ESTAMPA CAUDETANA.
EL NÚMERO CRECE.
Es sabido que, en el vetusto convento de San José (El Carmen), sito en la Real
Villa de Caudete, venían residiendo, en los últimos años, cuatro frailes a los
que se unió, el pasado 5 de mayo, uno más venido de Madrid. Este fraile, P.
Joaquín Vicente Contreras O. Carm., que ya había estado destinado aquí, en
la Villa, con anterioridad, al cargo de los estudiantes.
Pero, al hablar de crecimiento, no me estoy refiriendo al estamento frailuno,
no, ¡qué va! Me estoy refiriendo, más concretamente, al mundo de los alados, es
decir, a las gallináceas que corretean por su corralón.
La semana pasada causó gran gozo el descubrir que el calor de la clueca había
puesto en el ámbito conventual nuevos especímenes, ampliando el número de las
plumíferas. Hasta ahora venían siendo cinco porque, no hace mucho, "estiró
la patita" una de ellas, pues, ahora, han venido a ocupar el hueco dejado
por la extinta, no una, sino 6 más, de modo y manera que, de un plumazo, nunca
mejor dicho, el conjunto homogéneo de las gallináceas, ha alcanzado un
número aceptable, ONCE.
Once fueron los huevos de las gallinas "pisadas" (*) que, Paco
Molinero, le trajo al P. Ángel desde su gallinero de su molino, de las pocas
que le van quedando porque, nos ha dicho, que hay "zorros de dos
patas" que entran, de cuando en cuando, en su propiedad, con nocturnidad y
alevosía, y se llevan, en un saco, el producto su voraz rapiña, sus gallos y
gallinas para emplearlos, no en satisfacer el hambre, que estaría justificado,
sino, aventura Paco, en una acción denigrante y, por lo mismo, punible.
De los once huevos sacó adelante media docena de pollitos. De ellos se cuida el
P. Ángel que es el oficial responsable de que a los avichuchos no les falte
detalle.
Para prevenir los instintos felinos con que le ha dotado la naturaleza al gato
minino que se enseñorea por el corralón, hermanado con las gallinas, no
le afloren al ver corretear a las bolitas de plumón en los que están envueltos
los recién llegados, el padre Ángel ha determinado que permanezcan en el corralico
donde el P. Luis Torres dispone de un gran jaulón para la cría de canarios. La
clueca y sus pollitos hasta que crezcan y el gato les identifique como unos
congéneres de los que, con que tan familiarmente, convive en el amplio espacio
del corralón del convento, permanecerán allí dentro a salvo instintos
perversos.
Recibe mi saludo mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!17.6.2021.
Jueves. (C. 1.283)
(*) Nos dice Paco que esos pollitos son hijos de aquel hermoso gallo que
luciera sus primores en el corralón hasta tanto fue objeto de marcha por
exigencia de un vecino que, el pobre, no podía conciliar el sueño porque,
como el gallo era tan celoso de sus gallinas, las "pasaba lista" a
cada hora. Y, claro, el buen hombre, que tenía que madrugar lo suyo para ir al
trabajo, no pegaba ojo y, en consecuencia, no descansaba. Y dado que su trabajo
consistía en estar al volante de un camioncico, el peligro de accidente, era
palmario. De ahí que tuviéramos que deshacernos del animal que pasó a ejercer
de "jefe" en el gallinero de Paco Molinero.
P. Alfonso Herrera Serrano. Carmelita.
Muy buenas tardes, P.Alfonso, bien está que nos dé a conocer el crecimiento del corralón de esa gallina ha llevado a buen fin con tantos polluelos , pues así podrán hacer buenas tortillas , porque los huevos caseros están muchos más deliciosos. Que termine bien el día.
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