ESTAMPA CAUDETANA.
LA OFRENDA.
Tras cerrar el manifiesto con la Bendición con el Santísimo, en el monasterio
de las monjas Carmelitas de Clausura, me dejé ir poco a poco hasta la Glorieta
de La Cruz. Los 35° que marcaba el luminoso de la farmacia de la calle
Luis Pascual a las17,50 horas eran movidos por un vientecico calentorro que
favorecía lo suyo mi tranquila marcha por el Paseo de la Virgen de Gracia, a
las 18,05 horas.
El sol encontraba alguna dificultad para colarse entre las nubes, que no
siempre conseguía. Solo cuando llegué a la Glorieta de la Cruz consiguió
liberarse del encierro al que le tenían sometido las nubes y con sus rayos
punteaba cada milímetro del banco frente a la imagen de la Virgen de Gracia
esculpida en piedra, que es el "mío", en el que suelo dejar caer mi
humanidad para seguir desgranando las cuentas del Rosario iniciado en la puerta
del monasterio de las monjas. Así que le dije por lo bajico:
«hoy no me haces el favor, hoy te libras, hoy no me aguantas el peso»
Me acomodé en otro de los bancos que allí tiene situados el Ilmo. Ayuntamiento,
en uno al que la copa de un platanero de indias tapaba con su sombra.
El tercero, el cuarto y el quinto de los misterios de Gloria fueron
sucediéndose mientras miraba a la cara de la imagen pétrea de la Virgen de Gracia,
iluminada por los rayos del sol, teniendo por fondo unos árboles de la Avda. de
la Libertad.
Mientras yo oraba a la MADRE Y PATRONA por sus intenciones, una chicharra macho
hacía propaganda de sus atributos de una manera exorbitada. Lo hacía entonando
un canto fuerte, sostenido y larguísimo que no tenía dificultad alguna para
introducirse por entre la manta del calor reinante y sin temor alguno a
quedarse sin sus élitros por el potente y continuado frote de ambos. El aviso a
las hembras y su disponibilidad, bien valía la pena.
Mientras tanto el cielo sobre el templete de la Cruz, donde también se
encuentra ELLA, LA VIRGEN DE GRACIA, comenzó a empedrarse
y exclamé para mis adentros lo que afirma el dicho cuando ese fenómeno tiene
lugar:
«Cielo empedrado, a las 24 horas mojado». ¡Hojalá sea así y veamos a la Real
Villa de Caudete refrescadica, hoy mismo!
No sé si fue a causa del descanso que supusieron los tres misterios del Rosario
o porque me decidí a probar, el caso fue que me puse en camino para llegarme
hasta el Santuario de la Madre y Patrona.
El quinto misterio de los de gloria del rosario es “La coronación de la Virgen
como REINA Y SEÑORA de todo lo creado” y la fiesta litúrgica del día, de no
haber caído en domingo, día del Señor, hubiera sido MARÍA REINA. Por lo que en
el ratico que estuve con ELLA le pedí:
«Madre, que eres también Reina del purgatorio, hoy es tu
FIESTA, ¡Abre las puertas de ese lugar y amnistía a todos tus hijos que allí
están a la espera de completar su purificación para entrar en el ámbito divino
a donde TÚ los has precedido, a la casa de Dios Padre».
Por el Paseo de la Virgen un matrimonio que bajaba a mi altura iban tratando de
ponerle Comparsa al día de hoy que, de no haber sido por la dichosa pandemia,
le hubiera correspondido hacer el pasacalles y la OFRENDA FLORAL a la
PATRONA:
“¿Sería hoy el día de los Moros o acaso le hubiera tocado a La Antigua?” le
preguntaba la mujer a su marido.
El marido, muy seguro de sí mismo, zanjó:
¡A los Moros! ¡En este domingo le hubiera tocado a Los Moros!
Poco después llegamos al Santuario y, ella, la esposa, fijándose en el centro
floral situado a los pies del altar con su banderita y anagrama exclamó
con voz audible en todo el templo en absoluto silencio:
«¡Hoy es el día de los Moros, ellos han hecho LA OFRENDA FLORAL!»
Me acerqué a la barandilla y, desde allí, obtuve las dos fotografías que abren
mi escrito de hoy.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!
23.8.2021. Lunes. (C. 1.347)
P. Alfonso Herrera Serrano. Carmelita.
Muy buenos días, P. Alfonso, buen paseo el que usted se dió ayer tarde y aprovecho todo momento para todas las peticiones que tuvo a bien para hacerle a nuestra Madre la Virgen de Gracia , y hacer esas fotos tan bonitas . Que tenga un buen día de Santa Rosa de Lima.
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