martes, 13 de diciembre de 2022

Bailes del Niño.


BAILES DEL NIÑO


Nunca se ha podido fijar con exactitud la fecha del comienzo de esta extraordinaria manifestación popular que se celebra en nuestro pueblo, ni tan siquiera una aproximación exacta por la irremediable pérdida de documentos. La única fecha que conocemos es la de la fundación de la Cofradía en 1717 y que  suponemos se fundó dada la gran devoción que a esta imagen se le hubo de dispen­sar en esas fechas, por lo que su fiesta (Bailes) ya debía tener fuertes raíces en nuestro pueblo.

 

Con el dato se puede afirmar con un mínimo margen de error que el nacimiento de los Bailes del Niño hubieron de nacer unos cien años antes (1580 - ­1620) época de la que data la elaboración de la imagen primera del Niño Jesús que se venera en nuestra parroquia.

 

La primera manifestación de estos Bailes fue la elaboración de una Dançà (Danzas y Taritaitero) siguiendo el modelo de todas las que se elabora­ron en el Antiguo Reino de Valencia. Musicalmente, la más parecida se encuentra en la localidad de Quatretonda, aunque también la de la Font de la Figuera es ex­traordinariamente parecida. A esta Dançà primeriza que solía interpretarse en la Plaza Mayor y en la procesión de la imagen (como la mayoría de ellas se inter­pretan hoy) siguieron unas jotillas de elaboración totalmente caudetanas y evo­lución ceremoniosa y repetitiva (paso de picado) que son las que hoy conocemos como jotas número uno, dos, tres, cuatro (Tápate, María) y número cinco (Los hi­gos). Es posible que alguna se haya perdido irremediablemente ya que según refe­rencias del Primer Libro de la Cofradía (desaparecido también en estos últimos años) estas jotillas llegaron al número de siete.

 

El siglo XVIII cambió fuertemente la estructura de estos Bailes, ya que con la pérdida de la batalla de Almansa, Caudete tuvo que abandonar su zona natu­ral (Reino de Valencia) para quedar anexionado a la jurisdicción de Murcia. Este hecho impregnó el folklore de Caudete de fandangos (la malagueña y el baile de San Antón) y de seguidillas, como es el caso de las parrandas.

 

Paralelas a éstas también nacieron otras estructuras musicales que no quedaron incluidas en los Bailes del Niño como son el "baile de tres" (jota), re­cientemente recuperado por la Agrupación de Bailes del Niño, la "malagueña rondeña" (fandango) y la "carbonera” (U i dos). Otras desaparecieron por exigencias del tiempo como la Dançà del Velatori (fandango), y otras se fueron anexionan­do a nuestro folklore por razones que distan mucho de las razones auténticamente folklóricas como son la "Aurelia" (sevillana), la "jotica" (jota de la elaboración popular caudetana) y una canción popular valenciana ("Porque estás colorá")

 

A principios de este siglo, los Bailes se encontraban al borde de la extinción y no llegaron a celebrarse durante unos años. Fue en la década de los cuarenta cuando se les da nuevo impulso a estos bailes, introduciéndole va­riaciones tan fuertes (vals del emperador, vals de las olas del Danubio, y otro vals sin catalogar) que la estructura musical-popular de los Bailes quedó gra­vemente dañada. Este hecho con la irremediable pérdida de pasos, giros, movimientos y degeneración progresiva en la vestimenta han hecho que los Bailes del Niño se encuentren hoy en su punto más bajo en cuanto a valor folklórico y pureza, aunque es confortante reconocer que también se encuentran en la cota más alta de aceptación y participación popular. La labor de la Agrupación de Bailes del Niño se encuentra en saber conjugar perfectamente estas dos constantes. Muy poco es­pacio para decir tantas cosas pero muy pronto estaremos nuevamente con ustedes con nuestra música, nuestros textos y nuestras canciones. Muchas gracias.

 

AGRUPACIÓN DE BAILES DEL NIÑO

Revista Fiestas del Niño, Caudete, 1983, s.p.





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