BAILES DEL NIÑO
Nunca se ha podido fijar con exactitud la fecha del comienzo de esta
extraordinaria manifestación popular que se celebra en nuestro pueblo, ni tan
siquiera una aproximación exacta por la irremediable pérdida de documentos. La
única fecha que conocemos es la de la fundación de la Cofradía en 1717 y que suponemos
se fundó dada la gran devoción que a esta imagen se le hubo de dispensar en
esas fechas, por lo que su fiesta (Bailes) ya debía tener fuertes raíces en
nuestro pueblo.
Con el dato se puede afirmar con un mínimo margen de error que el nacimiento
de los Bailes del Niño hubieron de nacer unos cien años antes (1580 - 1620) época
de la que data la elaboración de la imagen primera del Niño Jesús que se venera
en nuestra parroquia.
La
primera manifestación de estos Bailes fue la elaboración de una Dançà
(Danzas y Taritaitero) siguiendo el modelo de todas las que se elaboraron en
el Antiguo Reino de Valencia. Musicalmente, la más parecida se encuentra en la
localidad de Quatretonda, aunque también la de la Font de la Figuera es extraordinariamente
parecida. A esta Dançà primeriza que solía interpretarse en la Plaza
Mayor y en la procesión de la imagen (como la mayoría de ellas se interpretan
hoy) siguieron unas jotillas de elaboración totalmente caudetanas y evolución
ceremoniosa y repetitiva (paso de picado) que son las que hoy conocemos como
jotas número uno, dos, tres, cuatro (Tápate, María) y número cinco (Los higos). Es
posible que alguna se haya perdido irremediablemente ya que según referencias
del Primer Libro de la Cofradía (desaparecido también en estos últimos años)
estas jotillas llegaron al número de siete.
El siglo XVIII cambió fuertemente la estructura de estos Bailes, ya
que con la pérdida de la batalla de Almansa, Caudete tuvo que abandonar su zona
natural (Reino de Valencia) para quedar anexionado a la jurisdicción de
Murcia. Este hecho impregnó el folklore de Caudete de fandangos (la malagueña y
el baile de San Antón) y de seguidillas, como es el caso de las parrandas.
Paralelas a éstas también nacieron otras estructuras musicales que no
quedaron incluidas en los Bailes del Niño como son el "baile de tres"
(jota), recientemente recuperado por la Agrupación de Bailes del Niño, la "malagueña
rondeña" (fandango) y la "carbonera” (U i dos). Otras
desaparecieron por exigencias del tiempo como la Dançà del Velatori (fandango),
y otras se fueron anexionando a nuestro folklore por razones que distan mucho
de las razones auténticamente folklóricas como son la "Aurelia" (sevillana),
la "jotica" (jota de la elaboración popular caudetana) y una canción
popular valenciana ("Porque estás colorá")
A
principios de este siglo, los Bailes se encontraban al borde de la extinción y
no llegaron a celebrarse durante unos años. Fue en la década de los cuarenta
cuando se les da nuevo impulso a estos bailes, introduciéndole variaciones tan
fuertes (vals del emperador, vals de las olas del Danubio, y otro vals sin
catalogar) que la estructura musical-popular de los Bailes quedó gravemente
dañada. Este hecho con la irremediable pérdida de pasos, giros, movimientos y
degeneración progresiva en la vestimenta han hecho que los Bailes del Niño se
encuentren hoy en su punto más bajo en cuanto a valor folklórico y pureza,
aunque es confortante reconocer que también se encuentran en la cota más alta
de aceptación y participación popular. La labor de la Agrupación de Bailes del
Niño se encuentra en saber conjugar perfectamente estas dos constantes. Muy
poco espacio para decir tantas cosas pero muy pronto estaremos nuevamente con
ustedes con nuestra música, nuestros textos y nuestras canciones. Muchas
gracias.
AGRUPACIÓN DE BAILES DEL NIÑO
Revista
Fiestas del Niño, Caudete, 1983, s.p.
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