ESTAMPA CAUDETANA.
a cargo de los Padres
Agustinos de la misma orden de aquellos que aquí en la Real Villa de Caudete
tuvieron un convento situado en lo que fuera el palacio que se mandó construir
un obispo de Orihuela nacido en Madrid del que ya te he hablado en alguna otra
ocasión. Aquel convento lo tenía la Orden Agustiniana destinado para enfermería
y aquí mandaban a los religiosos enfermos que habían pasado gran parte de su
vida en misiones. Un día de julio de 1936 fueron sacados de su convento por una
partida de milicianos y trasladados al convento de San José, El Carmen, a la
sazón habilitado como cárcel, del que fueron expulsados sus dueños, los Padres
Carmelitas, 5 años antes. Fue en la mañana del 5 de agosto de 1936 cuando
una partida de escopeteros de la región valenciana que se dirigían a Madrid
consiguieron cargarlos en un camión y, a medio día, en el camino de Fuente de
la Higuera los asesinaron sin otra razón que la de ser
frailes.
Aquellos hombres, fortalecidos por la gracia del Espíritu
Santo, regaron con su sangre de mártires estas tierras. Sus restos mortales
fueron enterrados en Fuente de la Higuera y con posterioridad trasladados al
cementerio de la Real Villa de Caudete. Iniciado el proceso de santificación y
sancionado, éste, por Roma, una vez examinadas las reliquias fueron trasladadas
a Madrid, a una capilla abierta en el lado derecho de la parroquia de San
Manuel y San Benito.
Caminando hacia mi destino tuve que pasar por la puerta de la parroquia y como disponía de tiempo suficiente entré para visitarlos en el lugar en que permanecen a la espera de la Resurrección introducidos todos ellos en sencillo arcón de mármol.
Debajo de una preciosa talla de la Virgen de La Piedad, esa
que ves al principio de mis letricas. No podía por menos que pasar a saludarlos
en aquél lugar de su reposo a aquellos que yo recuerdo, cada día en la Prez
Eucarística.
Me debía esta visita desde el momento en que me enteré
que sus reliquias reposaban en aquel lugar ya que no encontré contestación a la
súplica que dirigí, en mis “Buenos días” de un 5 de agosto, aniversario de su
martirio, a los frailes que allí moran. Además me movía, principalmente, el
deseo de que se tuviera noticia gráfica en Caudete del lugar donde reposan las
reliquias de unos hombres que tanto bien hicieron por sus gentes de entonces en
tiempo de grandes penurias, aquí en la Villa que fue para ellos el lugar desde
el que se levantaron para acudir al encuentro con Dios Padre.
Recibe mi saludo, mis
¡¡¡¡¡¡BUENOS DÍAS!!!!!!!
24.12.2021 Viernes. (C. 1.431)
P. Alfonso Herrera Serrano. Carmelita.
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