martes, 13 de julio de 2021

6º Día de la Novena. La Estampa Antigua.

ESTAMPA CAUDETANA.

6° DÍA DE LA NOVENA. LA ESTAMPA ANTIGUA.
Estas fotos nos traen UNA ESTAMPA ANTIGUA. Llegan desde muy allá y, al decir desde muy allá, estoy queriendo decirte que tuvieron presencia, muy común, en los primeros años del siglo pasado o, incluso, ya, en el siglo anterior.
Esas estampas las usaban LOS TERCIARIOS Y LOS COFRADES DE LA VIRGEN MARÍA DEL MONTE CARMELO en sus reuniones para rezar cantando, por aquello de que «quien reza cantando, dos veces reza».
En la cara de la estampa, ELLA, la VIRGEN MARÍA DEL MONTE CARMELO con el Niño Jesús sentado, en una pose elevada sobre el monte Carmelo en actitud de dispensadora de  GRACIAS, la principal de todas ellas, su Santo Hábito, EL SANTO ESCAPULARIO que nos es ofrecido, al alimón, por la Madre y por el Hijo.
Abajo, el Monte Carmelo con el templo dedicado a ELLA y que lleva por nombre «Santuario Estella Maris» = «ESTRELLA DEL MAR».
Y, más abajo, en la misma orilla del mar Mediterráneo, la ciudad portuaria de entonces, San Juan de Acre.
Todo un símbolo porque fue desde ese puerto, de San Juan de Acre,  desde donde partieron los moradores del Monte Carmelo, para occidente debido a la fuerte presión a que fueron sometidos los cristianos cuando Aladino reconquistó, para el Islam, los Santos lugares.
Solo me falta decirte que quién ha puesto a mí disposición esa antigua estampa no ha sido otro que el nieto de aquella mujer, TERCIARIA CARMELITA, Rosario, qué fuera su poseedora, su nieto Paco, conocido como Paquito Molinero.

En nuestra iglesia del convento de San José, dedicada ELLA, a la VIRGEN MARÍA DEL MONTE CARMELO que, como tal, preside desde su camarín toda la Iglesia, el orador sagrado nos llevó, a todos los asistentes, de viaje a Jerusalén junto a los miembros de la Sagrada Familia para dar culto al Señor con motivo de fiesta por excelencia, LA PASCUA. Este viaje constituía un antes y un después en la vida del jovencito Jesús. El niño Jesús ha cumplido 12 añicos, hecho un hombrecito hecho y derecho.  Con sus 12 años recién cumplidos subía por primera vez, porque así lo tenía establecido la Ley, a dar gloria y pleitesía a Dios en el templo. Hasta entonces le había estado vetado, nos decía el predicador, subir para celebrar la Pascua en la Ciudad Santa. La razón no era otra que, dentro de la cultura judaica del tiempo de Jesús, solo podían hacerlo las personas que hubieran cumplido los 12 años ya que, esa edad, marcaba el momento en que el adolescente accedía a la mayoría de edad y era preceptivo que en la Pascua siguiente a su cumpleaños subiera, por primera vez, hasta Jerusalén y, allí tenía lugar una liturgia específica con la que estos niños accedían a participar, con todas las prerrogativas y también las obligaciones que tenían los mayores, entre las que se encontraba, por ejemplo, la de ser lectores de la palabra los sábado en la sinagoga y la de asistir a las conversaciones de los mayores.

Cumplido todo lo que estaba establecido en la Ley para la celebración de la Pascua, las gentes venidas de los cuatro puntos cardinales del Imperio Romano, se reunían por grupos para afrontar con éxito el camino de vuelta a sus hogares. Los niños podían viajar indistintamente con el grupo de mujeres o de los hombres o, en su caso, como nos recordaba el padre predicador, formando grupos entre ellos para pasárselo en grande a lo largo de todo el trayecto. Y eso fue lo que hicieron ellos, José, uniéndose a un grupo de hombres y María haciendo lo propio con un grupo de mujeres. Los niños podían ir indistintamente con los hombres o con las mujeres Y, cada uno de ellos, con toda seguridad, darían por sentado que Jesús o estaba con los niños o iba de camino con las mujeres o con los hombres.

Al caer el día, las caravanas echaban el alto para reponer fuerzas y pasar la noche descansando. Y, en este momento, fue cuando José y María echaron de menos a Jesús. Presas de la excitación y de la preocupación, fueron de grupo en grupo tratando de dar con el chavalín, pero Jesús no estaba en la caravana. Así que José y María agarraron el tole tole y volvieron sobre sus pasos hasta Jerusalén. No fue hasta el tercer día cuando la angustia, la pena, la zozobra, los suspiros y las lágrimas cesaron. Dieron con Él en el Templo. Allí se encontraba aquel hombrecito en medio de un corro formado por la gente sabia del lugar, Sacerdotes, escribas, doctores de la Ley… con los que departía, de tú a tú, sobre temas, no importaba cuáles, pero, principalmente, acerca de la Torá (la Ley) y los Profetas.

Soy del parecer, el predicador no lo dijo, de qué aquellas gentes doctas se quedarían de una pieza al comprobar la acendrada sabiduría que poseía aquel Muchachito sobre la Palabra Revelada, sobre la BIBLIA y del acontecer histórico del pueblo judío. Tampoco nos dijo que, estas gentes doctas, se desharían del lenguas para con María y con José, al descubrir que eran sus padres, por la labor formativo educativa tan esmerada y exquisita que habían dado al Jovencito. Tampoco nos dijo el predicador,

 y era presumible pensarlo, qué José y María experimentarían un gozo inenarrable por las alabanzas que aquellas gentes doctas les estaban dando al Niño y a ellos mismos, lo que no fue óbice, para que su madre cargada de razón ya lejos de aquel lugar, como nos apuntó el padre, en un ambiente cercano y familiar, de tú a tú, le dijera: ”Hijo ¿por qué has hecho esto? ¿por qué nos has tratado así? mira que tu padre y yo estábamos desesperaditos buscándote”. Y el Muchacho, ni corto ni perezoso, le contestó a su Madre:

“Pero Madre, ¿es que no sabes que yo tengo que ocuparme de las cosas de mi Padre?

La respuesta del niño Jesús produciría, en la interioridad de aquel matrimonio, un estampido parecido al tronar de dos potentes nubes cuando entran en conflicto.

El evangelista nos cuenta que, sin más contingencias, emprendieron la vuelta a Nazaret de Galilea, donde la familia tenía su residencia y la industria de la que vivían.
El autor sagrado concluye el relato de JESÚS PERDIDO Y ENCONTRADO EN EL TEMPLO diciéndonos que aquella familia que había llevado consigo por primera vez a su hijo para «PRESENTARLO EN SOCIEDAD» bajó a Nazaret donde el Niño “les estuvo sujeto mientras iba creciendo en sabiduría, estatura y en gracia delante de Dios y de los hombres” (lc. 2,52).

 Recibe mi saludo, mis

  ¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!

13.7.2021. Martes.  (C. 1.299)

 P. Alfonso Herrera Serrano. Carmelita.

2 comentarios:

  1. Muy buenos días , P. Alfonso, buen recaudo el esa estampa tan bonita con su Himno con una letra preciosa es una lástima que todo se pierda .Buena catequesis la que hoy nos expone con las palabras del predicador y que usted nos ha dado a conocer . Que tenga un buen día.

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  2. Gracias P.Alfonso no podría haber acertado usted más con la definición de mi abuela.Sí ella estaba muy orgullosa de ser Terciaria de su Virgen del Carmen, de los valores y sentimientos católicos que le enseñaron los Carmelitas, Era una persona buena ,sencilla y muy religiosa llena de fe , que nos trasmitió , las palabras que más repetía era - No juzguéis y no seréis juzgados dice el Señor - nunca la oí hablar mal de nadie . Yo creo firmemente que desde el cielo ella está muy contenta y le da también las gracias.Muchisinas gracias abuela por habernos enseñado a querer a la Virgen y al Carmelo.

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