos durante sesenta años, el P. Roberto Ballesteros, carmelita.
En el tiempo en que el párroco, P. Luis Torres Pérez,  y yo mismo, cursábamos nuestros primeros años de teología en Salamanca, él, el difunto, estuvo a nuestro servicio desde la encomienda de responsable, de maestro de estudiantes teólogos.
No nos habíamos repuesto del mal trago de haber tenido que dar sepultura a un compañero de estudios de filosofía, el carmelita P. Celso Prieto, en su pueblo natal aledaño a Valladolid, Aldeamayor de San Martín, cuando nuestro superior nos daba a conocer el fallecimiento del P. Roberto.
Y, como aconteciera en aquel funeral de córpore insepulto, también me tocó representar a nuestra Comunidad del convento de San José (El Carmen) de aquí, de la Real Villa de Caudete, en la despedida de este otro compañero que al escuchar la llamada del Padre Dios, se ha ausentado de éstas, nuestras estructuras humanas,  sometidas a la contingencia que marca, impasible, el paso del tiempo.
Si aquel falleció en Valladolid tras permanecer casi cinco meses en la UCI, a éste, le tocó levantarse hasta el cielo desde Madrid, haciendo bueno aquel dicho: "De Madrid al cielo".
Con él compartí quehaceres pastorales en Cantabria antes de dedicarme a la enseñanza  el colegio San Pablo Ceu de Madrid, mientras él era destinado a la joya de la corona, a nuestro seminario carmelita..
El P. Roberto fue un hombre  muy humano, muy ilustrado, muy dialogante, muy receptivo, muy buen acompañante de los jóvenes aspirantes, fue un gran padre y un estupendo compañero. Todas esas cualidades y capacidades tan humanas le fueron "sustraidas y encarceladas" por esa enfermedad destructiva que lleva el nombre del investigador alemán que la describió, El Dr. ALZHEIMER.
Mientras en la Comunidad madrileña se vivía su fiesta autonómica, trasladada al día 3 de los corrientes, en nuestra parroquia del MONTE CARMELO de Madrid, nos reuníamos un puñado de carmelitas para cantar, no la muerte, sino la vida con que le dotó Dios al P. Roberto y para pedirle al buen Padre Dios, que enriqueciera, aquella vida otorgada, con la plenitud  de la misma, cabe ÉL.
En la parroquia, que está presidida por una preciosa imagen de Ntra. Madre, la Virgen del Carmen, como no podía ser de otra manera, se encontraba profusamente ornamentada con flores, ofrenda de la feligresía a la MADRE DEL CARMELO, le fueron ofrecidas, por ELLA, por la MADRE, al hijo cuyas cenizas presidían, de alguna manera, la ACCIÓN DE GRACIAS, la EUCARISTÍA,  que ofrecíamos a Dios Padre en sufragio por el hermano muerto.
Las FLORES OFRECIDAS A LA MADRE HONRARON AL HIJO DIFUNTO.

Recibe mi saludo, mis

      ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
5.5.202. Miércoles. (C. 1.248)

P. Alfonso Herrera Serrano. Carmelita.

1 comentario:

  1. Muy buenos días, P. Alfonso, siento la pérdida de esos dos sacerdotes y compañeros de usted . D. E. P. Que termine bien el día.

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